...occidentales, amenazan paralizarán la economía rusa.
Las medidas financieras que se acaban de anunciar contra Rusia no tienen precedentes para un país del tamaño de Rusia. El mundo diplomático llama a este tipo de sanciones como “arma nuclear financiera”. Se trata de aplicar un torniquete económico a Moscú.
Por supuesto, que es imposible predecir con exactitud cómo repercutirán sus efectos en la economía rusa -y mundial-. Y todavía tenemos que ver los detalles exactos del plan.
Pero, a primera vista, amenazan con el colapso del rublo ruso, una corrida de bancos rusos, hiperinflación, una fuerte recesión y altos niveles de desempleo en Rusia, así como una agitación en los mercados financieros internacionales.
Durante el fin de semana, la Comisión Europea, Francia, Alemania, Italia, Gran Bretaña, Canadá y EE.UU. impusieron cuatro medidas que habían estado postergando:
retiraron a determinados bancos rusos de SWIFT, el sistema global de mensajería financiera que permite que el dinero viaje por todo el mundo
1-Acordaron impedir que el Banco Central de Rusia utilizara sus reservas internacionales de forma que se socavaran las sanciones, lo que reduciría su capacidad de utilizar divisas para respaldar el rublo.
2- Se comprometieron a actuar contra los oligarcas rusos, concretamente limitando la venta de los llamados pasaportes dorados a los rusos ricos
3- Se comprometieron a congelar los activos en el extranjero de las personas sancionadas, incluido Putin, así como los de sus familiares y “facilitadores”.
Las sanciones personales se aplican a las finanzas de Putin, su ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, el resto de su Consejo de Seguridad y otros 11 funcionarios nombrados. Estados Unidos dice que es “extremadamente raro” designar a un jefe de Estado. Putin se une a un pequeño grupo que incluía al norcoreano Kim Jong Un, al presidente bielorruso Alyaksandr Lukashenka y al presidente sirio Bashar al-Assad.
Se bloquearán todas las transacciones relacionadas con los bienes de estas personas en EE.UU. y en las naciones colaboradoras, así como todas las transacciones que intenten realizar en esas naciones (o que intenten realizar utilizando esas naciones). No tendrán forma de acceder a los 800.000 millones de dólares que se calcula que tienen escondidos en Occidente.
4- Negar el acceso al sistema de mensajería financiera SWIFT a las instituciones financieras rusas sancionadas bloqueará un gran volumen de transacciones entre Rusia y el resto del mundo. Todavía está por determinar el grado de perturbación que esto supondrá y si Rusia podrá encontrar una solución.
Pero lo más devastador para Rusia y su pueblo será la decisión de negar al banco central ruso el acceso a los cientos de miles de millones de dólares estadounidenses en forma de oro y divisas que tiene almacenados en bancos centrales extranjeros.
Normalmente, cuando una moneda se hunde, la fuga de capitales acaba por frenarse y entran nuevos capitales para aprovechar lo que ahora parece una ganga. Este flujo de capital actúa como un estabilizador automático de la moneda.
El banco central de un país puede intervenir para evitar un colapso utilizando sus reservas -en forma de oro y divisas- para comprar su propia moneda en los mercados de divisas. Esto puede evitar que el precio siga cayendo.
Con la incertidumbre y el miedo en los mercados financieros sobre la invasión rusa, las importantes restricciones al flujo de capitales hacia Rusia y la congelación de las reservas de divisas del Banco de Rusia, nada se opone a un colapso del rublo.
El lunes, cuando se abran los mercados de divisas, todo el mundo venderá rublos y nadie, incluido el Banco de Rusia, los comprará.
Los pagos genuinos de bienes como el petróleo, el gas, los fertilizantes y el trigo podrán continuar por ahora. La interrupción de estos pagos sería una “opción nuclear”, ya que infligiría un daño masivo a ambas partes.
Esto es poco menos que nuclear. Pero no hay certeza de que la situación vaya a empeorar.
Las corridas bancarias infligirían un gran daño al sistema financiero ruso. La escasez de importaciones cruciales y la imposibilidad de pagarlas paralizarían la producción nacional.
Sin capacidad para financiar los déficits crecientes, el gobierno ruso podría recurrir a la impresión de dinero, provocando una hiperinflación como la que se produjo en Alemania en la República de Weimar.
Muy pocos países (Corea del Norte es uno de ellos) fabrican todo lo que necesitan en casa. Desde que Rusia se abrió en la década de 1990, se ha integrado cada vez más con el resto del mundo. Rusia fabrica la mayoría de sus armas, pero utilizando componentes que provienen del resto del mundo. Cortar esos vínculos le perjudicará.
China podría ayudar manteniendo algo de comercio con Rusia, pero si el rublo casi no tiene valor, eso puede ser insostenible.
Todas las medidas combinadas pueden llevar a la economía rusa al borde del colapso.
Ya se ha hecho antes, pero nunca a tal escala. Irán, Afganistán y Venezuela fueron puestos de rodillas por acciones similares. Rusia se encuentra entre las 12 principales economías del mundo, más grande que Brasil y Australia.
La teoría del juego no puede decirnos con seguridad cómo responderá Putin. Sus opciones son limitadas, y ¿podemos estar seguros de que es racional? Parece no haber previsto la feroz respuesta del ejército ucraniano; ¿tampoco previó la feroz respuesta de la hegemonía financiera mundial?
Aparte de las respuestas militares, los únicos palos que le quedan infligirían al menos tanto daño a Rusia como al resto del mundo. Podría detener las exportaciones de gas a Europa: los europeos se congelarían, pero estaría cortando una de las últimas líneas de vida financiera de Rusia.
¿Hasta dónde estarán dispuestos a llegar él y los que le rodean?
El efecto en los mercados financieros es más evidente. Los mercados odian la incertidumbre. Subirán el valor de los activos seguros, como el oro y el dólar, y bajarán el valor de los activos de riesgo, como las acciones. Los precios de la energía y otras materias primas seguirán subiendo en un momento en que la inflación ya era un gran problema.
Hace sólo unos días, cuando las sanciones financieras parecían ser más débiles, parecía que iban a marcar poca diferencia. Desde luego, ahora no lo parece.
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