...de Diputados. En paralelo, siguen creciendo las tensiones por el poder interno, ahora a raíz de la anunciada mesa nacional del oficialismo. Los jueces dieron una señal conjunta
Las autoridades del bloque de diputados y varios operadores -del Gobierno y del kichnerismo- trabajaron intensamente, en un Congreso paralizado, para garantizar disciplina y asistencia perfecta en la Comisión de Juicio Político. Impusieron así su ajustada mayoría para avanzar con el enjuiciamiento a los cuatro integrantes de la Corte Suprema. Es un proceso que no tiene chances de éxito en el recinto y está en duda que alguna vez llegue a esa instancia decisiva de quorum y votación. Pero había que mostrar un triunfo, curioso, porque confronta con la realidad más amplia del oficialismo: unidad en ese terreno y batalla sin tregua por el poder interno.
Coincidencia no imaginada, el llamativo cuadro expuso todos sus trazos en un mismo día, el jueves último. El Frente de Todos mostró a representantes de todos sus espacios -Olivos, el kirchnerismo, el massismo y varios jefes provinciales- unidos en Diputados para la carga sobre los jueces del tribunal supremo. Y casi a la misma hora, trascendía con malestar desde la Casa Rosada que Alberto Fernández había suspendido un encuentro con los gobernadores peronistas por falta de confirmaciones a la cita. También en simultáneo, la Corte realizaba la primera reunión del año -formal, después de contactos reservados-, difundida e interpretada como una señal en sí misma. No faltaron, además, suspicacias.
La disputa en el interior del oficialismo no se produce en un marco distendido de contención económica, a pesar de la hiperactividad que Sergio Massa exhibe. Por el contrario, hay evaluaciones y datos diferentes. Cerca de Economía, sostienen que las batallas domésticas complican o podrían impactar negativamente si no son frenadas sin demoras. No los convence por razones parecidas la agitación de la carga en el frente judicial, pero desmarcarse en Diputados habría representado un quiebre con Cristina Fernández de Kirchner.
La ex presidente reiteró su compromiso, de bajo perfil, con la gestión de Massa. El interrogante, en el corto plazo, es cuál sería la actitud del kirchnerismo si no es frenada la escalada de precios. Las versiones que circulan en el propio Gobierno hablan de un IPC de enero peor al esperado, es decir, cercano al 6%. Nadie discute el sentido alcista. Además de los informes privados, los números de la Ciudad de Buenos Aires y de provincias como Córdoba expresan esa línea, con características locales y también como señal de dos meses seguidos.
Ocurre que aún en ese contexto, CFK y Alberto Fernández siguen tensando la cuerda política. El kirchnerismo tiene reparos, además de enojo de arrastre, con la posición efectiva del Presidente en la defensa de su líder. Consideran que no jugó a fondo. Los recelos alcanzan a la movida que terminó colocando en el Congreso la carga contra la Corte, sin perspectiva final por la necesidad de mayorías especiales, inalcanzables. La oposición de Juntos por el Cambio y de algunos espacios de menor peso ponen en duda siquiera que pueda reunirse número para llevar el debate al recinto de la Cámara baja.
Alberto Fernández junto a Manzur y Jaldo en Tucumán. Otro acto con tono electoral
Pero el kirchnerismo necesita colocar los casos que enfrenta CFK como punto central del temario del oficialismo para la disputa electoral: es más que simbólico, al margen de la forzada consigna de la “proscripción”. El respaldo político es un elemento básico, en principio para transmitir que no fue corrido el eje del oficialismo. A eso se suma la andanada para correr definitivamente de la decisión 2023 a Alberto Fernández. En definitiva, se batalla por el poder interno. De eso se trata la discusión acerca de la mesa nacional del Frente de Todos, con fecha de estreno para el jueves que viene.
Con ese cortinado de fondo, la gestión aparece desfasada y fragmentada. Un ejemplo: el cambio de jefe de Gabinete tiene categoría de tema secundario. Juan Manzur hace rato estaba alejado de tales tareas y concentrado en los comicios de su provincia. La salida, prevista hace meses, fue oficializada por Alberto Fernández en Tucumán. Y el cargo vacante será asumido por Agustín Rossi. En tanto, Alberto Fernández seguirá con su plan de actos en tono de campaña, un recurso para mantener espacio interno y un imaginario reeleccionista que irrita especialmente a CFK.
La carga sobre la Corte no tuvo en el arranque el impacto buscado para competir con otros temas al tope de la agenda pública. Y menos distendió la interna. Tampoco funcionó hasta este momento para empantanar a la oposición en este juego, que de todos modos sigue enredada en su propia carrera y dio escasas muestras de correr el eje de la discusión. El último intento fue el contrapunto por el endeudamiento público, limitado a una advertencia y poca voluntad de sus dirigentes para este debate.
Así y todo, el oficialismo en Diputados produjo un poco advertido pero significativo freno a la idea inicial de intentar de fisurar a JxC. Decidió tratar en bloque todos los pedidos de juicio político a Horacio Rosatti, Carlos Ronsenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti. La Coalición Cívica había presentado hace años pedidos contra Lorenzetti, pero colocarlos en un paquete con los planteos del oficialismo facilitó el rechazó sin quiebres en la oposición. Visto en espejo, también evitó que se avanzara más holgadamente contra un juez en particular.
La apretada votación en la Comisión de Juicio Político proyectó un par de señales relevantes. Mostró que se trata de un terreno para marcar posiciones innegociables y gravitantes en las dos veredas. El FdeT contó con sus 16 legisladores. JxC reunió a sus 14. Y el representante del Interbloque Federal, el “Topo” Rodríguez, participó en todo el trámite. Más allá del resultado -16 a 15-, el recuento indica que el oficialismo no encuentra eco más allá de sus propias filas. Visto así, no lograría siquiera quorum si intenta llevar el debate al recinto. Ya estaba clara la imposibilidad de arañar dos tercios para aprobar la acusación a los jueces.
La Corte, por su lado, también mostró más de lo que hizo. Se reunió casi en paralelo para acomodar la agenda. Y dejó trascender la reacción frente a la escalada oficialista: a pesar de internas y heridas, se moverá unida en este terreno y en pleno año electoral. Tiene densos temas pendientes, entre ellos la disputa por el recorte de fondos a la Ciudad de Buenos Aires. El martes próximo volverá a reunirse. Ese día, será difundido el número de la inflación de enero, cuestión de alto impacto no exclusivamente económico. Y para dos días después están previstos el debut de la mesa nacional del FdeT y un nuevo encuentro de la Comisión de Juicio Político. Otras coincidencias de un febrero intenso.
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