...detrás del blanqueo propuesto por el FdT.
Carolina Pochetti y Daniel Muñoz
Daniel Muñoz, ex secretario privado de Néstor Kirchner, consolidó un formidable enriquecimiento patrimonial hasta que, en abril de 2016, la investigación internacional Panama Papers reveló que junto a su mujer, Carolina Pochetti, era titular de una offshore en las Islas Vírgenes Británicas. Ese hallazgo periodístico fue el inicio del declive del matrimonio oriundo de Santa Cruz.
La banda de Muñoz compró propiedades en Estados Unidos: eligió las ciudades de Miami y Nueva York para invertir el dinero ilegal. Luego se vendieron esas propiedades y el dinero obtenido tuvo diferentes destinos. Con algo de lo que se hicieron compraron bienes en el país y unos 30 millones de dólares fueron a la isla de Turks and Caicos para un emprendimiento turístico que nunca se concretó.
El patrimonio de Muñoz vuelve a ser noticia a partir del proyecto de ley del bloque del Frente de Todos en el Senado que propone un “blanqueo” de los bienes de los argentinos en el exterior sin declarar. La oposición decidió bautizarla “Ley Muñoz” por el ex secretario de los Kirchner. “El que puede entrar acá es el que tiene una enorme porción de su patrimonio en negro, mal habido, que no lo puede usar. Por eso digo Daniel Muñoz, el secretario de Néstor Kirchner que tenía propiedades afuera de todo tipo y color“, lanzó el senador Martín Lousteau y luego se sumaron varios referentes de Juntos por el Cambio.
El proyecto del FDT propone crear un “Fondo Nacional para la Cancelación de la deuda con el FMI”. Los alcanzados por este aporte deberán abonar, en dólares, un 20% de esos activos si lo hacen durante los primeros 6 meses de vigencia de la ley propuesta y un 35% en caso de hacerlo con posterioridad.
En realidad, los bienes de Muñoz en el exterior se vendieron en su mayoría. Solo quedan unas parcelas en Turks and Caicos que fueron congeladas por pedido de la Justicia argentina. Ahora esos 30 millones de dólares están en un largo proceso para ser decomisados y repatriados a la Argentina. Pero en su momento, un blanqueo como el que promueve ahora el kirchnerismo le hubiera permitido incorporar legalmente la fortuna a su patrimonio declarado ante la AFIP.
Los documentos de Pandora Papers revelaron que Muñoz y Pochetti aparecían como accionistas en dos offshore: Black Gold Limited y Old Wolf Limited. El paraíso fiscal elegido fueron las Islas Vírgenes Británicas (BVI), territorio de ultramar del Reino Unido en el Caribe, considerado una jurisdicción ideal para crear empresas de papel y mover dinero sin dar explicaciones sobre su origen.
Old Wolf había sido registrada, en realidad, en noviembre de 2012, cuando Muñoz empezó a crecer en sus negocios personales, ya alejado de la Casa Rosada, y comprar inmuebles en el país y el exterior. Como titular, figura en los documentos quien fue acusado por la Justicia de actuar como su testaferro: Sergio Todisco.
Su entonces mujer, Elizabeth Ortiz Municoy, declaró como arrepentida a finales de 2018, y contó que Todisco visitaba a Muñoz en su domicilio en la Ciudad de Buenos Aires en el barrio de Saavedra, y que “en la planta alta había departamento de vivienda donde Muñoz guardaba dinero en una bóveda”. “Muñoz sacaba el dinero que colocaba en mochilas o bolsos y se lo entregaba a mi ex marido, que concurría a este lugar una vez por semana desde el año 2010. Retiraba entre 500.000 y 1.000.000 de euros o dólares y enviaba este dinero al exterior a través de casas de cambio”, relató.
Mucho antes, en 2016, las revelaciones de Pandora Papers obligaron a la Justicia a reabrir una investigación por lavado de dinero que estaba paralizada. Pero Muñoz nunca llegó a juicio porque murió de cáncer en mayo de 2016. Con el escándalo derivado de los cuadernos de la corrupción se terminó de armar el rompecabezas de testaferros que lo ayudaron a invertir su fortuna.
Primero se compraron 15 lujosos departamentos en Miami y dos en Nueva York, en el Plaza Hotel, por un valor total de unos USD 73 millones. Al procesar en agosto de 2019 a la viuda de Muñoz y todo el entorno del matrimonio que actuó como prestanombres, el juez Claudio Bonadio estableció que “los canales de expatriación de dinero” partieron “desde nuestro país hacia las cuentas bancarias a nombre de las sociedades creadas en los EE.UU. y controladas por firmas constituidas en las Islas Vírgenes Británicas: Gold Black Limited y Old Wolf Limited”. Ese paraíso fiscal, de arena blanca y mar turquesa, se había convertido en el talón de Aquiles del secretario de los Kirchner.
Los cuadernos de Oscar Centeno confirmaron que Muñoz era el receptor primario de los bolsos repletos de dólares en los que se cargaban las coimas que los empresarios de varios sectores de la economía les pagaban a los funcionarios del gobierno kirchnerista. Muñoz recibía bolsos que tenían como destinatarios a sus jefes.
La información de dónde estaba oculto el dinero fue aportada en la causa por Carolina Pochetti, la última pareja de Muñoz, quien declaró en calidad de arrepentida ante los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo.
El año pasado, el juez Martínez De Giorgi, que se hizo cargo de la causa de los cuadernos tras la muerte de Claudio Bonadio, hizo un listado con tres grupos de propiedades que compró la banda de Muñoz. En el primero se anotaron los bienes que ya fueron decomisados. Allí se listaron 28 bienes, entre garajes, un departamento de Puerto Madero, una casa de Mar de las Pampas, y otras propiedades en Capital y en Santa Cruz, la tierra prometida del kirchnerismo.
El segundo grupo de 26 bienes está integrado por los que fueron identificados en los últimos tiempos de acuerdo a los informes que mandaron al juzgado los distintos registros de la propiedad inmueble y automotor. Esos son los embargados y sobre los cuales se dispone la prohibición de innovar.
El tercer grupo es el de los bienes que fueron incorporados al patrimonio de los imputados durante el lapso en que se sospecha que lavaron dinero de la corrupción pero que en ese mismo período fueron transferidos a terceros. Esos bienes llegan al número de 33. En ese grupo hay autos, terrenos en Mar del Plata, departamentos en Capital, cabañas en Lago Puelo, quince departamentos en una torre de Vicente López, estancias en Santa Cruz y un inmueble en la calle Néstor Kirchner de Río Gallegos.
La primera parte de la causa por lavado de dinero de los que estaban junto a Daniel Muñoz ya fue elevada a juicio oral y público y aguarda en el Tribunal Oral Federal 7. Una segunda parte está en camino al juicio oral y público y una tercera parte sigue en proceso, ahora en manos del juez Julián Ercolini.
En ese tercer capítulo, durante febrero se realizaron una serie de indagatorias a muchos de los personajes que ya fueron enviados a juicio. La lista la encabezó el contador Víctor Manzanares, la viuda de Muñoz Carolina Pochetti, Elizabeth Ortiz Municoy, Ricardo Fabián Barreiro, Roberto Néstor Sosa, Carlos Temístocles Cortez; Jorge Isaac Shemi, Amílcar Héctor Acosta, Miriam Norma Barrenechea Isla; Ernesto Antonio Candotti, Karina Verónica La Porta y Gustavo Sergio Dorf.
Barreiro y Sosa también integraban el grupo de asistentes /secretarios de los Kirchner en Santa Cruz y participaron de sociedades y operaciones comerciales que se hicieron con los fondos que Muñoz, quien ejercía una especie de jefatura sobre ellos, había obtenido de manera ilegal. Muñoz era el que mandaba porque era el que recibía los bolsos llenos con dinero y- según relataron testigos- los subía a los aviones con los que los Kirchner viajaban a Río Gallegos o a El Calafate a descansar los fines de semana.
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