Mauricio Claver-Carone, presidente del BID, durante una reunión reciente en Washington (Infobae)
Marzo de 2022. Un correo electrónico incendiario llega a miembros del directorio y comienza a ser objeto de runrún en los pasillos de la sede del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Washington. Involucra a dos personalidades claves de ese organismo de crédito regional: Mauricio Claver-Carone, presidente y una alta funcionaria (J.B., por sus iniciales) a los que se acusa de mantener una relación amorosa, algo prohibido por estatuto. En la misma carta también se acusaba al norteamericano de malversar fondos del organismo y de echar a tres empleados para ocultar las desprolijidades.
La epístola, anónima, fue llevada al directorio para que analice la conducta de los involucrados.
El e-mail era lapidario aunque inconsistente como para pedir la cabeza de la máxima autoridad del banco por inconducta de manera automática. Entre otras cosas, citaba supuestas palabras de la ex esposa de Claver-Carone a quien se le atribuía haberse quejado sobre las licencias amorosas de su marido y decir que mantenía un romance furtivo con una de sus empleadas del BID durante una reunión. El testigo anónimo dice haber tomado esas palabras de la mujer (cuya identidad se preserva por cuestiones legales) para sustentar su denuncia.
Para evitar que las habladurías internas crecieran dentro del BID, se convocó a una reunión de directorio. En ella, uno de sus miembros -¿enemistado con Claver-Carone?- pidió contratar un estudio de abogados -Davis Polk & Wardwell LLP- para que ejecutara lo que debía ser una investigación seria e imparcial. Davis Polk -como se lo conoce en los Estados Unidos- es un bufete con sede en Nueva York pero con oficinas en DC, San Pablo, Londres, Paris, Madrid y Beijing, entre otras ciudades.
Ayer, cinco meses después de iniciadas las pericias, Davis Polk presentó los resultados de su investigación. Entre otras medidas de prueba, los abogados entrevistaron a la ex esposa de Claver-Carone sobre cuyo presunto testimonio se basaba la denuncia anónima que sacudió los cimientos del banco. La mujer negó absolutamente todo. Dijo que nunca acusó al actual presidente del BID de haber tenido un romance, ni que esa haya sido la causa de su separación y mucho menos que haya incurrido en una defraudación o haya objetado su moral. Para respaldar sus palabras firmó un documento.
Ambos, Claver-Carone y su ex están separados desde diciembre de 2019, hace casi tres años, bastante antes incluso de que el ex encargado de América Latina y el Caribe para la Casa Blanca durante el gobierno de Donald Trump fuera seleccionado para asumir en el organismo de crédito.
En la denuncia anónima epistolar, además de la acusación por inconducta, también se señaló al norteamericano de haber echado a tres empleados de forma arbitraria por estar al tanto del comentado amorío y la defraudación. Al igual que la ex esposa del acusado, también participaron de las rondas de entrevistas con el bufete de abogados y negaron la inconducta de su ex empleador y señalaron que fueron removidos por otros motivos.
En los resultados de la investigación final se concluyó que tampoco se había incurrido en malversación de fondos del BID. Esa malversación al banco se habría basado en un alegado favoritismo salarial en favor de J.B. Sin embargo, quedó fundamentado que lo percibido por la mujer correspondía a la escala salarial que figura en las cartas del ente financiero.
Sin embargo, Davis Polk habría hecho sólo énfasis en uno de los puntos a la hora de la presentación final de su informe ante el directorio y que podría genera un caos dentro del organismo. Insiste en que pudo haber habido una relación impropia entre Claver-Carone y una de sus subordinadas basándose en una imagen que fuera aportada por el ex marido de la supuesta “amante”.
Esa fotografía tiene una larga historia. La empleada del BID y su ex marido comenzaron un conflictivo divorcio en 2019. En aquel entonces, el hombre también presentó esa imagen que fue descartada por una Corte de los Estados Unidos. El hombre decía que respondía a un “contrato entre Mauricio y J.” que había sido escrito en el reverso de un menú de restaurant. Una declaración de amor donde se le atribuía al ex funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI) promesas de todo tipo. Al parecer, los exámenes caligráficos sobre la fotografía tomada a ese voto romántico no fueron concluyentes y no pudieron determinar su autoría.
Lo que se preguntan algunos en el entorno de Claver-Carone es “¿cómo es posible que si un juez, una corte desechó esa prueba fotográfica un estudio jurídico la toma como válida en un proceso en el cual no pudo defenderse?”.
Incluso, durante el juicio de divorcio, la mujer había presentado denuncias contra su ex marido por infidelidad y violencia doméstica, ejercida contra ella y contra el hijo de ambos.
Davis Polk -cuyos servicios costarían al BID alrededor de dos millones de dólares- también le reprocha a Claver-Carone que no hubiera prestado su teléfono móvil para ser requisado por sus peritos. El ex funcionario del gobierno de Trump se negó desde un comienzo a ese pedido. Cree que ese requerimiento era excesivo y ante sus íntimos señala que de haber accedido a ello se vulnerarían sus derechos como ciudadano norteamericano ya que el bufete tendría acceso a todos sus documentos y conversaciones privadas y profesionales. El presidente del banco se prestó a declarar durante ocho horas ante los abogados.
El directorio del BID tiene pocas horas para decidir qué hacer. Este miércoles por la mañana se reunirán para analizar la documentación presentada por Davis Polk y resolver si avanza o descarta el tema. De darle crédito a la investigación se convocaría a la Asamblea de Gobernadores, que finalmente podría decidir el futuro de Claver-Carone quien asumió en septiembre de 2020.
En el momento de su elección al frente del BID enfrentó una fuerte reacción por parte de algunos estados miembros, incluidos Argentina y México, que rechazaban romper la tradición del banco desde 1959 de tener un presidente de un país latinoamericano. ¿Estuvieron estos países detrás de la contratación del bufete neoyorquino? Es una pregunta que se repite desde hace meses en Washington.
El presidente del BID habló por primera vez de la polémica que lo tiene como protagonista el 8 de abril, cuando ya el tema había ganado los medios internacionales. Ese día, ante un grupo de empleados del organismo, Claver-Carone denunció “una campaña política y mediática anónima” alentada por personal del mismo banco, y aseveró que no se le estaba garantizando el “debido proceso” en la investigación. “¿Cómo podemos abogar por el Estado de derecho y la transparencia cuando, en las últimas dos semanas, al personal de este banco se le ha negado un debido proceso por parte de unos pocos que han violado de manera comprobada e inexplicable el código de ética al utilizar una carta anónima como arma?”, cuestionó entonces.
En los pasillos del organismo en Washington creen que la herida abierta por la designación de Claver-Carone nunca cicatrizó. Y ven una mano negra originada en Buenos Aires en lo que consideran una maniobra inquietante. “Todo esto tiene perfume porteño”, dicen en el edificio del 1300 de la New York Avenue.
infobae.com