13 JUN | 07:35

Alberto Fernández retoma la agenda doméstica

El Presidente regresó el fin de semana de su participación en la Cumbre de las Américas. El martes se conoce el dato del INDEC sobre el índice de precios. El complicado escenario económico. Por Joaquín Mugica Díaz
A Alberto Fernández le preocupa el escenario económico que configurará esta semana en la Argentina (REUTERS/Lucy Nicholson)
 
Caída de bonos, suba del riesgo país, incertidumbre sobre la nueva cifra de inflación que el INDEC dará a conocer este martes, aumento de los dólares financieros y un mercado inestable. Ese escenario es el que preocupa a Alberto Fernández esta semana, en su regreso a la agenda doméstica, luego de su participación en la Cumbre de las Américas.
 
 
 
El Presidente mantiene contactos permanentes con el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el titular del Banco Central, Miguel Pesce, para conocer los pormenores de la situación económica. Lo hizo durante toda su estadía en Los Ángeles, Estados Unidos, y lo hará ahora durante la semana que comienza.
 
 
“Nosotros esperábamos en esta época que esto fuera a pasar, muchas empresas se desprenden de títulos para cumplir con obligaciones. Creo que la cosa se va ir ordenando paulatinamente”, sostuvo Fernández durante la gira que concluyó el último sábado.
 
 
Lo cierto es que el Presidente no logra estabilizar el barco que timonea. La semana pasada viajó a Estados Unidos intentando congelar el conflicto que se desató en el Gobierno por la salida de Matías Kulfas del ministerio de Desarrollo Productivo, y esta semana no tendrá buenas noticias en materia de económica.
 
 
Fernández participó en la Cumbre de las Américas donde tuvo un discurso crítico contra Estados Unidos por excluir a Venezuela, Cuba y Nicaragua del evento
 
El dato más importante para los ciudadanos es la inflación. Argentina lleva acumulado, desde que arrancó el año, un 23,1%. Después del pico de 6,7% en marzo, comenzó un descenso que se vio reflejado en el 6% de abril y que el Gobierno espera divisar en una cifra cercana al 5% en mayo.
 
Dos semanas atrás Guzmán anticipó que la inflación de mayo sería más baja que la de abril y que seguiría un camino de descenso paulatino. El piso sigue siendo muy alto y es posible que el aumento de los alimentos en los primeros días de mes terminen generando presión sobre el indicador de junio.
 
Durante la semana hubo un desplome de los bonos en pesos atados a la inflación y un aumento del riesgo país que rompió el techo de los 2000 puntos, llegando al 2.044, por primera vez desde que se reestructuró la deuda con el FMI. Esa sucesión de malas noticias generaron inquietud en la delegación oficial que estaba en Estados Unidos acompañando al Presidente.
 
El lunes comienza con indicios de que el Banco Central subiría las tasas frente a las dificultades que está teniendo para poder engrosar las reservas en dólares. En ese mar de dudas y versiones, en la noche del domingo Guzmán dejó un concepto claro en sus redes sociales. “Nuestro Gobierno jamás defaultearía deuda en pesos. El crédito en la moneda propia es un pilar de todo Estado soberano”, sostuvo.
 
 
Guzmán sigue apuntado por el kirchnerismo. No hay confianza sobre su plan anti inflacionario. Básicamente, porque creen que no existe. No ven resultados en la calle y por eso apuntan en forma sistemática contra el ministro, pese a que hace algunas días bajó la ferocidad de las críticas.
 
Sin nombrarlo, Máximo Kirchner le dedicó algunos párrafos el último viernes durante un acto en Hurlingham. “Vemos hoy que muchos dicen que hay que decir la palabra futuro y contratan consultoras que les venden paquetes, no para mejorar la gestión sino para ver, cómo hacen creer que generan expectativas. No hay que generar expectativas hay que generar realidades”, indicó.
 
“Estas obras son muy importantes y conceptualmente como las nombramos es fundamental. Muchos llaman a esto gasto. Yo les pido que cada vez que un vecino o vecinas escuche que hablan de gasto, que dicen que hay que reducir el gasto público, sepan que el Hospital está un paso más lejos. Esto es inversión en la gente, y tiene que ver con el desarrollo humano y el buen vivir de la comunidad”, explicó.
 
El costado positivo que tendrá la semana política de Fernández es la jura de Daniel Scioli como ministro de Desarrollo Productivo, que se realizará entre el martes y miércoles. El ex vicepresidente se fue elogiado por la el gobierno de Jair Bolsonaro debido a su trabajo abriendo canales de diálogo y comerciales entre Argentina y Brasil.
 
La llegada del ex motonauta al Gabinete tiene distintas aristas importantes para el Presidente, en este tiempo donde gobierna sin Cristina Kirchner, pero brindando las señales necesarias para mostrar que su voluntad es mantener la unidad del Frente de Todos a cualquier precio.
 
Scioli expondrá su agenda nueva fiel a su estilo hiperactivo y será una base donde poder reposar el discurso de “solo gestión” que hace tiempo que el Jefe de Estado intenta instalar. Además, el ex gobernador llega como con la etiqueta de ser amigo de Alberto Fernández y se suma al círculo de los “propios” que son fieles al Presidente.
 
 
También, en lo que es una clara jugada previsora de política electoral, llega a un ministerio desde donde podrá brindar buenas noticias con índices de recuperación en la producción nacional, y con la voluntad intacta de competir en las próximas elecciones presidenciales. Aunque lo niegue en público, su intención permanece activa.
 
En la Casa Rosada celebran la llegada de Scioli, así como el desembarco de Agustín Rossi en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Ambos estarán en la mesa de los leales al Presidente, más allá de sus distintos vínculos con el kirchnerismo. Sienten que vienen a reforzar un esquema que tiene como objetivo contener y sostener al Presidente entre tanta balacera interna.
 
El “Chivo” forma parte del kirchnerismo histórico y en la vereda camporista respetan sus credenciales, mientras que el ex gobernador no es querido - nunca lo fue - en el ala K de la coalición. Scioli no solo tendrá que convivir con la desconfianza del kirchnerismo, sino también con la distancia helada de Sergio Massa, con el que hace largos años que se encuentra distanciado.
 
La dinámica interna que adopte el gobierno nacional y el Frente de Todos de ahora en adelante es un interrogante absoluto. Los cambios no se saben en que pueden terminar, debido a las enormes diferencias políticas que subsisten en la alianza peronista. El oficialismo vive un momento de convulsiones sistemáticas y desgastantes.
 
 
infobae.com

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