05 DIC | 15:33
Sbíroli pide que Cambiemos y Martinez den respuestas a los riojanos
El presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados resaltó que en La Rioja, en solo un año se perdieron más de 2.500 puestos de trabajo privado, según datos de la Secretaría de Trabajo de la Nación, la mayoría en el sector fabril y comercio pyme, golpeados por la caída de ventas, pero además, esto sin contar los trabajadores en negro que vieron perder su empleo.
El legislador resaltó que “los últimos datos que se publicaron a nivel nacional muestran que el mercado de trabajo sigue en caída, con una demanda laboral deprimida que desalienta a las personas en salir a buscar un mejor bienestar”. En ese sentido, Sbíroli precisó que los datos que publica la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), mostró en octubre un continuo deterioro en el sector más protegido del empleo, lo que permite pronosticar el angustiante padecimiento que hoy viven los trabajadores no registrados.
Para el diputado sanagasteño, tanto Julio Martínez, como Brizuela y Doria, “deben dar respuesta a la gente, a los riojanos particularmente, porque son la cara visible en la provincia de estas medidas que solo han traído más pobreza y desigualdad” y agregó que “solo están para la foto, para colgarse de todos los logros y gestiones del gobierno provincial que se hacen en la Nación, cuando en realidad siguen haciendo política desde el café y no dan soluciones a la gente”.
Informe del SIPA y la EIL
Según las cifras del Sistema Integrado de Previsión Argentino (SIPA), en la Argentina existen 12,2 millones de trabajadores. Desde marzo a septiembre ya se perdieron 136 mil puestos. En seis meses de 2018 se destruyó lo que tardó 18 en construirse, del período octubre del 2016 a marzo pasado. Y el panorama hacia adelante no es promisorio. Los datos señalan que para el tercer trimestre se espera un fortísimo descenso de los puestos actuales, una mayor cantidad de personas desalentadas en buscar trabajo y un aumento del ritmo inflacionario. Un combo que derivará en mayor crecimiento de los niveles de pobreza.
La pobreza y la inflación en alza empujan a los sectores vulnerables y a las personas inactivas a volver al mercado de trabajo para complementar los bajos ingresos, pero las condiciones no son las mejores. Compiten directamente con los desocupados recientes y los jóvenes (nuevos activos). Para peor, las tareas rentadas que hoy se consiguen son subocupaciones de pocas horas de trabajo u ocupaciones precarias, con bajos salarios carcomidos por la suba generalizada de precios.
Los datos de la EIL de octubre de 2018 reflejan:
Una caída del empleo formal intermensual de 0,3% frente a septiembre y una baja interanual de 1,6% frente a octubre de 2017.
Todas las actividades fueron afectadas, con excepción de la Intermediación Financiera y los Servicios Sociales y Comunales.
Las organizaciones más afectadas son las pymes: el desplome interanual según el tamaño de la empresa fue de 2,5% en las que tiene entre 10 y 49 trabajadores; de 1,4% entre 50 y 199, y de 1,1% en las compañías que tienen más de 200.
Por séptimo mes consecutivo el nivel de incorporaciones (tasa de entrada) se mantiene en mínimos históricos, por debajo del 2%. Para encontrar una situación similar hay que remontarse al 2001.
Cada vez menos empresas realizan búsquedas de personal y casi no existe diferencia (apenas 0,9%) entre las empresas que dicen que esperan aumentar sus dotaciones y las que esperan disminuirlas. Las empresas que contratan nuevo personal optan por modalidades contractuales más precarias. Crece la cantidad de personas demandantes de empleo, pero sin expectativas.