02 AGO | 07:44

Estamos “Al borde”

Dentro de la pandemia y sus consecuencias me preocupa y ocupa la naturalización de determinadas cosas como ser la muerte. Siempre acepte y repetía “El Hombre es un animal de costumbre”. Por Carlos Scagnolari
Pero, no pensé que la costumbre también la aplicaríamos a algo tan tremebundo como la muerte. Y en muchos de nosotros la noticia de la muerte, fue progresivamente perdiendo dramatismo, la fuimos tamizando y cambiando de cantidad de muertes por cantidad de muertes del día, de día en día, al punto tal que la muerte paso a ser una palabra cotidiana, de consulta diaria “¡Cuantos murieron hoy? Che no bajamos de ….y los contagios? 
 
 
Hasta hace un año atrás, sólo hablábamos de muerte cuando fallecía un familiar muy de vez en cuando, un vecino, un conocido. Hoy la gran mayoría hablamos de muerte todos los días. Nuestros hijos hablan de muerte que antes poco hablaban.  *
 
 
Recuerdo de niño, escenas de familiares comentando la muerte de un xxx cercano y nosotros de chicos preguntando y la respuesta era…”no son cosas de chicos”…”No se metan en las conversaciones de grandes”…hoy les decimos la cifra y reforzamos…entendes por qué te decimos  que te cuides? 
 
Seguramente, algún psiquiatra o antropólogo nos podrá explicar que sucede dentro de nuestra mente y qué deberíamos hacer para limitar la naturalización. 
 
 
Por que pienso qué: la naturalización también puede provocar una suerte de despreocupación de la población y minimizar el peligro que corremos cuando descuidamos nuestra integridad física y la del mundo que nos rodea. 
 
 
Estamos viendo un relajamiento en la gran mayoría en los Bares, Bistro y Pub-Street, muy concurridos, dónde los visitantes no respetan el más mínimo de los cuidados, como ser distancia de un metro y medio.
 
 
Los comercios deben trabajar, lo necesitamos todos, los negocios deben abrir también todos necesitamos un poco de esparcimiento, pero…  entre todos tenemos la obligación de cuidarnos. 
 
 
Por varias razones, debemos cuidar nuestras fuentes de esparcimiento, debemos cuidar a los comercios para que puedan continuar trabajando, los comerciantes deben ser más duros y cuidar que los visitantes cumplan con las medidas de seguridad porque si no, deberán cerrar por imposición.   
 
 
Por una sencilla razón, desde hace varios días tenemos una muy alta cantidad de contagiados que en promedio rondan los 200 contagios diarios.  Y las camas en los hospitales continúan en porcentaje “Abismo”. 
 
 
Tenemos al personal de salud muy fatigados.
 
Y esto no es ni quiere ser una crítica al enorme trabajo profesional que vienen desarrollando a diario el personal de salud.
 
Desde el primer camillero, pasando por las enfermeras hasta llegar al mismo
coordinador del COE y el Ministro. 
 
 
Pero están fatigados. Y comienzan a producirse descuidos. Enfermos que no se cargan, medicamentos que llegan dos o tres días después, medicamentos que no llegan nunca, artículos de limpieza y desinfección que no llegan a las casas de los infectados, hisopados que se niegan si no tienen síntomas, cuando deberíamos estar hisopando en las playas de los supermercados, en las plazas, en los barrios.
 
 
La variante Delta la tenemos a 400 kilómetros, debemos extremar medidas de seguridad para tratar que no ingrese a nuestra provincia. Sin embargo, los controles (mal llamados fronterizos) entre provincia y provincia, no funcionan con la severidad que deberían funcionar. Deberían ser estrictos. Sin embargo, salí a una provincia vecina el viernes con un acompañante y tan sólo me solicitó la policía a mí el certificado de vacunación. No a mi acompañante. Y al regresar a la provincia 6 horas después ingrese sin presentar nada.    
 
 
Una familia amiga llegó de Córdoba durante el fin de semana, y  no se le solicitó en Serrezuela comprobante alguno porque directamente estaba cenando seguramente en la estación policial, tampoco le pidieron para ingresar a Chilecito. Esos errores los vamos a pagar muy caro. 
 
 
Que se organice un locro para alcanzar un premio Guinness “ponele”, en plena pandemia, con la variante Delta a la vuelta de la esquina, es un delirio que poco ayuda a que la gente crea que estamos atravesando un momento complicado.
 
Menos mal que apareció la cordura del gobernador y dijo suspendan ese locro. Pero tuvo que salir el gobernador a suspenderlo y pagar el costo político. 
 
Pero además del posible foco de contagio, la población dice sin pensarlo mucho: “Si estos se pueden mandar un locro multitudinario? Porqué yo no me puedo mandar una fiesta? Y al mismo tiempo minimizan la grave situación por la que estamos atravesando.  
 
 
Es el caso de un conocido personaje, que el hijo cumplía años y se mandó un fiestón que duro dos días.
 
 
Debemos comportarnos con responsabilidad social. Estamos al borde. No saltemos.  
 
 
No significa que a la m uerte hay que tenerle miedo, bajo ningun punto de vista. Significa no naturalizar la muerte.
 

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