Le preguntaron a Alberto Fernández en la intimidad de la quinta de Olivos, si el millón de casos detectados de COVID-19 cambiaba su decisión sobre los términos de la próxima etapa de la cuarentena que anunciará antes del fin de semana. “No”, contestó sin dudar. Y frente a dos miembros de Gabinete que ya se transformaron en su sombra, el Presidente agregó: “Me preocupa el número, porque los casos siguen. Pero vamos a seguir trabajando a full para contener los contagios y garantizar la atención médica”.
Alberto Fernández mantendrá su actual estrategia de cuarentena que pone foco sanitario a determinadas zonas del país. El Presidente tiene intenciones de extender los actuales términos del confinamiento a las 18 provincias descriptas en su último Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), y si no cambia de opinión, la próxima cuarentena se prorrogará hasta el domingo 8 de noviembre.
Mendoza, Córdoba, Santa Fe y Río Negro son las provincias que más preocupan al jefe de Estado. Y como sucedió hace quince días, dialogará con Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof antes de enfrentar a las cámaras para anunciar una nueva extensión de las medidas de confinamiento selectivo.
Alberto Fernández soslaya las críticas de la oposición, y aún evalúa que la cuarentena es la única herramienta que tiene para atenuar las consecuencias de la pandemia. “Sin la cuarentena tendríamos más de 50.000 muertos. Algunos dicen que superaríamos los 70.000 muertos”, comentó el Presidente antes que llegara Evo Morales a Olivos.
“Es hora de hacerse cargo de que esto no funcionó y debería prepararse la tarea para contener los rebrotes del año que viene. Se supone que quedan octubre y noviembre como meses malos, en el verano se irá amesetando y luego habría un rebrote, que es lo sucedió en otros países”, opinó Alfredo Cornejo, titular de la Unión Cívica Radical.
Alberto Fernández y Cornejo tuvieron una charla telefónica para encontrar puntos de contacto entre el oficialismo y Juntos por el Cambio. Pero todo terminó encallando cuando Rodríguez Larreta sufrió la poda de la coparticipación federal asignada a la Ciudad de Buenos Aires. Desde ese momento, no volvieron a hablar y la relación política es un cero a la izquierda.
“Treinta mil contagios en Francia; quince mil contagios en Italia. Sin cuarentena hubiera explotado todo”, argumentó el Presidente cuando conoció que Juntos por el Cambio exigía que terminaran las medidas de confinamiento.
Alberto Fernández apela a la vacuna contra el COVID-19 para enfrentar a la pandemia, y apuesta a la cuarentena para evitar que haya una progresión geométrica en los casos detectados y en los muertos registrados. No tiene otro plan a la vista, y poco le importa que su repetición constante afecte su imagen ante la opinión pública.
“Luego de más de 200 días de aislamiento social, el indicador de aprobación de Alberto Fernández en relación al manejo de la pandemia obtiene por primera vez un diferencial negativo. Su aprobación alcanza el 43 por ciento y la desaprobación se encuentra en 47 por ciento, 3 puntos por encima que en septiembre”, asegura la última encuesta de Poliarquía que aterrizó en Olivos.
El Presidente conoce este sondeo de opinión, y contestó sin eufemismos cuando un secretario de Estado le preguntó si estaba preocupado por la caída de su imagen política como consecuencia de la cuarentena. “Lo único que importa es atajar al COVID-19 y que haya camas para atender a los contagiados. No es tiempo de mirar las encuestas", opinó ante su amigo que ocupa un cargo estratégico en la administración peronista.
Pese al millón de contagios detectados, a la suma constante de muertos y a las críticas de la oposición, Alberto Fernández anunciará en 72 horas que la cuarentena continuará en noviembre. El Presidente defiende la aplicación del confinamiento y ya aguarda lo peor: sus expertos ad honorem le informaron in voce que una segunda ola puede llegar en marzo.
infobae.com