Si el frío del otoño-invierno tarda en llegar, puede extenderse el período de actividad del insecto vector
El SMN advirtió que pueden desarrollarse, especialmente en la primera parte del otoño, eventos tardíos de olas de calor en Argentina (REUTERS/Toby Melville)
Si bien en la Argentina se registran casos de dengue todos los años, los brotes más fuertes con alcance de epidemia se repiten cada tres o cuatro años, y los datos indican que este ciclo emerge cada vez con mayor virulencia o cantidad de afectados. Los datos son contundentes: el país atraviesa un brote histórico que acumula 48 muertos por dengue y más de 67.000 casos, números récord frente a la última epidemia de 2020.
Los turistas en Venecia, Italia, enfrentaron una ola de calor en julio pasado. Los científicos hicieron un llamado para reducir las emisiones de gases de invernadero. REUTERS/Manuel Silvestri
La infección transmitida por el mosquito Aedes aegypti tiene un comportamiento estacionario, en nuestro país la mayoría de los casos ocurren entre diciembre y mayo, ya que en ese momento transcurren los meses más cálidos y lluviosos. Así, las condiciones meteorológicas habituales provocan que la llegada del tiempo fresco y la menor cantidad de precipitaciones disminuyan la actividad del insecto vector.
Pero después del verano más cálido de la historia de Argentina, el otoño se resiste a instalarse y se esperan para los próximos días temperaturas superiores a 30 grados en varias ciudades del centro y norte del país.
A partir del jueves y el viernes, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) anunció un aumento de temperatura con máximas cercanas a los 30 grados en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Chaco. En Formosa, Santiago del Estero y Corrientes los picos de calor pueden alcanzar los 33 a 35 grados. En provincia de Buenos Aires la situación será similar y durante el fin de semana las máximas alcanzarán los 28 a 30 grados en algunas localidades. En la Ciudad de Buenos Aires, las máximas a partir del viernes podrían superar los 28°C.
Si bien la investigación aún no es concluyente y sigue avanzando con los datos recabados en los últimos años marcados por fenómenos meteorológicos extremos, uno de los factores que inciden, y mucho, es el cambio climático que provoca períodos más prolongados de altas temperaturas y altera la dinámica de reproducción del mosquito Aedes.
“El periodo de mayor actividad (del mosquito Aedes aegypti) ocurre entre el verano y el otoño, entre diciembre y mayo, estos son los seis meses de mayor actividad por las condiciones de temperatura, esa es la época que el mosquito adulto que pica y transmite está más activo”, precisó a Infobae el biólogo Manuel Espinosa, responsable del Departamento de Enfermedades Transmitidas por Mosquitos de la Fundación Mundo Sano, la organización que hace 30 años trabaja para cambiar la realidad de las personas afectadas por las enfermedades desatendidas.
¿Aumenta el riesgo de dengue si continúa el calor?
Argentina registra 48 muertos por dengue y más de 67 mil afectados, con circulación viral en 15 jurisdicciones (James Gathany Source CDC - PHIL)
El biólogo agregó que si el frío típico del invierno tarda en llegar, en junio puede mantenerse la transmisión, “como ocurrió en la epidemia de 2020, cuando hasta mediados de junio hubo casos”. Por eso, el pico de casos siempre suele darse entre marzo y abril, momentos del mayor población del mosquito Aedes.
Según el último informe trimestral del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), para este otoño se espera una mayor probabilidad de “temperaturas superiores a lo normal en gran parte del centro y norte de Argentina”. En el NOA (Noroeste Argentino) y el centro y norte de Patagonia, éstas pueden ser normales o superiores a lo normales.
Los expertos del SMN advirtieron que debido a esta situación pueden desarrollarse, especialmente en la primera parte del otoño, eventos tardíos de olas de calor. Además, en las provincias del NOA, en cambio, hay una mayor probabilidad de registrar lluvias por encima de lo normal.
El otoño llega después del verano más cálido registrado en la Argentina, según indicaron en el SMN, la temporada estival 2022-2023 relegó al segundo lugar al tórrido verano de 1988-1989. Esta situación tuvo lugar con la continuación del fenómeno de La Niña, que tenderá a debilitarse en los próximos meses.
La “tropicalización” altera la dinámica de los virus
El Ministerio de Salud de Costa Rica indicó en un informe que los casos de dengue se incrementaron el 138 % en lo que va de año en comparación con el mismo periodo del 2019, por lo que hizo un llamado a la población para que evite la aparición de criaderos del mosquito transmisor. EFE/Jeffrey Arguedas/Archivo
El dengue es una infección vírica que se transmite al ser humano exclusivamente por ciertos tipos de mosquitos, que son el vector de la enfermedad. Décadas atrás, el dengue estaba circunscripto a climas tropicales e intertropicales.
Sin embargo, esa situación cambió radicalmente frente al calentamiento global y sus efectos en la naturaleza. Según el jefe de la unidad del Programa Mundial de Control de Enfermedades Tropicales Desatendidas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el doctor Raman Velayudhan, el cambio climático y el aumento de las temperaturas en el sur de Europa y Sudamérica están permitiendo que los insectos se reproduzcan con más facilidad.
La OMS alertó especialmente sobre el aumento registrado en los últimos meses de 2022 y en los primeros de 2023 en el número de casos de dengue y chikungunya en países como Paraguay, Perú, Brasil o Argentina.
Las regiones de las Américas, Asia Sudoriental y el Pacífico Occidental son las más gravemente afectadas y en Asia se concentra alrededor del 70% de la carga mundial de la enfermedad de dengue.
Como parte de la alarma que genera esta enfermedad, científicos ya reportan que el dengue se está extendiendo a nuevas zonas, incluida Europa, y se observan fuertes brotes. En 2010 se notificó por primera vez transmisión local en Francia y Croacia y se han detectado casos importados en otros tres países europeos, como Portugal, España e Italia.
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