...terminó en hiperinflación. Similitudes y diferencias con lo que pasa hoy.
Diario de una temporada en el quinto piso ostenta un título más que preciso. Juan Carlos Torre, contratado en el equipo económico de Raúl Alfonsín, decidió registrar los hechos de la época y las conversaciones con sus compañeros en el operativo quinto piso del Ministerio de Economía. La temporada de Torre se extendió durante casi toda la presidencia radical, y culminó poco antes de la primera explosión hiperinflacionaria de mediados de 1989.
Escribir un diario se parece bastante a describir la realidad en tiempo real, con poco espacio para la reflexión natural o las relecturas tamizadas que permite el paso del tiempo. Y sin embargo, el diario de Juan Carlos Torre se las arregla para transfigurar lo que pudo ser una mera desgrabación documental en un verdadero ensayo que echa luz sobre el durísimo ejercicio de conducir la economía de nuestro país.
Economía, historia, sociología y política se conjugan en una obra cuya espontaneidad y franqueza logra meterse en el corazón de las decisiones económicas, en ese lugar de poder que tantos anhelan dirigir. Pero he aquí la clave del libro: Diario… derriba de inmediato el mito de las ventajas de acceder al poder, y en sus más de quinientas páginas relata crudamente cómo esa “oportunidad de cambiar las cosas” se va transformando primero en amargura, luego en desconsuelo, más tarde en traición, y finalmente en agonía.
“Diario...” relata crudamente cómo esa “oportunidad de cambiar las cosas” se va transformando primero en amargura, luego en desconsuelo, más tarde en traición, y finalmente en agonía
El culpable de esta novela no ficcionada se reconoce demasiado rápido. Se trata, por supuesto, de la bestia negra de la inflación. Diario… ilustra mejor que cualquier manual de economía las insuperables dificultades para lidiar con este adversario invisible que, como la hidra mitológica, parece renacer con nuevos bríos cada vez que se le intenta cortar una fuente. Los protagonistas del libro sufren en carne propia un fenómeno que no se deja siquiera diagnosticar. Todas las teorías, tanto las tradicionales como las otras, fallan ante su poder indestructible.
Política y economía
Como toda obra que deja hablar a la realidad, el mensaje no es inmediato y se presta a múltiples interpretaciones. Para algunos, Diario… demuestra de manera palmaria que la intromisión de “la política” en “la economía” es una receta para el desastre.
Torre se abstiene de esta conclusión explícita, pero es inevitable detectar en sus páginas rastros de que los permanentes cortocircuitos entre ambas dimensiones son una parte sustancial del problema. Lo que omiten estos diagnósticos es que estos conflictos son además parte de la realidad.
A mi modo de ver, la verdadera enseñanza de la obra de Torre no es que la política no debe interferir en la ciencia económica, sino que la economía debe incorporar las complejidades de la política a sus modelos, al menos si pretende conducir una economía patológica.
Otra inferencia factible al leer Diario… es que la teoría económica no dispone del remedio para sanar una economía con contrariedades endémicas.
De hecho, el mítico quinto piso hizo fracasar a los mejores economistas argentinos. Es difícil encontrar un nombre de reconocido prestigio académico que no haya estado involucrado directa o indirectamente en la política económica del país y que tenga pendiente una oportunidad para resolver lo que otros no pudieron. Una posible razón es que la idiosincrasia de nuestras crisis económicas obligó al aprendizaje a los propios protagonistas de la política económica, una suerte de learning by doing provocado por las circunstancias.
Los papers académicos servían de poco para atender dificultades muy específicas a nuestra realidad. Varios de los nombres de Diario… hicieron contribuciones académicas fundamentales para la disciplina y si su reconocimiento internacional fue menor al merecido, eso se debió a que los avatares locales no se replicaron en casi ningún otro lugar.
Buenos y malos
El realismo y objetividad de Diario… no logra sin embargo escapar del todo a la natural dicotomía entre buenos y malos, o entre buenos y no tan buenos. Juan Vital Sourrouille como funcionario cuenta méritos y deméritos, pero el libro lo coloca sin ambigüedad por encima de la figura de Bernardo Grinspun.
Sourrouille ha sido reconocido (no solo por Torre) como una buena persona. Era paciente y didáctico para ejercer su rol político, y pragmático para tratar con las patologías económicas del país. Todo indica que hizo suya aquella frase de Adolfo Canitrot (parte de su equipo) de que “para bajar la inflación soy monetarista, estructuralista y todo lo que sea necesario; y si hay que recurrir a la macumba, también”.
Juan Vital Sourrouille. Un protagonista del "Diario..."
Visto en perspectiva, podemos afirmar que Sourrouille es uno de los pocos ex ministros de economía que, tras su paso por el legendario quinto piso, decidió no hablar mal (ni siquiera opinar) de sus sucesores. Quizás por pudor personal, pero quizás también porque fue suficientemente honesto para reconocer la enorme dificultad de esa tarea.
El libro nos recuerda también lo efímero y frágil de los grandes planes económicos. El relato recorre el éxito inicial del Plan Austral, que entusiasmó en su momento mucho más a los políticos y a la sociedad (ambos sedientos de buenas noticias) que a los economistas del equipo. Un pesimista Canitrot profetizaba que él no vería durante su vida la conquista definitiva de la inflación, pues requeriría un trabajo permanente de 10 o 15 años.
Sí, el FMI, pero ojo con las diferencias
Otra mención de Diario… que ha cobrado actualidad es la crónica de los padecimientos durante las negociaciones con el FMI. Se lee que las autoridades se debaten permanentemente sobre cómo lograr cumplir las condicionalidades que les permitan obtener los desembolsos en dólares del organismo, el agua para sobrevivir en el desierto económico. Eran épocas de una deuda externa impagable (así, sin comillas) no solo por el capital, sino porque las tasas de interés internacionales entre 1977 y 1991 jamás cayeron por debajo del 5 por ciento. De paso, Torre deja en claro que el estilo provocativo de negociación con el Fondo protagonizado por Grinspun al inicio de la gestión no brindó los resultados esperados.
Se ha insistido en que Diario… es una serie que sigue estrenando nuevas temporadas en el mismo piso de forma ininterrumpida desde hace varias décadas y que su trama no es difícil de reconocer en el presente. Mi impresión es que los dilemas pendulares sin duda persisten, pero vale mencionar también las diferencias. El de Alfonsín era otro Estado, con un rol central de las empresas públicas cuya calidad y eficiencia venían derrapando al ritmo de sus déficits recurrentes. Los actores políticos relevantes tampoco eran los mismos. El temor a un nuevo golpe de Estado acechaba de continuo y la figura central de la oposición se concentraba en el sindicalismo, como atestigua la única foto que aparece en el libro. Los medios, por otra parte, no ocupaban aún un posicionamiento político tan tajante como en el presente. Si Diario… es una muestra de la importancia de considerar el contexto, entonces las soluciones deberán adaptarse a la configuración actual.
Es por todas estas razones que Diario… es un libro imprescindible. Torre testimonia con la maestría de alguien que dedicó su vida a escribir y a analizar la política y la sociología con sobradas credenciales académicas. Al mismo tiempo, el autor desnuda su perplejidad ante cada nuevo dilema, dándole al texto ribetes novelescos. Solo queda preguntarse si, gracias a este vital antecedente, surgirán en el futuro nuevos Juan Carlos Torre que nos ayuden a repensar las decisiones de política y sus restricciones.
* Pablo Mira es Docente e Investigador del IIEP (UBA). Fue Director de Información y Coyuntura del Ministerio de Economía.
Ficha
Título: Diario de una temporada en el quinto piso
Autor: Juan Carlos Torre
Editorial: Edhasa
Precio: $2950 (papel) $1800 (ebook)
Quién es Juan Carlos Torre
♦ Nació en 1940 en Bahía Blanca.
♦ Es sociólogo, especialista en movimiento obrero y peronismo.
♦ Fue parte del equipo económico de Raúl Alfonsín hasta 1988.
Entre otros libros escribió El Proceso Político de las Reformas Económicas en América Latina (Paidos, 1998) y, junto con Elisa Pastoriza, Mar del Plata, Un sueño de los Argentinos (Edhasa, 2019)
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