...discriminación, por ello es indispensable fomentar una crianza más libre, pensando en el futuro de los niños y niñas, sin importar cuál elijan.
Los estereotipos son construcciones culturales creadas en torno a un grupo humano que se basan en generalizaciones.
Si bien puede ayudar a una categorización rápida de una situación o grupo humano, también pueden ser simplificadas o exageradas de la realidad y volverse un problema cuando impiden ver la diversidad de la realidad, o cuando limitan las decisiones individuales.
“La caracterización es parte de la naturaleza humana”, destaca la doctora en psicología, María Roca (MN 33819).
“Para tomar decisiones rápidas en un mundo tan complejo el cerebro ha aprendido a tomar atajos y a construir categorías generales, que le permiten obtener de manera inmediata la información que necesita para responder frente a determinadas situaciones”, explica.
Esto no supone un problema, hasta el momento en que se juzga inadecuadamente a una persona o grupo humano, basándose en la categoría o estereotipo creado.
La pregunta más frecuente es si se pueden eliminar los estereotipos y la respuesta es no, ya que la categorización es parte de la naturaleza de la cognición humana, pero sí se puede disminuir su impacto desde la crianza.
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Construcción de los estereotipos
A diferencia de lo que se puede creer, la sociedad está expuesta a ellos desde el nacimiento.
“El contenido de los estereotipos son aprendidos y se forman muy rápidamente en el desarrollo, no sólo de la crianza, sino también a través del contexto cultural y temporal en el que estamos inmersos, nuestras experiencias, los medios de comunicación y las redes sociales”, destaca la psicóloga.
“Alrededor de los 2 o 3 años los niños y niñas empiezan a evidenciar estereotipos de género y raza”, indica Roca y subraya: “Los primeros años de vida son fundamentales para comprender el mundo que nos rodea y para formar conceptos centrales como el de ‘género’ o el de ‘familia’”.
Estos estereotipos no solo condicionan el presente y las decisiones individuales, sino que además establecen cómo las cosas deberían y no deberían ser, limitando así el futuro.
Con el paso del tiempo, los estereotipos se refuerzan y se adquieren de manera no consciente a través de un aprendizaje sistemático de interacción social en el que convergen influencias culturales de los padres, los compañeros, docentes, amigos y hasta cuentos infantiles de las películas o medios de comunicación y publicidades, por ejemplo.
La sociedad está expuesta a los estereotipos desde el nacimiento. (Crédito: Nutrilón4)
Los más comunes
Uno de los más frecuentes es la ropa y el aspecto, por ejemplo a las niñas les gusta más el rosa y a los niños el azul, o las niñas llevan el pelo largo y los niños lo llevan corto.
Cómo se compone una familia, es otro estereotipo frecuente donde por ejemplo las familias tienen una mamá y un papá, o que las personas que componen una familia viven todas bajo el mismo techo
En relación a las preferencias, se asocia a las niñas jugando con las muñecas y los niños con autitos, o en el terreno de los deportes, el fútbol es para los hombres y el volley para las mujeres.
Ya para el caso de los adultos mayores, se suele considerar que los ancianos manejan mal las nuevas tecnologías y entienden mal las cosas.
“En un mundo cada vez más diverso, una crianza atenta y consciente de estos estereotipos preparará a los niños y niñas mejor para el futuro”, finaliza María Roca.
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