La mujer contó que desde su habitación escuchaba los golpes que en la tarde de ese día estaba recibiendo Lucio. Lejos de ignorarlos, decidió actuar. La vecina le escribió a su hermano para que la ayude a llamar a la policía.
En esa conversación, la mujer le pide a su familiar que llame a la policía por la situación violenta que estaba escuchando en la casa de Lucio. “¿Me llamás a la policía? Que yo tengo el parlante roto. Porque le están pegando al nene de al lado”, escribió la vecina. Del otro lado, le responden que la policía ya estaba en camino. La mujer sigue la charla y agrega: “Todos los días llega del jardín y la novia de la mamá lo caga a palos. Les golpee la pared porque se escucha todo desde mi pieza y en la calle también”.
Mientras el hermano de la mujer le repite que la policía estaba —teóricamente— en camino, la testigo que declaró en el juicio le da más detalles del horror. Le comenta una frase que escuchó en la que una de las ahora acusadas le habla a la otra. “Le dice: ‘Sacale la ropa y cagalo a palos, dejalo marcado porque lo mato yo’”, declaró la testigo.
Pero lo más increíble de todo es que la policía, nunca llegó al lugar.
El jefe de policía de La Pampa Daniel Guinchinau, que todavia sigue en funciones, aclaró algunos días después del asesinato de Lucio, que los efectivos no acudieron al lugar porque tenían mal la dirección.
En un documento oficial de la fuerza pampeana quedó expresado el error. “Masculino solicita móvil policial a requerimiento de la hermana que se encuentra en depto 2″, dice la primera comunicación interna de las 18:21 de aquel 25 de agosto.
En el segundo contacto entre los policías, de las 18.45, la dirección ya es distinta a la que se había solicitado. Los oficiales reportan que fueron a un lugar donde no viven niños: “Comunica que en calle xxxx 2386 (la original es 2385), depto 1 (el real es depto 2) entrevistados una mujer domiciliada en el lugar, consultada sobre la existencia de niños en el complejo, misma manifestó que en el lugar no había niños”, dice el texto según publicó el diario Impactocastex.
Los policías se retiraron. Nadie se preocupó por llamar nuevamente al denunciante para aclarar la dirección. Nadie tuvo la menor preocupación por un nene que estaba en peligro. Ese nene era Lucio y fue asesinado dos meses después.
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Durante el debate oral, que ya finalizó y sólo resta la sentencia el jueves 2 de febrero, quedó demostrado que Lucio evidencio alertas inconscientemente que nadie escuchó. Las más clara fue la de los médicos que ignoraron la cantidad de veces que el nene ingresó al sistema de salud por traumatismos en su cuerpo. Pero también esta este caso, en el que la policía pampeana ignoró un llamado más que claro por un simple error de dirección.
Por otro lado, está la situación de las maestras, que más allá de no darse cuenta de los golpes con lo que el nene asistía a clase, tampoco notaron nada extraño en los dibujos de Lucio que, para los especialistas, hablaban de los maltratos. Sin embargo, el abogado de la familia José Mario Aguerrido no les endilga responsabilidad mayor a las educadoras: “hay que entender que las maestras no están capacitadas para interpretar dibujos como los que hacia Lucio por eso no hay que endilgarle alguna omisión”.
Más allá de las maestras, quedó claro que Lucio, a pesar de mostrarse en las fotos y videos como un nene feliz, por lo bajo trataba de contar lo que sufría. Una de las psicólogas que habló en el juicio lo graficó en una frase desgarradora.
“Lucio gritaba su dolor”