...y quinto lugar contra los candidatos de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza
Acto de Cristina Kirchner en el Teatro Argentino de La Plata (Aglaplata)
El discurso de Cristina Kirchner estuvo lejos de marcar un antes y un después en la vida política del Frente de Todos. A menos de dos meses del cierre de listas, los principales actores, con excepción de Alberto Fernández, que se bajó de la reelección, siguen agazapados a la espera del momento propicio para lanzarse formalmente. Lo cual, en el fondo, implica conocer a quién avalará la Vicepresidenta, una definición que no se conocería hasta fines de mayo.
Pero, más allá de los nombres, en las últimas semanas se activó una mecánica de diálogos y reuniones entre los actores centrales del espacio político, donde empezó a generarse consenso en torno a una posibilidad que hoy aparece como novedosa: que las candidaturas para la Presidencia, la Provincia de Buenos Aires y la Jefatura de Gobierno de la Ciudad no se diriman a través de unas PASO, como parecía haberse aceptado, sino en un pacto previo que desemboque en tres candidatos únicos para las categorías principales, con un reparto de cargos “equitativo” -dicen- para aquellos que resulten rechazados para encabezar esas listas.
La hipótesis de que no habrá PASO está sobre la mesa en las negociaciones que llevan cada vez con mayor frecuencia, Máximo Kirchner; el vicejefe de Gabinete y referente porteño, Juan Manuel Olmos, como representante del conjunto del PJ no kirchnerista, y Sergio Massa, que pocas veces delega las charlas políticas en sus armadores de confianza, con la intervención, con menor asiduidad, de Cristina Kirchner. La vicepresidenta también forma parte de las conversaciones, aunque con menos asiduidad.
Los operadores de las distintas terminales buscan llegar a un esquema de unidad sin competencia formal. Si así fuera, se impondría la voluntad histórica del kirchnerismo, que había deslizado que aceptaría competir en las Primarias a través de mensajes de Wado de Pedro y Máximo Kirchner, pero nunca dejó de presionar para terminar en un candidato único.
Hoy parece haber aceptación del lado moderado. “Ya tuvimos PASO estos tres años, y así nos fue”, dijeron desde el propio PJ. El principal motivo es “matemático”, explican desde los sectores del “albertismo” que empiezan a mirar las PASO con desconfianza tras la renunciamiento de Alberto Fernández, sobre todo al evaluar los complicados registros de opinión pública. “Todas las encuestas nos dicen que si vamos separados, llegamos con candidatos en el cuarto y quinto lugar. A Juntos por el Cambio le funciona, pero a nosotros las PASO no nos sirven”, empezaron a deslizar en las filas no kirchneristas, donde hasta hace poco pedían internas al unísono. Alberto Fernández, en cambio, sigue firme en el pedido de eliminar la dinámica de la lapicera. En su entorno sostienen que su principal legado será “democratizar el peronismo”.
El jueves Cristina Kirchner no cerró las puertas a unas PASO, pero tampoco las abrió. De hecho, a diferencia de Wado de Pedro o Máximo Kirchner, que sí deslizaron ciera concordancia, nunca las avaló. Y en su entorno aseguran que su principal objetivo sigue siendo lograr una candidatura de consenso. “El jueves dio señales de amabilidad a los dos lados. Está trabajando para una síntesis basada en la competitividad de la fuerza y en definir nombres en torno a un programa”, expresaron en uno de los despachos nacionales del cristinismo.
Juan Manuel Olmos
Dirigentes de peso de las tres fuerzas principales del Frente de Todos describieron la tendencia después del acto de Cristina Kirchner en La Plata, a donde la vicepresidenta invitó, sugestivamente, a referentes de todo el arco político oficialista y pidió “dar la discusión y el debate”. Lo cual, según las cúpulas K, fue un llamado a dialogar para unificar. “Ya no se va a tratar de la lapicera sino de ponerse de acuerdo”, dijeron sobre el espíritu de la vice.
En el Teatro Argentino hubo una nutrida comitiva del Frente Renovador, entre ellos, la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau y la legisladora nacional, Mónica Litza; representantes del “PJ no Cámpora”, como los ministros de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz; y de Obra Pública, Gabriel Katopodis; el diputado nacional por la Ciudad y posible candidato porteño, Leandro Santoro; y el jefe del sindicato de encargados de edificios, Víctor Santa María. Los dos primeros siguen cerca de Alberto Fernández; el tercero está distanciado; el último, enemistado. Pero a pesar de su cercanía, presente o pasada, con el Presidente, que no se habla con CFK y mantiene una relación tensa con Massa, los cuatro empezaron a tender puentes, en los últimos meses, con el ala dura del FDT.
Hay quienes deslizan que Juan Manuel Olmos no estuvo en el acto del jueves para evitar una disputa con su jefe político y amigo, Alberto Fernández. Pero desde su entorno dijeron que faltó, a pesar de estar invitado, porque se prolongó una reunión con el titular de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN). De todas formas, sobran las señales de sintonía de Olmos con el ala dura. Anteayer, el dirigente del PJ porteño coordinó una charla en la Facultad de Derecho junto a Graciana Peñafort, una de las abogadas kirchneristas más conocidas, en torno a las irregularidades que -según denuncian- deslegitiman el fallo que condenó a Cristina Kirchner en la causa Vialidad. Desde la primera fila lo escuchaban, atentos, los dos posibles candidatos a la jefatura de gobierno porteño, Leandro Santoro, y el ministro de Turismo, Matías Lammens. Y, hace dos semanas, después de la reunión del PJ porteño, Olmos asistió al cumpleaños de Máximo Kirchner, invitado por el propio homenajeado, en una señal de sintonía personal con trasfondo político.
A su vez, en los diálogos de segunda línea, Victoria Tolosa Paz, una de las principales defensoras de las PASO que pide el Presidente, mantiene contacto frecuente con Máximo Kirchner. En el oficialismo bonaerense deslizan que la dirigente platense le prometió al jefe de La Cámpora recoger a los heridos de la lapicera kirchnerista en los últimos cierres de listas, a cambio de un lugar protagónico.
En el entorno de la ministra admiten que existen conversaciones fluidas con el hijo de la vicepresidenta, que buscará un lugar de peso para agosto. Pero aclaran que su destino es incierto y se terminará de definir en los próximos meses. De máxima, iría a la gobernación (en caso de que Axel Kicillof fuera a la Presidencia a pedido de CFK); o integraría una fórmula con el gobernador en la pelea por la reelección, en lugar de la matancera Verónica Magario, la actual vicegobernadora; o volvería a presentarse por la intendencia de La Plata, como en 2019, aunque en su entorno ponen en duda esta última posibilidad.
Las elucubraciones sobre un candidato único en la Nación apuntan, de manera unánime en las tres fuerzas principales, a la figura de Sergio Massa, que empezó a dar señales más nítidas sobre su voluntad de presentarse. Esto a pesar de la corrida cambiaria, de la altísima inflación y de los bajos ingresos, ejes que la vice le marcó desde el escenario hace tres días, aunque sin retirarle su respaldo. “Aunque te critique, si Cristina no te baja, es que seguís adentro”, leyeron en las filas del Frente Renovador, que el próximo 5 de mayo le “pedirá” a Massa, con su previo visto bueno, que sea candidato.
Victoria Tolosa Paz
En el esquema “Massa Presidente”, dirigentes de distintos orígenes detectan dos escollos. El primero es la posibilidad de que el ministro decidiera correrse y apostar a 2027, una opción que parece poco probable, pero que aún está vigente. El otro es que el embajador en Brasil, Daniel Scioli, con quien Massa mantiene una trifulca de años por motivos políticos y personales, decidiera enfrentarlo. La solución de ese “problema”, como calificaron la candidatura del ex motonauta en el ala dura, no está clara. Un armador del PJ ensayó una respuesta: “El peronismo no es una democracia. El sistema de candidaturas se arma según las demandas de los que manejan los territorios. Y siempre hay heridos”, dijo. Cerca de Scioli aseguran que no hay forma de que se aparte, y destacan la buena recepción que obtiene de parte de dirigentes “de todos los espacios”.
Además del embajador y el ministro de Economía, el tercer -y último- presidenciable de peso es el titular del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, alfil de Cristina Kirchner que está posicionándose desde hace largos meses ante la posibilidad de que lo llamen a competir. En su caso, su futuro depende prácticamente de manera exclusiva de lo que le diga Cristina Kirchner. Si la Vicepresidenta elige a Massa, y el tigrense quiere, el mercedino acataría las instrucciones de ir a otro lugar sin dudarlo. Hoy, aparece como plan B.
La escarpada historia de las siempre hipotéticas y discutidas PASO en el peronismo entró, después del renunciamiento de Alberto Fernández y de las señales de apertura de Cristina Kirchner al peronismo no kirchnerista, en una nueva etapa, de incertidumbre, cuyo final se conocerá, como máximo, dentro de ocho semanas. Mientras tanto, los espacios del Frente de Todos medirán fuerzas en una serie de actos enmarcados por una grave crisis económica que podría complicar los planes de todos. En los próximos cincuenta y seis días, se pondrá en juego la capacidad politica del Frente de Todos para cerrar un acuerdo interno que le permita competir contra Juntos por el Cambio y Javier Milei.
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