El 37,2% de la población -unas 17,4 millones de personas- es considerada pobre en la Argentina y el 8,2% vive en condiciones de indigencia, informó este miércoles el Indec. De acuerdo a los datos del segundo semestre de 2021, de esta manera, los indicadores sociales principales mostraron una mejora respecto al 42% de pobreza que marcó el 2020 y el 40,6% de la primera mitad del año pasado.
Tanto la pobreza como la indigencia tuvieron un recorte, explicado por la recuperación económica superior al 10% en 2021 que fue acompañada por un rebote en los números de empleo. De todas formas, ese alivio fue muy parcial, en especial para las familias que viven de ingresos de empleos no registrados. Como referencia, los trabajadores informales perdieron por unos 12 puntos porcentuales contra la inflación.
Más allá de la mejora del segundo semestre de 2021, los indicadores sociales todavía están por detrás de los niveles que tenían antes de la irrupción de la pandemia. Como comparación, hacia fines de 2019, el último índice sin incidencia de la crisis sanitaria, mostró una pobreza de 35,5% de pobreza y un 8% de indigencia. En el peor momento de la pandemia, la pobreza llegó a tocar un pico de 42%, mientras que la indigencia tuvo su punto más alto en el primer semestre del 2021, con 10,7 por ciento.
Según la opinión de los analistas, la desocupación, que bajó al menor nivel desde 2017, puede ser una explicación que justifique la baja de los indicadores de pobreza e indigencia en comparación con 2020, cuando habían finalizado en 42% y 10,5%, respectivamente. También implicó una mejora en relación al primer semestre de 2021, con indicadores que alcanzaron el 40,6% y 10,7%, para cada caso.
La recuperación del empleo alivió la situación de muchos hogares durante el año pasado, en que la economía creció más de 10%, aunque estiman que una aceleración fuerte de la inflación podría rever la tendencia de mejora. En febrero el IPC fue de 4,7% y los alimentos crecieron un 7,5%, mientras que desde el sector privado y el propio Gobierno se espera que para marzo los indicadores sean incluso peores.
En ese sentido se puede leer el alarmante aumento de las canastas alimentarias. El costo de la canasta básica alimentaria (CBA) subió 9% durante febrero, por lo que una familia tipo integrada por dos adultos y dos menores, necesitó percibir ingresos por $37.413 para adquirir la cantidad mínima de alimentos y no caer en la indigencia. Por su parte, la canasta básica total (CBT) aumentó 6,6% durante febrero, por lo cual esa misma familia tipo requirió percibir ingresos por $83.807 para no caer debajo de la línea de la pobreza.
La canasta básica –que además de alimentos incluye otros ítems del gasto como indumentaria, salud, transporte o educación– determina la denominada “línea de pobreza”. Es decir, los hogares con ingresos menores a la CBT son los que pasan a ser considerados pobres. De la misma manera, la canasta alimentaria –que tiene un alcance limitado a bienes de primera necesidad– es la que configura la “línea de la indigencia”: aquellas familias que no lleguen a cubrir los ingresos necesarios para adquirir la CBA son indigentes.
La pobreza aumentó desde 25% en 2017 hasta el 42% en 2020 y tuvo un leve alivio en 2021.
Cabe recordar que la semana pasada el organismo de estadísticas oficiales dio a conocer que la Argentina logró la menor desocupación desde 2017 y mostró un fuerte avance -de 3,5%- en la tasa de empleo, que creció de 40,1% a 43,6 por ciento. En el cuarto trimestre de 2021, la tasa de empleo alcanzó el 43,6% de la población. Asimismo, la tasa de desocupación cayó al 7% de la Población Económicamente Activa, y así se ubicó en su nivel más bajo desde 2016.
La pobreza en 2021: el impacto en todo el país
En el Gran Buenos Aires el índice de pobreza alcanzó el 37,3% y de esta forma tuvo una reducción de 7 puntos porcentuales en comparación con finales de 2020. En detalle, los partidos del Conurbano bonaerense tuvieron una reducción de 8,7 puntos en un año hasta 42,3% de la población. En la Ciudad de Buenos Aires, en tanto, tuvo un leve recorte desde 16,5% a 16,4% en su índice de pobreza. En este último caso, en el último semestre la proporción de la pobreza creció 2,5 puntos, y fue así uno de los pocos conglomerados urbanos con incrementos entre mitad y fines de 2021.
Por otra parte, las menores tasas de pobreza se dieron en las regiones Pampeana con una tasa de 35,3% (-6,8 puntos porcentuales semestral y -2,9 puntos interanual) y Patagónica con una tasa del 31,5% (-2,9 puntos semestral y -3,7 puntos interanual). Por el contrario, la región con mayor tasa de pobreza fue la de Cuyo (42,7%), única región en superar el 40% y única en registrar incremento de su tasa respecto al semestre anterior. Le siguieron las regiones del norte, con el NEA que alcanzó una tasa del 39,4% y el NOA del 39,2 por ciento.
Medido por rango etario, la pobreza afectó al 51,4% de los chicos y chicas de entre 0 y 14 años, mientras que el 12,6% de ellos fue indigente. Para quienes tienen entre 15 y 29 años, la tasa de pobreza fue de 44,2% y la de indigencia, de 10,4 por ciento. La franja entre 30 y 64 años sufrió una pobreza de 32,6%, con un 6,7% que ni siquiera llegó a cubrir la canasta alimentaria. Los jubilados (más de 65 años) tuvieron un 13% de pobreza y un 0,7% de indigencia.
Respecto a la llamada brecha es decir qué tan lejos una persona pobre o indigente de superar la línea que determina la pobreza o la indigencia, hacia finales de 2021 esa distancia era de casi 37% para el caso de la pobreza. Es decir, el ingreso promedio de una persona considerada pobre fue de $46.712, mientras que para no caer en esa condición hubiera necesitado $74.059. En ese mismo sentido, un indigente estuvo a $11.201 (35%) de distancia de evitar caer en la indigencia.
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