Eduardo de Pedro se comprometió a informarlo a Alberto Fernández sobre los avances de la convocatoria a la oposición.
Mientras avanza la causa que investiga el ataque a Cristina Kirchner para descifrar las responsabilidades, el Gobierno está sumido en un debate interno para decidir de qué manera se posiciona de cara a la oposición, con el fin común de contener el clima de violencia política. En compartimentos separados que por momentos se comunican, cada uno hace avances por su parte, lo cual despierta chispazos que derivan en intentos de conciliación. Hoy, las miradas apuntan a la misa en Luján, convocada por el kirchnerismo por la “fraternidad” y para “agradecerle a la Virgen por salvar a Cristina”.
Los primeros chisporroteos empezaron a producirse cuatro días después del intento de magnicidio. Según pudo reconstruir Infobae, se generaron diferencias entre la Casa Rosada y el kirchnerismo a partir de la difusión que hizo el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, sobre su trabajo, desde el martes, para lograr “una amplia convocatoria” orientada a tener “un debate” que ayude a mejorar la “convivencia democrática”.
“No hubo ninguna convocatoria”, decían el miércoles por la noche cerca del Presidente, horas después de que en las cercanías de De Pedro hubieran dejado trascender a los medios que el ministro ya estaba avanzando, en la práctica, en los llamados telefónicos a los principales dirigentes de la oposición. Y de que algunos dirigentes opositores admitieran esos contactos.
Y es que Alberto Fernández había decidido dejar en manos del Congreso cualquier acercamiento a Juntos por el Cambio. Ayer se sorprendió al ver en los titulares de los medios que había una convocatoria que, además, decía que había sido consultado, pero que en la práctica lo excluía. De hecho, en la Casa Rosada insisten, una y otra vez, desde anoche, con negar la convocatoria de “Wado” de Pedro. E incluso acusan a los medios que publicaron la información que dejó conocer el propio ministro de “sobregirarse”. Hoy, en el entorno presidencial siguen sosteniendo que “no hay mesa” y que “no hay convocatoria” sino un “clima de diálogo”.
Después de los primeros ruidos, anoche, tarde, De Pedro subió desde su despacho en la planta baja de la Casa Rosada a la oficina del primer mandatario para informarle sobre sus pasos en ese sentido. Así lo confirmaron tanto en Presidencia como en Interior. El diálogo fue cordial; discutieron sobre el formato que podría llegar a tener una concertación política desde el Ejecutivo o el Ministerio del Interior -no está claro quién lideraría-, en eventual acuerdo con el espacio opositor. Hablaron, como opciones, de una foto, de un encuentro, y de la firma de un documento. Y De Pedro quedó en presentarle al jefe de Estado este viernes un informe con los dirigentes contactados y sus respuestas.
Fernando Sabag Montiel, el autor del hecho
Entretanto, la misa que prepara en Luján el kirchnerismo “por la fraternidad de todos los argentinos” y para “agradecerle a la Virgen por salvarle la vida a Cristina”, creen los dialoguistas del Gobierno que podría ser un espacio de cierto entendimiento. El intendente afín a la Vicepresidenta, Leonardo Boto, llamó a una “amplia convocatoria”, pero no está claro quiénes asistirán. De parte del oficialismo, en el despacho de “Wado” de Pedro ya confirmaron que el ministro estará presente. Mientras que en la Presidencia dijeron este mediodía a Infobae que Alberto Fernández está evaluando asistir, pero que no lo definió. Sin embargo, desde la oposición, que también está invitada, todavía ningún referente, ni siquiera de la UCR, anunció si irá o si pegarán el faltazo.
La línea del Gobierno para frenar la escalada de enfrentamientos que, aseguran, derivó en el intento de asesinato, no está clara, ni entre los moderados ni entre los duros. En Balcarce 50 mostraron gestos contradictorios frente a Juntos por el Cambio. Por un lado, horas después del atentado, el Presidente llamó a conciliar. Pero días después dejó trascender, a través de sus voceros, que estaba planeando impulsar un “debate” para terminar con los “discursos del odio”. Mientras que funcionarios de su entorno como Victoria Donda, del INADI, y el titular de Argentina Futura, Alejandro Grimson, asesor del primer mandatario, se expresaron en la misma línea, hablando inclusive de “herramientas”, “sanciones” y “limitaciones”, lo cual provocó fuerte repudio en la oposición y entidades que agrupan a la prensa.
En el kirchnerismo en general se despegaron. Ninguno de sus referentes, aunque sí criticaron esos “discursos del odio”, habló directamente de actuar para limitarlos. Ya empezaba, entonces, a imponerse la idea en el ala dura del Gobierno de inclinarse por bajar el tono de las declaraciones en lugar de azuzar las discusiones. En este escenario, con el paso de las horas, en Casa Rosada empezaron a retroceder con la iniciativa, que desde un comienzo auguraba producir revuelo. El jueves por la mañana, un importantísimo funcionario que se encuentra todos los días con Alberto Fernández dijo a este medio que la línea enfocada en sancionar discursos hoy está descartada.
Juntos por el Cambio aún no definió su postura frente a la convocatoria
Tampoco el propio De Pedro tuvo una sola línea en los convulsionados días posteriores al jueves. Su primera reacción fue publicar un tuit donde disparó contra los medios y la dirigencia política como causantes del contexto que propició el ataque. De hecho, ayer Mario Negri, titular de la UCR en Diputados, le reprochó esas palabras. En el entorno del ministro aseguran que en ese momento se expresó “en caliente” por la sorpresa y el dolor frente al disparo -fallido- contra su referente política, y que desde que empezó la nueva semana tomó la determinación de deslizarse por un camino orientado a la concordia, dicen, para evitar una escalada de enfrentamientos políticos que provoquen consecuencias más graves.
En los últimos días, también puertas adentro del kirchnerismo se generó una discusión sobre cómo pararse ante Juntos por el Cambio. Algunos, más duros, propusieron “pintarse la cara”, como dijo un importante funcionario a este medio, encerrarse con los propios y combatir con la oposición. Otros, como De Pedro, y Andrés “Cuervo” Larroque, que oscila entre posiciones más duras, empezaron a hablar de un entendimiento y terminaron admitiendo en público, a través de sus voceros, que la línea en el delicado contexto político era de “entendimiento”, como dijo el ministro de Desarrollo Comunitario bonaerense en dos ocasiones seguidas.
Con estas diferencias subterráneas, la pregunta de fondo por la la línea que terminará marcando la propia Cristina Kirchner, hoy en el centro de la escena, y, dicen cerca suyo, definitivamente posicionada como la principal líder del oficialismo. Si bien es cercana a De Pedro, en su entorno suelen aclarar que “nadie habla por ella”, y desde que fue atacada no se manifestó en público. Aunque desde el lunes, tras haberse recluido durante el fin de semana en algún lugar reservado de la provincia de Buenos Aires, está activa en su despacho del Senado, y ya recibió a varios dirigentes del arco oficialista. Entre ellos, los gobernadores afines de Chaco, Jorge Capitanich, y bonaerense, Axel Kicillof.
En paralelo, la oposición también debate cómo seguir. Ya hubo algunos rechazos claros, en especial de parte del Pro, y ciertas muestras de inclinación, al menos, a “escuchar” al Gobierno, como en el caso de los radicales Gerardo Morales, jefe provincial de Jujuy; Emiliano Yacobitti, diputado nacional; y Facundo Manes, uno de los dirigentes presidenciables de la UCR. Además, ayer Morales y su par de Corrientes, Gustavo Valdes, ambos miembros de Juntos por el Cambio, ambos moderados, firmaron el comunicado conjunto de los gobernadores del Norte Grande -la mayoría peronistas- para “repudiar enérgicamente el intento de magnicidio” y “redoblar el compromiso hacia el diálogo” y la convivencia.
Por ahora no hay más que diálogos incipientes por teléfono o de manera presencial, con pocos nombres y apellidos, pocas confirmaciones, y, sobre todo, sin fecha ni modo claro en que se hará la convocatoria, entre diferencias mutuas e internas en las dos coaliciones principales del arco político.
infobae.com