Repitamos cien veces: el preservativo es el único método que, además de evitar el embarazo, previene el contagio de infecciones de transmisión sexual. Punto. Debemos usarlo y debemos usarlo en todas las prácticas, es decir, no solo penetraciones vaginales sino también anales y orales. Probablemente, la mayoría de las personas ya lo sabía antes de leer esta nota y, sin embargo, las estadísticas sugieren lo contrario: según una encuesta realizada en 2017 a treinta mil argentinos, sólo un 15% reconoce usarlo siempre.
Entre las infecciones de transmisión sexual -o ITS- se encuentran el VIH, la clamidia, la hepatitis, la gonorrea, el HPV y la sífilis. Son infecciones (algunas crónicas) que se transmiten a través de la sangre, el semen, el líquido preseminal y/o el fluido vaginal por virus, bacterias y parásitos. El sexo incluye un montón de cosas que estamos acostumbrados a separar, esconder, negar, en pos de una idea romántica, estética y falsa de la situación sexual. No nos olvidemos de que somos mamíferos y no actores de Hollywood. Por eso, menos ficción y más protección.
Algunas personas manifiestan cierto recelo al momento de ponérselo por miedo a perder la erección
Y aunque de esto mucho no se hable, ¿alguien puede relajarse y gozar sabiendo que corre riesgo de contraer alguna de estas infecciones? Cuidarse y cuidar al otro es indispensable para quien quiere disfrutar de su vida sexual. Muchas veces a la hora de un encuentro sexual estamos más preocupados por nuestra “performance”, poniendo el foco en llegar o en demorar el orgasmo, cuando en realidad lo que más se valora en la cama es la empatía y el no poner en riesgo al otro. Podés “hacer todo bien” pero si te negás al uso de preservativo se va todo al tacho.
Por eso lo principal es naturalizar su uso y para eso nada como acostumbrarse. La práctica hace al maestro. Para todos los dramas respecto de su uso no hay una solución más simple: usarlo y usarlo siempre. Algunas personas manifiestan cierto recelo al momento de ponérselo por miedo a perder la erección. En lugar de que el miedo te paralice, te invito a trascenderlo practicando y mucho. Usar preservativos para masturbarse puede ser una estrategia efectiva. Es una forma de familiarizarse para tenerlo incorporado al momento del encuentro con el otro.
En el mercado hay finos, super finos, lubricados, reforzados, texturados, saborizados y hasta fluorescentes
Un dato muy importante es que existen diferentes tipos y tamaños de preservativos. Encontrar el adecuado para cada uno también es fundamental porque muchas de las molestias que pueden aparecer pueden tener que ver con que no sea el modelo indicado. Si te aprieta o se te sale, no sólo no vas a querer usarlo, sino que además, puede no ser eficaz. Para eso, chequeá cual es el talle adecuado. También si sos alérgico/a al látex vas a tener que buscar los preservativos de poliisopreno. Luego son cuestiones de gusto si son finos, super finos, lubricados, reforzados, texturados, saborizados y hasta fluorescentes.
Tenerlo cerca es otra medida que puede colaborar en el momento para no distraerse y permanecer conectado con los estímulos. Mantener el contacto corporal y la mente conectada a la excitación también ayuda. En cualquier caso, si se pierde la erección, tampoco es tan grave. Se puede continuar la situación estimulando otras zonas del cuerpo, con besos, caricias, masajes, hasta que se pueda retomar.
La falta de uso -o el mal uso- del preservativo trae como consecuencia el regreso de enfermedades que se creían controladas
No es menor destacar que los preservativos se encuentran dentro del Plan Médico Obligatorio, y que según lo establece la Ley 25.673 de Salud Reproductiva en Argentina, deben ser de entrega gratuita en hospitales y centros de salud públicos, pero también en las obras sociales y prepagas. Podés pedir tu reintegro con receta o retirarlo de manera gratuita en el punto de distribución más cercano. Circula la falsa creencia de que los preservativos gratuitos son de mala calidad, pero esto es un mito. Es importante que podamos aprovechar los recursos para incorporar y facilitar su uso.
Tengamos en cuenta que si alguien no quiere usar preservativo en un encuentro sexual, probablemente no lo use en ninguno. Y ojo, la confianza tampoco es un método de prevención ni hacer juicios a partir del “estilo de vida” de las personas. El sexo tiene que ser ante todo practicado con libertad y empatía y, no te olvides, que cuidarse, calienta.
*Cecilia Ce es psicóloga, sexóloga y autora de los libros Sexo ATR y Carnaval toda la vida (editorial Planeta). En Instagram: @lic.ceciliace
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