... encararon al unísono a la carrera proselitista. Impaciencia en la dirigencia frente al inicio del año legislativo y el lanzamiento formal de Rodríguez Larreta.
Por Brenda Struminger
Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa
Frente al inminente comienzo del año legislativo, y a cuatro meses de la fecha límite para el cierre de listas, crece la impaciencia entre los referentes del Frente de Todos ante las ambiguedades de la cúpula. Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, que coquetean con la posibilidad de ser candidatos, aún no se ponen de acuerdo -en el caso del Presidente y la vice, ni siquiera se hablan- y evitan pronunciarse a favor de terceros. En el contexto de apremio e incertidumbre, esta semana, después de la mesa política, los presidenciables activaron como nunca los movimientos electorales, para empezar a posicionarse y a presionar a sus líderes.
El ímpetu de la dirigencia, en los últimos días de febrero, contrastó fuerte con la dinámica de los meses previos, durante los cuales las expresiones y señales políticas fueron más bien tímidas. Ávido por empezar a repartir roles, reunir fondos y poner en marcha los preparativos para la campaña, Daniel Scioli se lanzó definitivamente el martes, después de meses de filtraciones sobre su candidatura, a través de una entrevista y una carta publicada en redes sociales; mientras que el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, eventual delfín de Cristina Kirchner, aceleró al máximo el modo campaña en el conurbano, con visitas a los distritos de mayor peso, desde La Matanza a San Fernando, donde se tomó las fotos de rigor con los intendentes, Fernando Espinoza y Juan Andreotti. Para las próximas semanas tiene planeado retomar los desplazamientos al interior, y se esperan discursos con tono de candidato.
También las organizaciones sociales peronistas, que ostentan varios importantes cargos en el Gobierno, como Barrios de Pie y Movimiento Evita, lanzaron su propio partido, aunque sin un candidato para la Presidencia (aunque hubo guiños a Massa, Emilio Pérsico dijo que todos lo “espantan”). E inclusive el jefe del Movimiento de Trabajadores Excluidos, Juan Grabois, y el ex director del Banco Nación y titular de Unidad Popular, Claudio Lozano, satélites del FDT vinculados con el ala izquierda con una intención de voto prácticamente inexistente, dijeron con todas las letras que quieren pelear la interna por el sillón de Rivadavia.
Mientras se prolongan los tiempos en lo alto de la jerarquía frentetodista, empezaron a aparecer, también, nuevos nombres de potenciales candidatos para los cargos más importantes. La figura de la ministra de Desrarollo Social, Victoria Tolosa Paz, que sonaba como vice para un binomio presidencial, apareció como opción para una interna en la gobernación bonaerense contra Axel Kicillof, en una eventual nómina con Alberto Fernández a la cabeza. En tanto, desde los movimientos sociales y en un despacho albertista mencionaron a Gabriel Katopodis para la Presidencia. En los entornos de ambos negaron con ímpetu las versiones. “Nada de eso es oficial, Vicky está trabajando mucho y no vamos a contestar operaciones“, deslizaron cerca de la ministra de Desarrollo Social, con cierto fastidio. En el entorno de su par de Obra Pública evitaron confirmar la otra hipótesis: “Kato está trabajando para la unidad y para ser protagonista, pero todavía falta hacer mucha política para hablar de candidaturas”, dijo un asesor.
Lo más probable es que varios de ellos -o todos-, terminen bajándose, advirtieron funcionarios que trabajan por adelantado en el armado de las campañas de los dos principales espacios. Y atribuyeron los lanzamientos al intento para empujar a los líderes hacia una definición, además de asegurarse espacios en las nóminas.
Alberto Fernández
Las jugadas se proyectan también para las próximas semanas: los duros del kirchnerismo anunciaron un acto para el 11 de marzo, dos días después de la lectura de los argumentos del fallo que la condenó en la causa Vialidad, para pedirle a Cristina Kirchner que sea candidata. Y desde los movimientos sociales dijeron que después de la Asamblea Legislativa redoblarán la ofensiva. “Alberto se tiene que bajar lo antes posible, ya se lo pedimos. No puede ir mucho más allá del 1 de marzo”, dijo un alto referente mezclado entre los propios en el restaurante Torcuato Tasso, el viernes al mediodía, durante el acto de lanzamiento del Partido de los Comunes.
En el propio albertismo empezaron a exigirle a Alberto Fernández que revea sus aires reeleccionistas. Aunque su círculo más íntimo respaldan cualquiera decisión, varios de los dirigentes devenidos en funcionarios que lo apoyaron desde el comienzo de la gestión empezaron a deslizar pedidos para que se corra. “Varios estamos en una línea de acordar con el kirchnerismo. Un enfrentamiento abierto con ellos es un error político, él queda muy expuesto, con mucha debilidad. Nos encantaría que fuera Alberto, pero si no tenés el consenso de la mayoría del Frente de Todos, es imposible”, se lamentó un albertista desde su oficina.
La sensación de impotencia ante la indefinición de los principales líderes atraviesa al conjunto de la coalición oficialista. Las internas desvelan a todos sobre todo después de los nulos resultados de la mesa política del jueves 16. En el esperado cónclave, los principales líderes, excepto Cristina Kirchner, sólo se pusieron de acuerdo en mantener “la unidad en la diversidad”, y por motivos estrictamente porcentuales. Como era previsible, los enfrentamientos volvieron a encenderse pocos días después, entre la férrea defensa de la candidatura de Alberto Fernández que ensayaron por doquier sus soldados más cercanos; y la ofensiva en dos etapas que hicieron Andrés Cuervo Larroque y Máximo Kirchner, en sendas apariciones públicas.
El kirchnerismo utilizó la fecha de nacimiento de Néstor Kirchner para asentar algunas definiciones. Después de semanas de silencio -con excepción de sus fuertes intervenciones en la mesa del Frente de Todos- Máximo Kirchner volvió a expedirse en la presentación de un libro en Santa Cruz, donde pidió que gobierne “un buen o una buena peronista. Mientras que, luego de algunas alocuciones moderadas, Larroque volvió a emitir una crítica fuerte. “Si Néstor los viera...”, deslizó por Twitter, y abrió lugar a las suspicacias. Todos dieron por sentado que disparaba, una vez más, contra los moderados.
Máximo Kirchner
El problema de fondo ya no es la gestión del Presidente -el kirchnerismo, y ahora, los movimientos sociales afines, consideran imposible mejorarla en pocos meses- sino la falta de consenso sobre los nombres para las listas, lo cual incomoda profundamente a gobernadores, a intendentes y a los funcionarios de mayor rango. “Los peronistas somos verticales. Necesitamos un líder, y hoy está claro que no está”, se quejó un jefe comunal bonaerense. Cerca de un ministro afín al jefe de Estado dijeron que notan la ansiedad en las reuniones políticas en el territorio. El principal pedido que reciben desde las provincias y los municipios es que se concrete lo antes posible un diálogo “a puertas cerradas, sincero y definitivo”, entre Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa.
En el Gobierno se inquietan también por los movimientos del otro lado del espectro ideológico y admiten que se sienten en desventaja. Entre el miércoles y el jueves cerca de un ministro vieron con preocupación el lanzamiento en tres pasos de la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta. “Hay que decir que la hizo bien, siguió todos los manuales del que quiere ser candidato”, sostuvo un experimentado funcionario K. En un despacho del albertismo deslizaron una idea similar, mientras veían, en una pantalla de TV con la imagen partida en cuatro partes, cómo los principales canales de noticias emitían a la vez, por largos minutos, el spot del referente moderado de Pro.
De todas formas, matizan el nivel de alarma. Dicen que se alivian cuando ven “el cocoliche”, en palabras de un altísimo funcionario, de Juntos por el Cambio, y hay coincidencia en los distintos espacios en que la oposición “está peor”, porque, creen, el Pro y los radicales tienen diferencias programáticas más profundas que FDT. Un asesor del peronismo le bajó el precio al tiro de Larreta, porque, según analizó, “se salteó” la instancia de las primarias. “Es el spot y son las palabras de un candidato para las Generales. Pero todavía no llegó a ese lugar”, dijo, en referencia a las fuertes resistencias que enfrenta el jefe de gobierno de la Ciudad de parte del ex presidente, y fundador de su partido, Mauricio Macri, y ante la referente más fuerte de los “halcones”, Patricia Bullrich.
Con impaciencia frente a los enemistados Alberto Fernández y Cristina Kirchner, en el Frente de Todos sólo se muestran dispuestos a concederle a Sergio Massa el tiempo que necesite para ordenar, estabilizar o, en el mejor -y más lejano- de los casos, mejorar la economía. El kirchnerismo le dio una segunda oportunidad después de la suba en el índice de inflación de enero, y en el albertismo siguen sosteniendo que Alberto Fernández lo apoyaría si se presentara. La figura de Scioli aparece como segunda opción después del ex motonauta.
En Balcarce 50 negaron que el primer mandatario vaya a dar un guiño sobre su corrimiento de la reelección en la Asamble Legislativa, ni en los días posteriores. Y en el propio kirchnerismo no esperan una definición para antes de abril. Pero nadie quiere que llegue mayo sin que estén sobre las mesas los nombres definitivos para el tope de las listas para la Nación y la Provincia.
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