La fortaleza del dólar en los mercados alternativos presionaba nuevamente este jueves a los negocios financieros dada la amplitud de la brecha cambiaria que complica el plan económico del presidente Javier Milei, de la mano de una alocada inflación y creciente pobreza.
No solo la repetitiva presión devaluatoria induce a distorsiones en el comercio exterior, sino que complica mantener la paridad oficial con un suba del dólar comercial en un controlado 2% mensual (“crawling peg”), cuando el alza de precios minoristas corre por arriba del 20%, lo que a su vez amplía la negatividad para invertir en moneda local.
Asimismo, la firmeza global del dólar por la perspectiva de que la Reserva Federal (Fed) de los EEUU mantendrá las tasas sin cambios por más tiempo del previsto también juega en contra del Gobierno argentino que asumió el 10 de diciembre.
Ante un dólar mayorista que sube solo 70 centavos a $819,30, el dinámico “blue” o marginal cotizaba en los $1.240 -cerca de su máximo nominal intradiario de $1.250- y presentaba una brecha del 51,4%, cuando solo dos semanas atrás promediaba el 25 por ciento.
A su vez, la moneda comercializada electrónicamente por el denominado “MEP” también marcaba un máximo en los $1.244, y el “contado con liquidación” a través de acciones para exteriorizar divisas alcanzó los $1.300 por primera vez, con una brecha cambiaria del 60% respecto del oficial.
“Al Gobierno se le comienza a esfumar la ‘luna de miel’ porque tiene un escenario político complejo. A esto le sumás que no hay inversión en pesos que le gane a la inflación, por lo que la tenencia de dólares es la herramienta elemental que se tiene a mano”, comentó a Reuters el analista Marcelo Rojas.
Se pulveriza el “carry trade”
Argentina soporta una de las alzas de precios minoristas más altas del mundo, con arrastre del 211,4% en 2023, y salto al 276,4% en el índice mayorista, lo que deja un escenario adverso para el primer trimestre del presente año. Mientras tanto, el dólar oficial se disparó 118% en un solo día el pasado 13 de diciembre, a los 800 pesos.
En simultáneo, el Banco Central ejecutó otra medida audaz, la de recortar las tasa s de política monetaria. Actualmente la tasa de interés por un depósito bancario reditúa un 110% nominal anual, desde el 133% previo. Esto es un 9% de ganancia mensual por quedarse colocado en pesos, una postura claramente perdedora si el precio del dólar se define por un alza que se apega a la inflación.
A pesar de estos saltos drásticos en las variables, el mes de diciembre transcurrió con cierta estabilización para los dólares libres, una distensión que tuvo que ver con la confianza del mercado en que una suba de 2% mensual para el dólar oficial podía ser sustentable. Y al quedar los pesos dentro del mercado -sea a plazo fijo, Fondos Comunes de Inversión o en deuda del Tesoro-, estos servirían para comprar más dólares con una tasa de interés en pesos del 9% mensual, inferior a la de la inflación, pero superadora de la devaluación oficial.
Pero la disparada de entre un 20% y un 30% para los dólares libres en el inicio de 2024 derrumbó en cuestión de días esta apuesta por las tasas en pesos. “No se necesita ser un genio de las finanzas para saber que en Argentina con inflación mensual del 25%, tasas del 9% y bonos también con tasas reales negativas, lo que termina volando es el dólar”, comentó el analista financiero Christian Buteler.
Devaluación gradual difícil de mantener
“El ‘crawling peg’ es insostenible, por lo que no me sorprendería que un día de estos nos despertemos con otra devaluación importante del banco central. Al margen de corregir la brecha con esto, lograría acelerar la licuación de pasivos que alienta este Gobierno y achicar aún más el déficit (fiscal)”, afirmó a Reuters un veterano operador cambiario.
El Gobierno mantiene negociaciones en el Congreso, donde tiene minoría, para tratar de destrabar una llamada ley ómnibus con la que quiere sentar las base de una amplia desregulación económica, lo que se suma a un decreto vigente (DNU) con objeciones judiciales que paralizan parte de la instrumentación.
“Se siguen esperando avances desde la ‘Ley Ómnibus’, y el DNU, en busca de mejorar las expectativas de los agentes económicos, crucial para intentar amortiguar los costos asociados a la implementación del plan de urgencia”, comentó el economista Gustavo Ber. “Ello se debe a que aún restan varios meses hasta la ansiada llegada de la cosecha, con positivas perspectivas, lo cual podría dar algún alivio económico y financiero a partir de una mayor oferta de dólares”, agregó.
El mercado financiero convive con un agudo control cambiario (“cepo”) desde el 1 de septiembre de 2019 que impide el libre acceso a dólares, lo que tergiversa la economía y alienta a los negocios por fuera de los circuitos tradicionales. El nuevo Gobierno llegó al mando con la promesa de dolarizar la economía, cerrar el Banco Central, eliminar el déficit fiscal, pulverizar la inflación y achicar los márgenes de pobreza que soporta la sociedad.
infobae.com