Preocupa la nueva cepa de COVID-19 y su posible llegada
El Gobierno nacional dejó atrás la temporada de rosca política preelectoral y, por ende, las elecciones y las consecuencias que dejó el resultado. La nueva agenda que mantiene ocupado, y preocupado, a Alberto Fernández tiene dos temas centrales: el avance en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para lograr un acuerdo, respaldo opositor mediante, y el nacimiento de la cepa Ómicrón en Sudáfrica.
Si bien había especulaciones sobre la posibilidad de que esta semana el ministro de Economía, Martín Guzmán, viaje a Estados Unidos para continuar con las negociaciones con el Fondo, o que una misión del organismo arribe a Buenos Aires en búsqueda del mismo objetivo, ninguna de las dos cosas se concretarán. No están en la agenda que tiene el ministro para los próximos días.
En cambio, si aparece entre las actividades la visita de Guzmán a la CGT, este miércoles, para contarles a los integrantes de la central obrera cómo marchan las negociaciones con el FMI. El Gobierno busca en esa visita un gesto del sindicalismo que avale el camino que está siguiendo para poder avanzar en la búsqueda de un acuerdo.
El Gobierno espera el respaldo de la oposición al plan para negociar con el FMI
Previo al encuentro, el secretario adjunto del Sindicato de Camioneros y flamante secretario general de la central obrera, Pablo Moyano, marcó la cancha advirtiendo que no avalarán “ningún plan de ajuste, ni ninguna intención de llevar adelante una reforma laboral para sacarle derecho a los trabajadores”.
“Guzmán va a venir el miércoles a explicar cómo se llevan adelante las conversaciones con el FMI. Eso no quiere decir que la CGT va a avalar un plan de ajuste. Estamos convencidos que un gobierno peronista como el que lleva adelante Alberto Fernández no va a perjudicar a los trabajadores”, resaltó Moyano.
Si bien la CGT se muestra alineada a la gestión de Fernández y su último movimiento político para reconfigurar el poder interno dentro de la coalición, con este tipo de advertencias buscan tomar un mínimo de distancia y fortalecer su rol de peso dentro del Frente de Todos. Quieren tener mayor injerencia en la dirección que tome el Gobierno en los próximos dos años.
En este fin de año, el Gobierno quiere multiplicar los apoyos para encarar el tramo final de la negociación, que será clave para el plan económico que la gestión peronista ponga en marcha en el 2022. Restructurar la deuda sería un punto de partida beneficioso para la recuperación económica que impulsa Guzmán, que describe el ministro de Producción, Matías Kulfas, en sus últimas intervenciones públicas y que avala el Presidente desde el discurso.
Desde hace tiempo que la Casa Rosada trabaja en la búsqueda de esas voluntades que le den a la propuesta argentina un respaldo de todo el arco político, sindical y empresarial. El acuerdo con la oposición se buscará en el Congreso, mientras que el apoyo del sector empresario se espera con gestos claros. La línea unificada que repite el Gobierno frente a diferentes empresarios es que el Frente de Todos tiene una sola estrategia de negociación pese a las diferencias internas.
El primero en plantear esa idea fue el Presidente durante una reunión que tuvo con los empresarios más poderosos e influyentes del país el 12 de octubre en la Casa Rosada. Sin embargo, algunos días después endureció su postura en unos de los actos de campaña que encabezó y en donde aseguró que no se iba a poner de rodillas frente al FMI. Un grito de guerra que fue extraño teniendo en cuenta que la negociación está en pleno proceso.
Hace tres días el encargado de resaltar esa idea de unidad en la estrategia fue el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro. Durante una reunión con miembros de la Cámara Española de Comercio de la República Argentina (Cecra) aseguró que en toda la coalición de gobierno “tienen la misma postura”, en cuanto a la decisión de pagar la deuda y el diseño de la negociación que se lleva adelante.
A esa reunión asistieron referentes de 16 empresas españolas que están en el país, como es el caso de BBVA, Codere, Dycasa, Iberconsa, Indra, Naturgy, PAE, Prosegur, Santander, Telefónica, Abertis, Air Europa, Alvarez Argüelles Hoteles, Día Argentina, Iberia y Roca Argentina. El Gobierno busca ir cerrando el abanico de actores y lo hace intentando mostrar que hay cohesión interna en la postura negociadora que expone Fernández.
Otro de los guiños al empresariado llegó a través del Jefe de Gabinete, Juan Manzur, durante su exposición en el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) el último jueves. Ante varios de los empresarios importantes de la Argentina sentenció: “Vamos a buscar por todos los medios un acuerdo con el FMI”.
Con estas últimas expresiones públicas y privadas, el Gobierno parece intentar moldear un solo discurso que, a su vez, esté respaldado por una sola estrategia. Señales más claras que impliquen un guiño al FMI en medio de las negociaciones. Señales que tienen más sentido que gritar en contra del mismo ente con el que estas negociando.
En paralelo, en Balcarce 50 esperaban una señal de Cristina Kirchner vinculada a las negociaciones con el Fondo y esa señal llegó este sábado en formato de carta, a la que sintieron como un respaldo a las gestiones que encabeza Guzmán. Al menos en una primera lectura del texto que publicó en sus redes sociales.
Lo que aún no tiene el peronismo es el respaldo de la oposición. Juntos por el Cambio no ha dado ninguna respuesta concreta a la voluntad del Gobierno de buscar un acuerdo. Tampoco a la necesidad de encontrar en las filas opositoras una señal de apoyo. Necesitad que también quedó expuesta en la carta donde la Vicepresidenta recuerda la aprobación de todo el arco político del Proyecto de Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública, debatido a fines del 2020.
En el Gobierno interpretaron la carta de Cristina Kirchner como un respaldo a las gestiones del Presidente
“Como se podrá observar -escribe CFK- surge a simple vista que la totalidad de las fuerzas políticas de ambas coaliciones asumió la responsabilidad de decidir si se aprueba o no, lo que el Poder Ejecutivo negocie y acuerde con el FMI”. Queda claro que para el Gobierno es determinante que la oposición dé su visto bueno a la negociación.
Sin embargo, por ahora predomina el silencio y sobresale alguna declaración puntal como la de la presidenta del PRO, Patricia Bullrich. “Guzmán se ha juntado tres veces con el Fondo Monetario y el acuerdo todavía no salió. Tenemos una cierta desconfianza de lo que está sucediendo, porque la lógica sería que el acuerdo se hubiese cerrado antes cuando las condiciones en plena pandemia eran mejores”, reflexionó este domingo.
La oposición necesita certezas sobre en qué estado está la negociación con el Fondo. Claridad y detalles. En definitiva, eso es lo que también esperan empresarios y sindicalistas. Datos específicos sobre el lugar donde está parado el país de cara a un acuerdo. La falta de certezas solo genera más incertidumbre.
Por otra parte, el Gobierno también tiene puesta la atención en la nueva variante de coronavirus denominada Ómicrón. Nacida en Sudáfrica y con mayor velocidad de contagio, la cepa que ya empezó a girar por Europa comenzó a preocupar a la Casa Rosada, que tenía en claro que no iba a sufrir contratiempos con una tercera ola de la cepas ya conocidas.
“Estamos en una etapa de alerta y prevención”, definieron desde el Ministerio de Salud que conduce Carla Vizzotti. Para el último mes del año el Gobierno necesita aumentar la cantidad de aplicación de segundas y tercera dosis, y continuar buscando a las personas que aún no se han vacunado.
Las autoridades de Salud están preocupadas por la llegada de una nueva cepa de coronavirus llamada Ómicrón
Es posible que en los próximos días el operativo de vacunación tenga algún giro en la estrategia, aunque aún no está definido. Si bien hay conformidad con el porcentaje vacunado hasta el momento, lo que preocupa es que hay cerca de 7 millones de personas a las que les falta completar el esquema de vacunación. ¿El motivo? No se acercaron a recibir la vacuna. A ellos hay que ir a buscar.
La falta de decisión de la gente es el gran problema al que se enfrentan las autoridades sanitarias en este tiempo. En Argentina no hay grandes movimientos anti vacunas, lo que más traba el avance de la vacunación es la voluntad de cada persona. Hay vacunas, faltan brazos donde ponerlas.
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