...en Ámbito Financiero, Gabriel Michi en la Revista Noticias y Néstor Sclauzero cronista y conductor en América TV.
El viernes por la noche y con motivo del 27° aniversario del atentado a la AMIA, el Departamento de Cultura de la Sociedad Hebraica Argentina convocó a una charla con cuatro periodistas que aquel 18 de julio de 1994 realizaron la cobertura de los hechos. Conducido por el periodista y escritor Hernán Dobry, el encuentro tuvo como objetivo conocer cómo habían sido las primeras horas al enterarse de la noticia, cómo transcurrió la cobertura y sus experiencias como profesionales de la comunicación para transmitir semejante tragedia.
“Me instalé en Ayacucho con el móvil de exteriores y mi trabajo fue ir a pedir las listas que cambiaban constantemente. La gente esperaba esas listas con información sobre sus familiares” contó Fanny Mandelbaum. Las imágenes de aquellos días se le vienen a la cabeza en forma desordenada. “Hacía falta café y agua. Agua para la gente que seguía atrapada bajo los escombros, café para los socorristas. Y ahí se vió la solidaridad de la gente. Empezaron a llegar termos de café y botellitas de agua”.
El atentado, además, la atravesó de manera personal. “Los hijos de Mirta Strier son los nietos de mi cuñada. Lo que a mí me golpea desde hace 27 años es que cuando fui a verlos al día siguiente del atentado, me empezaron a preguntar ‘¿dónde está mi mamá?’ Todas las noches íbamos a verlos y cada vez no sabía qué contestarles. Luego fui conociendo a otros familiares y a tanta gente que se acercaba al móvil para buscar información. Para mí fue dolorosísima la cobertura. Toda la gente, la mamá de Santiaguito, Sofía Guterman, cuando los recuerdo se me estruja el corazón, porque los primeros días se hizo muy poco para investigar”.
Gabriel Michi, que entraba a la redacción después del mediodía, se enteró a través de la radio y en simultáneo por el llamado de su madre. Inmediatamente se cambió y salió para la calle Pasteur. “Yo había estado cubriendo el atentado a la Embajada dos años antes y había quedado muy schokeado con esa cobertura. Uno como periodista a veces se pone un traje de amianto para poder afrontar semejante tragedia, si no se te hace imposible seguir trabajando”. Michi relató que al llegar a las cercanías de la AMIA se iba encontrando con colegas, fotógrafos, cronistas, la mayoría autoconvocados para estar en el lugar de los hechos. “Una cosa caótica. Era muy difícil pasar información a la revista. No teníamos celulares, había que buscar teléfonos públicos.” Finalmente, a la tarde de ese 18, la revista decide preparar un número especial y distribuye las tareas de su personal. “A mí me asignan la Casa de Gobierno. Me tocó entrevistar a Carlos Corach y estando en su despacho, alrededor de las 6 de la tarde se produce un derrumbe mientras estaban trabajando los bomberos y los rescatistas. Corach se agarraba la cabeza. Más allá de todos los cuestionamientos que tuvo el accionar del gobierno de Menem, el impacto era muy fuerte.”
Néstor Sclauzero trabajaba en la presentación en América TV. Ese lunes estaba durmiendo porque venía de haber pasado un fin de semana con su padre al que fue a visitar para darle la noticia del embarazo de su mujer. “Me despertó el estruendo, prendí la radio, Radio Del Plata, Martín Canaes hablaba de un atentado. Fui allí espontáneamente, a ver qué pasaba, más aún después de la experiencia de la Embajada, y con una sensación muy especial: ¿otra vez acá?”
Atentado a la AMIA. Los periodistas evocan cómo fue la cobertura de ese hecho, en julio de 1994
Atentado a la AMIA. Los periodistas evocan cómo fue la cobertura de ese hecho, en julio de 1994
Una de las cosas que más le impactaron fue que se encontró con un escenario de mucha conmoción y de mucha solidaridad, por un lado, y por otro, con una gran labor periodística. “Todos los canales comenzamos a transmitir en directo con cámaras fijas. Recuerdo que me tocó subir por la esquina, por los techos. Los periodistas nos quedamos en el techo de un local frente a la AMIA. Nos quedamos ahí sin poder bajar, muchísimos fotógrafos, cronistas, camarógrafos. Era una imagen muy fuerte. El ruido del silencio. El ruido de los generadores de electricidad que había para iluminar en la noche, lloviznaba, hacía mucho frío, y los rescatistas que trabajaban y pedían aún más silencio para escuchar las voces de posibles sobrevivientes. Y la pregunta que a mí me queda es que después de tantos años, aún no sabemos lo que ocurrió y seguimos pidiendo justicia.”
Sergio Dattilo, que en ese entonces escribía notas de economía en Ámbito Financiero, manifestó lo importante que fue para los familiares, ya al día siguiente del atentado, saber que llegaban rescatistas de Israel. “Los familiares estaban concentrados en el sótano del Colegio Rambam, que durante un tiempo funcionó como la sede provisoria de la AMIA. Es la imagen más fuerte que tengo de esos días. La gente pidiendo por favor por los rescatistas israelíes para poder encontrar a sus seres queridos”. Dattilo relató que su tarea profesional se vió modificada a partir del atentado a la embajada y luego con el de la AMIA. A partir de entonces, muchos periodistas comenzarían a cubrir la vida comunitaria. “Antes ¿quién sabía el nombre del presidente de la AMIA o de la DAIA?... Cubrir dos atentados masivos como estos fue llegar a un lugar que no sabías que existía. Al mismo tiempo yo conocía las caras de muchos de los que trabajaban en AMIA y que resultaron muertos. No eran fantasmas, para mí eran personas.”
Hacia el final, Fanny Mandelbaum destacó el trabajo periodístico. “No podíamos molestar a la gente que hacía el trabajo de rescate. No tenías con quien hacer una nota. Salvo ser un puente entre la gente que necesitaba informar a sus familias, un puente para poder llevar tranquilidad. La solidaridad entre los colegas también fue muy grande.” Y agregó: “No se quiso investigar. Los periodistas no nos olvidamos, no hemos faltado a ningún acto, seguimos en contacto con los familiares de las víctimas. La AMIA nos interpela constantemente, no solo los 18 de julio. A mí el tema de la AMIA no me deja descansar en paz”, concluyó
Por su parte, Néstor Sclauzero admitió que “es un capítulo tristísimo de nuestra historia reciente”, expresó además su solidaridad con los familiares y toda la gente que ha perdido a sus seres queridos y concluyó: “Es tremendo que no sepamos hoy qué fue lo que ocurrió, todas las investigaciones quedaron en la nada. Seguimos dando vueltas en la búsqueda de lo primario para saber que sucedió realmente”
Sergio Dattilo reflexionó sobre su imposibilidad como periodista de disociar lo humano de lo profesional y reconoció: “Eran mis hermanos argentinos, mis hermanos judíos. Y cómo lo transmitís, lo mejor que podés. Nunca más leí mis notas de esos días, y eso que escribía tres notas por día. Fue el peor momento en mi carrera periodística.”
Por su parte Gabriel Michi hizo referencia a “la desesperación por poder contar lo incontable”, a la dificultad de transmitir el sufrimiento que se vivía por esos días en la calle Pasteur y, en especial, a la tragedia de la impunidad. “Las mezquindades políticas han hecho un desastre de esta causa que debería ser la causa número uno de búsqueda de justicia en Argentina. Hasta que no se dé una verdadera respuesta y justicia, esto va a ser una herida para el país y el periodismo debería tener más presente el tema AMIA, no solamente los 18 de julio. Porque se ha demostrado que en Argentina la única manera de presionar a la justicia es con el acto de la memoria colectiva.”
El encuentro finalizó con el mismo reclamo desde hace 27 años: Que se haga Justicia.
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