Y sostuvo que no se debe politizar algo que se vincula con “la vida y la muerte”.
“Cuando estamos frente a la posibilidad de sostenernos en la vida, eso no se puede politizar. La vacuna es para bien de todos”, dijo monseñor Oscar Ojea, obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), en su mensaje semanal en video y en esta ocasión referido al domingo de Cuaresma y a las tentaciones.
Al respecto, Ojea dijo: “Pienso en las tentaciones que tenemos los argentinos en este momento. Pienso en que tenemos la tentación tremenda de autodestruirnos, y de boicotearnos aquello que nos puede hacer bien”.
Y a continuación expresó su consternación ante la revelación del favoritismo en la aplicación de la vacuna anti Covid-19 y recordó cuáles deberían ser las prioridades en su aplicación. “Ahora vivimos perplejos la politización de la vacuna. La vacuna, que como el Santo Padre nos ha dicho repetidas veces, debe tener un alcance universal, nadie debe quedar sin ella, y primero merecen recibirla aquellos que tienen la responsabilidad de los cuidados esenciales”, fueron sus palabras.
El obispo se refirió así al escándalo que desató el periodista Horacio Verbitsky al revelar en una entrevista radial que se había vacunado utilizando el privilegio de ser “un viejo amigo” del ministro de Salud, Ginés González García. De este modo, expuso un modus operandi del funcionario que consistía en convocar a algunos privilegiados a vacunarse en el ministerio salteando todos los criterios sanitarios y cuando aún no ha sido completada la vacunación del personal de salud.
La revelación impactó a la opinión pública y desató tal ola de indignación que la situación de Ginés González García al frente del ministerio se volvió insostenible y el presidente de la Nación, Alberto Fernández, decidió pedirle la renuncia, designando en su reemplazo a Carla Vizzotti, hasta ahora Secretaria de Atención a la Salud.
Sin embargo, el escándalo está lejos de concluir dado que a medida que pasan las horas se dan a conocer más y más casos de vacunaciones de privilegio de funcionarios, políticos, sindicalistas, además de familiares y amigos del poder.
“Con esto [de la vacuna] tenemos que tener una gran delicadeza -agregó- porque se trata de la vida y la muerte. Cuando nosotros estamos frente a la posibilidad de sostenernos en la vida, eso no se puede politizar. La vacuna es para bien de todos”.
El obispo de San Isidro, un hombre muy allegado al papa Francisco, invitó a los argentinos a pedirle al Señor “no ceder ante la tentación y la ruptura de la división”. “Así es el espíritu del mal que nos lleva a romper, a cortar nuestra relación con la naturaleza dentro de nosotros mismos y con los hermanos y hermanas”.
Monseñor Ojea había evocado también en su mensaje el funeral de Diego Maradona, como una oportunidad perdida por la tendencia autodestructiva de los argentinos: “Hace unos meses desaprovechamos el despedir juntos a un ídolo del deporte. Y esa partida remarcó más la división entre nosotros.
Y concluyó: “Pidámosle al Señor que venció la tentación, que superó la prueba, que nos dé la fuerza, para vencer esta tremenda tentación de autodestruirnos”.
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