Con más de 383 millones de personas afectadas por el COVID-19 en el mundo y 5.693.824 muertes reportadas tras dos años de pandemia, hoy los coronavirus captan la atención de la humanidad como nunca antes.
Se han identificado 45 especies de coronavirus desde 1971 en que se aceptó el nombre. Uno de ellos es el coronavirus NeoCoV, que afecta a los murciélagos. Pero los científicos aclararon ahora que no se ha transmitido a los seres humanos. Tampoco es una variante del coronavirus que causa la enfermedad COVID-19.
El NeoCoV es un coronavirus que infecta a una especie específica de murciélagos y que se considera el pariente más cercano al coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV). Fue descripto incluso antes del coronavirus que causa el COVID-19. Fue estudiado por los científicos desde al menos el año 2013.
“Hasta ahora, no hay evidencia de que el NeoCoV haya infectado a los humanos o a otros animales que no sean murciélagos. Además, los datos actualmente disponibles indican que el NeoCoV no puede infectar a los humanos”, dijo a Reuters Manuela Zingl, de Charité - Universitätsmedizin de Berlín, que forma parte de la Facultad de Medicina de la Universidad Libre de Berlín y la Universidad Humboldt de Berlín. “Cualquier infección de humanos con NeoCoV es pura especulación y no puede predecirse en base a los datos disponibles”.
En las redes sociales, se difundió recientemente información falsa al decir que los científicos chinos han descubierto al NeoCoV como una novedad y con alto riesgo para los seres humanos. Sin embargo, el virus sólo se ha detectado en murciélagos, y un artículo científico reciente sugiere que se vigile el NeoCoV por si una mutación pudiera transmitirse a los humanos.
Lo cierto es que en 2014 científicos del Centro Médico de la Universidad de Bonn en Alemania, el Museo de Ciencias Naturales de Durban, la Universidad de Stellenbosch y la Universidad de KwaZulu Natal en Sudáfrica determinaron la secuencia genómica completa de NeoCov. Es un coronavirus que fue encontrado en material fecal obtenido de un murciélago sudafricano Neoromicia capensis.
Los científicos descubrieron que el 85% del genoma de NeoCoV era idéntico a nivel de nucleótidos al MERS-CoV, un virus que fue transmitido a los seres humanos desde los camellos dromedarios. Se sabe que el MERS-CoV ha causado 858 muertes en 27 países desde 2012, una tasa de mortalidad del 35% según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El 25 de enero pasado, científicos de la Academia China de Ciencias y la Universidad de Wuhan dieron a conocer un estudio que aún no pasó la revisión de pares en el servidor de preimpresión de biología bioRxiv. Según el estudio, para entrar en las células humanas, el MERS-CoV utiliza un receptor llamado Dipeptidyl peptidase-4 (DPP4). A pesar de la gran similitud entre el MERS-CoV y el NeoCov, el receptor utilizado por este último para entrar en las células de los murciélagos había sido un enigma hasta ahora.
Los investigadores chinos descubrieron que NeoCoV puede entrar en las células de los murciélagos a través de su receptor ACE2. Los humanos también tienen un receptor ACE2 (hACE2) que interactúa con virus como el SARS-CoV-2, que es el virus que causa la enfermedad COVID-19. Pero el estudio descubrió que NeoCov no puede interactuar con dicho receptor hACE2 humano.
Aunque el coronavirus NeoCov no puede infectar a los humanos hasta el momento, los investigadores advirtieron que “los eventos de propagación de este grupo de virus deben ser vigilados de cerca” en caso de que se produzca una mutación que permita a NeoCov interactuar con el receptor hACE2 humano.
Hay que tener en cuenta que NeoCoV no es un nuevo coronavirus altamente transmisible que pueda matar a 1 de cada 3 humanos. Por el momento, el artículo de los investigadores chinos describió la forma en que NeoCoV infecta a una especie de murciélagos en Sudáfrica y la necesidad de observar cualquier posible contagio a los humanos.
La investigación sobre coronavirus y murciélagos no descansa. En octubre pasado, se habían conocido los detalles sobre el hallazgo de tres virus en murciélagos de Laos que son más similares al SARS-CoV-2 que cualquier otro virus conocido. Laos es un estado situado en el interior de la península de Indochina, en el Sudeste Asiático. Limita con Birmania y China al noroeste, Vietnam al este, Camboya al sureste, y Tailandia al oeste y suroeste.
Un grupo de científicos del Instituto Pasteur de Francia y de la Universidad de Laos fueron a investigar murciélagos que habitan en el Norte de ese país. Atraparon algunos animales que viven en cuevas, lograron recolectar muestras de saliva, orina y heces y luego los volvieron a soltar en la oscuridad.
Según informó la revista Nature, los investigadores de Francia y Laos afirman que los tres virus que encontraron en esos murciélagos tienen partes de su código genético que refuerzan la hipótesis de que el coronavirus tiene un origen natural. Pero también advirtieron que el descubrimiento también hace temer que existan numerosos coronavirus con potencial para infectar a las personas en el futuro.
Hasta el momento, los resultados de la investigación en Laos no han sido revisados por pares, pero se han publicado en el servidor de preimpresión Research Square. Lo más preocupante, según los investigadores, es que los nuevos virus contienen dominios de unión a receptores casi idénticos a los del SARS-CoV-2, por lo que pueden infectar células humanas. El dominio de unión al receptor permite al SARS-CoV-2 unirse a un receptor llamado ACE2 en la superficie de las células humanas para entrar en ellas.
Para hacer el descubrimiento, Marc Eloit, virólogo del Instituto Pasteur de París, y sus colegas de Francia y Laos, tomaron muestras de saliva, heces y orina de 645 murciélagos en cuevas del norte de Laos. En tres especies de murciélagos de herradura (Rhinolophus), encontraron virus que son más del 95% idénticos al SARS-CoV-2. Los llamaron BANAL-52, BANAL-103 y BANAL-236.
“Cuando se secuenció por primera vez el SARS-CoV-2, el dominio de unión al receptor no se parecía a nada que hubiéramos visto antes”, comentó Edward Holmes, virólogo de la Universidad de Sydney, en Australia. Eso hizo que algunas personas especularan con que el virus había sido creado en un laboratorio, pero de acuerdo con Holmes los coronavirus de Laos confirman que estas partes del SARS-CoV-2 existen en la naturaleza.
Antes hubo otros estudios que encontraron parientes del SARS-CoV-2 en Tailandia, Camboya y Yunnan, en el sur de China. Con el nuevo en Laos, se sugiere que el sudeste asiático es un “punto caliente de diversidad para los virus relacionados con el SARS-CoV-2″, consideró Alice Latinne, bióloga evolutiva de la Wildlife Conservation Society Vietnam en Hanoi.