...a respaldar al miembro del Gabinete más cuestionado por el kirchnerismo. Las dificultades para que la iniciativa logre ser aprobada en el Congreso.
Alberto Fernández junto a Martín Guzmán durante uno de los últimos anuncios (Adrián Escandar)
Ese lunes a las 17, el presidente Alberto Fernández presentará, junto al ministro de Economía, Martín Guzmán, el proyecto de ley del impuesto a la renta inesperada. El anuncio ya lo habían hecho ambos el 18 de abril de este año durante un acto en el Salón Blanco de la Casa Rosada.
Al igual que en aquel momento, hoy estará presente la mayor parte del Gabinete, funcionarios cercanos al jefe de Estado, legisladores del oficialismo y representantes de los movimientos sociales. También el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, quien tendrá la difícil tarea de poder juntar voluntades para que el proyecto salga.
El escenario parlamentario es muy complejo para el Gobierno porque la mayor parte de la oposición ya se ha manifestado en contra del gravamen que apuntará a las ganancias extraordinarias que no respondieron a un incremento de la inversión sino al efecto del shock internacional de precios que provocó la invasión de Rusia a Ucrania.
“Es un conjunto de empresas que tienen ganancias netas imponibles altas en términos absolutos”, explicó Guzmán sobre el impuesto. Esas ganancias deberían ser superiores a los $1.000 millones en el año. Además, indicó que se trata de una “fracción muy pequeña” de empresas las que pagarán el nuevo impuesto.
Fernández y Guzmán el día que presentaron la idea de llevar adelante un impuesto a la renta inesperada (Nicolás Stulberg)
El acto tendrá trascendencia política porque volverá a poner en el centro de la escena a Martín Guzmán, el ministro más cuestionado por el kirchnerismo duro y La Cámpora, y será después de un fin de semana convulsionado por la decisión de Alberto Fernández de echar a Matías Kulfas del ministerio de Producción.
Fernández tiene dos decisiones tomadas que marcan el rumbo de su gestión en este tiempo. La primera, y fundamental, es que hará todo lo necesario para mantener la unidad con Cristina Kirchner pese a todos los cuestionamientos que recibe y las trabas que le ha puesto el sector K en decisiones políticas y económicas muy importantes para su gobierno.
La segunda es mantener en su cargo a Martín Guzmán y confiar en su plan para disminuir la inflación progresivamente. El Presidente entiende que el ministro es el adecuado para este momento y ha hecho caso omiso a las recomendaciones de algunos funcionarios cercanos para que termine con el ciclo del titular de Hacienda.
Luego de la salida de Kulfas, el peronismo ingresó en estado de ebullición. Un sector de los fieles al Presidente cuestionaron la decisión de correrlo del área de Producción después de que Cristina Kirchner pusiera el grito en el cielo por un off the record que salió del ministerio que controlaba y que estaba dirigido a la Vicepresidenta.
La salida de Matías Kulfas generó resquemores y desconfianza dentro del peronismo (Gustavo Gavotti)
Creen que Fernández podría haber evitado esa decisión que se llevó puesto a uno de sus ministros más leales en forma inesperada. En definitiva, entienden que cedió frente a la presión de la Vicepresidenta y que no tuvo ni voluntad ni espalda para sostener a Kulfas y evitar que el kirchnerismo festeje por la salida de un funcionario al que Cristina Kirchner detesta.
En lo que respecta a la renta inesperada, el problema que tiene el Gobierno es que no posee el consenso necesario para pasar las dos cámaras del Congreso. La mayoría del arco opositor no está dispuesta a convalidar más presión tributaria sobre los productores y empresarios.
Desde todos los partidos que componen Juntos por el Cambio -y también desde el liberalismo- ya marcaron su posición contraria al proyecto de ley. La posibilidad de sacarlo adelante está atada a negociaciones muy finitas con algunos aliados provinciales.
Las cuentas rápidas que hacen en la oposición arrojan que el Frente de Todos podría juntar 127 votos positivos cuando llegue la iniciativa a la Cámara baja. De base cuentan los 117 diputados del Frente de Todos, sin tener en cuenta a Sergio Massa, que solo votaría en caso de que haya que definir la votación.
En ese equipo cuentan también a los cuatro legisladores de la Izquierda, a los cinco que integran un interbloque provincial con representación de Misiones, Río Negro y Neuquén, y a uno de los dos diputados que forman el bloque Somos Energía para Renovar (SER). Les faltan dos para los 129 necesarios.
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