04 MAR | 10:30

"Hay que hablar de los roles tradicionales de género en nuestra sociedad"

La Doctora Fran de Castro Bubani, activista Trans e investigadora asistente del CONICET, reflexionó acerca del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia que se conmemoró el pasado 11 de Febrero y su relación con la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, sancionada recientemente por el Senado...
Bubani remarcó que “el día de la mujer y la niña en la ciencia es una fecha importante porque entre otras cosas, visibiliza el hecho que muchas áreas de la ciencia siguen siendo todavía dominadas por varones, no logramos todavía la igualdad de géneros. La participación de mujeres en la ciencia sigue siendo baja en proporción a los varones. Por supuesto que hay diferencias importantes según cada área, y hay un detalle que no es menor que es el tema de las niñas porque hay estudios científicos que indican que a una edad muy temprana las niñas empiezan a perder el interés por las ciencias, empiezan a creer que son peores que los varones en algunas áreas del conocimiento” indicó.
 
Opinó también que hay que hablar de los roles tradicionales de género en nuestra sociedad. "Tradicionalmente el lugar de la lógica, el pensamiento crítico, científico, estaba reservado para los varones, esto tiene un montón de reflejos y desde edad muy temprana como consecuencia de esa carga patriarcal, porque acá hay que hablar de patriarcado, como consecuencia de eso las niñas ya empiezan a perder el interés por una posible carrera científica, por supuesto que hay excepciones, no son todas las niñas, pero es algo que se puede medir, de hecho ya está estudiado en varios trabajos científicos”.
 
“Escuchamos tantas veces que eso no es para nosotras, que eso es para varones”, dijo refiriéndose a algunas áreas de las ciencias exactas, como por ejemplo, las ingenierías; “que en algún momento lo empezamos a creer, empezamos a creer, nosotras las mujeres que no somos lo suficientemente buenas, que no tenemos la capacidad para lograrlo y terminamos con un autosabotaje y decidimos muchas veces no salir adelante”, reflexionó la Doctora.
 
“Eso no es cierto, hay distintos estudios científicos que demuestran que no hay una diferencia de capacidad inherentes a los géneros para las ciencias, si hay cuestiones culturales muy duras, entonces el mensaje es que tenemos que creer en nosotras, que no nos digan qué es lo que podemos hacer porque podemos hacer todo lo que queramos”.
 
Con respecto a la ley, dijo que es muy importante porque nos permite algo de estabilidad y crecimiento sostenido a lo largo de muchos años, hay que recordar que el desarrollo científico es una cuestión de soberanía, es fundamental para el desarrollo de nuestro país y el bienestar de nuestro pueblo, no hay países desarrollados sin un sistema científico razonablemente fuerte, eso no existe, y además la ley también incluye una sección que habla de la participación de mujeres y diversidades en el sistema científico, a eso, también le podemos sumar el programa nacional para la igualdad de géneros que también atraviesa nuestro sistema científico, son iniciativas que están buscando mejorar una serie de condiciones de discriminación”.
 
Además, mencionó que es muy importante que en algunas instituciones tengamos una alta participación de mujeres, como es el caso de la carrera de investigación del CONICET, que tiene un alto porcentaje de mujeres, "cuando miramos por jerarquía, vemos que las mujeres nos concentramos en los cargos más bajos y los cargos más altos están ocupados por varones, son cargos con salarios más altos, con más responsabilidad, jerárquicos, con poder de decisión y poder de decisión sobre nuestras carreras, sobre nuestras trayectorias profesionales, entonces ahí se arma un círculo vicioso que perpetúa esa dominación de los varones en distintas áreas y que las distintas leyes e iniciativas del gobierno tratan de corregir”.
 
Consultada sobre su experiencia y el camino transitado, la Doctora respondió: “Yo tenía la intención de hacer mi transición de género y seguir trabajando, tener un perfil bajo, seguir con mis tareas de investigación y docencia pero fui muy ingenua al pensar que lo podría lograr, porque la violencia y la discriminación que sufrí fueron tremendas, eso fue lo que me empujó hacia el activismo. Vi en el activismo una respuesta política a la discriminación y a la violencia contra mujeres y diversidades en el área donde estoy”.

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