...que nos degrada como Nación y aún más como civilización.
Quiero ver la bala.
Ese ejemplo de barbarie, no de racionalidad, es el límite que debemos respetar,
para comenzar a construir una sociedad más sana. Dónde nos respetemos. En la cual podamos crecer y desarrollarnos, con objetivos comunes y sueños generales.
Toda la sociedad somos responsable, los unos y los otros. Los de acá y los de allá.
Pero, indefectiblemente el pez se pudre desde la cabeza.
Desde los más altos estratos del poder.
Desde el jefe.
Desde el superior inmediato.
No se pudre una sociedad desde la plebe.
Afortunadamente, hemos cruzado un límite del cual, podemos aprender de lo que somos capaces como sociedad; y digo afortunadamente porque no se pudo cometer el crimen mayúsculo.
Y de los errores podemos aprender. Desde los desaciertos puede emerger un ser que:...
en lugar de tirar los andamios de la sociedad, comienza a reparar las bases.
Todos somos responsable en mayor o menor medida. Todos los actores sociales. Y se educa con el ejemplo. Sencillo. Sin magnificencias. Con altruismo. Con responsabilidad.
Media sociedad grita a los cuatro vientos, “no les creemos nada”!!!
La otra parte grita “debemos cuidar la democracia”!!!
Esos gritos se cruzan en el aire y se chocan con estridencias
y en ese grito sordo nadie se escucha.
Venimos hace años, desde todos los rincones de éste sangrante país, escuchando…
Hey!!! ¡!!Que viene el lobo!!! Como aquél pastor de los caprichos de León Felipe que tantas veces gritó bajando la colina… que el día que fue cierto nadie lo escuchó y el lobo…ya sabemos qué pasó.
Ese grito sordo!!! Es el que venimos gritando en nuestro país,
!!Hey que viene el lobo!!! Y al que nadie creyó;
pero la metáfora se hizo realidad y el lobo llegó con su mordida feroz, desgarradora, cruel, sangrante ...!!!hasta la misma yugular de nuestra sociedad.