...ya sabemos o imaginamos lo que van a pensar los vecinos. Si no se habla con la verdad, se trastoca la historia y los resultados como están a la vista no son favorables.
Es necesario que terminemos con la mentira del “punto de coparticipación”. Nadie nos quitó nada. Nunca se perdió nada. Se cedió. El punto de coparticipación federal que la provincia de La Rioja no puede usufructuar es debido a que fue cedido en el año 1988 por el ex gobernador Carlos Saúl Menem, fue refrendado por los diputados provinciales de esos años, dándole la figura de ley.
Punto y aparte. Asumiendo con adultez la realidad, es que podemos avanzar desde un punto cierto. De lo contrario quedamos en un estado adolescente con reacciones espasmódicas que no nos llevan a ningún lugar.
Discutir el porqué será labor de historiadores que ya deberían haber aparecido (disculpen mi desinformación) si es que, alguno expuso sobre la materia. Podemos justificarlos sin ciencia cierta que fue producto de desencuentros históricos con accidentes terrenales en la última interna peronista entre Cafiero/Menem. Podemos decir que en plena campaña presidencial se fundió el Banco Rioja. Recordarán los más entrados en años y pueblerinos curiosos la voladura de la puerta del Banco Rioja. Dos veces quebrado y dos veces rescatado.
Se podrá decir mirando de soslayo; “me lo contaron ayer…las lenguas de doble filo” y miles de historias más, pero lo cierto es que el famoso y perverso discurso de la estafa, del pobrecito que lo jodieron, de lo mal intencionados de estos porteños arrebatadores, de la batalla épica “Vamos a recuperar lo que es nuestro, lo que nos corresponde” etc, etc, etc… ¡YA NO VA MÁS!
Asumamos adultamente que el punto lo cedieron y desde esa perspectiva real, podremos comenzar a transitar un camino de convencimiento y renegociación.
Los fondos extra coparticipación que vienen a suplir la desigualdad en la que vivimos, llegan a nuestra provincia luego de largas y eternas reuniones. Peregrinajes semanales en pasillos ministeriales para destrabar tal o cual partida presupuestaria. No debería ser así. No debería terciar el color político, no debería manosearse de tal modo las relaciones institucionales.
Así como es allá es acá. Quintela padeció en carne propia siendo intendente, el apriete a través de los fondos, la asfixia en las partidas y la incapacidad de poder planificar nada.
Mientras tanto también internamente debemos hacer nuestros deberes. La ley de coparticipación que hoy rige en el territorio provincial, es producto de peleas internas y desafíos a ultranza del actual gobernador cuando era intendente de la ciudad capital. Y no es suficiente.
Se debe poner en agenda una nueva ley de coparticipación provincial. En consonancia con la Nación. Redistribuyendo con equidad y delegando responsabilidad a los distintos intendentes departamentales.
La pandemia debió servir en todos los niveles del estado para estudiar serias reformas y mejoras institucionales. Así como es imprescindible una reforma de nuestro sistema de justicia (pero en serio) que todo objetivo sea puesto en que la administración de justicia llegue al ciudadano. Con tribunales orales, salas de resolución inmediata para cuestiones menores, modificar inmediatamente la ley de adopción, modificar el código penal a modo tal que ciertas figuras de delitos no sean excarcelables, terminar con la puerta giratoria que sale antes el delincuente de lo que tarda el oficial de escribir el sumario. Una justicia que trabaje para tener a los criminales tras las rejas y a la sociedad, aquellos que trabajan, estudia, pagan sus impuestos, aquellos hombres y mujeres de bien caminando libremente.
Se debe implementar una verdadera reforma del Estado. Hoy más que nunca imprescindible. La pandemia nos enseñó que con el 40 % de la planta del Estado trabajando, puede llegar a ser más eficiente, más asertivo y tener menos gastos. El Estado es responsable de comenzar a estudiar una reforma para reorientar y eficientizar al 60% de los trabajadores de sus plantas que deberán trabajar de otro modo.
Muchos de ellos desde sus casas, mucho de ellos desde sus barrios.
Nuestros legisladores deberán agilizar leyes mucho más dinámicas y actualizadas en todos los órdenes. Sólo a modo de ejemplo: las compras del Estado deben ser modificadas con urgencia. Para que el Estado pueda comprar con transparencia. Con las partidas reales y las necesidades reales.
El Estado no puede seguir haciendo que compra toner para impresoras, cuando está comprando una computadora. O papel blanco cuando en realidad recibe calculadoras. Porque hay partidas para gastos, pero no para compra de mobiliario.
Hay que hablar de la reforma laboral para los tiempos que corren. Una reforma política para terminar de una vez por todas con las listas sábanas, con los votos de papel, terminar con las colectoras, implementar el 50% de género no tan sólo encargos electivos, que los diputados no pueda ejercer más de dos periodos consecutivos…
Quizás estos son solo algunos ejemplos singulares y primarios. Quizás no tanto y se los dejo a los que saben lo que hay que hacer y no lo hacen.