El juicio a José Alperovich (Fotos: Franco Fafasuli)
Llegó temprano y no logró esquivar las cámaras. El tres veces gobernador de Tucumán José Alperovich entró a los tribunales de la calle Paraguay al 1500, junto a sus hijos, y enfrentó las cámaras. “La prueba va a decir la verdad”, afirmó. Se dirigió al segundo piso, donde está la sede del Tribunal Oral Federal 29, encargado de comenzar a juzgarlo por abuso sexual. Se sentó junto a su hija. Su hijo estaba parado frente a él. Y por eso terminó topándose con los periodistas que iban llegando para cubrir el juicio. Infobae fue uno de ellos. Educado, Alperovich explicó que prefería no hablar. Minutos antes de las 11 de la mañana se acercó el peor momento para él: casi con los hombros encorvados, cruzó la sala de audiencias. Los flashes y las transmisiones en vivo lo registraron durante los largos cinco minutos hasta que el juez José Ramos Padilla apareció en el recinto y dio por iniciado el debate.
De un lado estaban los acusadores. El fiscal Sandro Abralde y un fiscal auxiliar, pero también la titular de Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), Mariela Labozzetta. Del otro lado, Alperovich y sus defensores: Augusto Garrido y Mercedes Rodríguez Goyena, que se había sumado hoy al juicio. En la instrucción, a Alperovich lo representó el hoy ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona.
La víctima esperaba en una sala cercana su momento de declarar. Pero primero debía cumplirse con los pasos previos de todo juicio. Por secretaría se leyó el auto de elevación a juicio de la querella y de la fiscalía. El detalle de los distintos abusos denunciados por momento incomodaban y por momentos enojaban al ex gobernador acusado. Se cruzaba de brazos, se acomodaba la corbata, se movía en su silla. “Quedó comprobado cómo el imputado utilizando su fuerza física, ejerciendo abuso intimidatorio de poder y violencia de género, reducía bajo su dominio a la víctima, y la ponía como un mero objeto de satisfacción sexual, de cosificación, sometiéndola de forma violenta, ultrajante y degradante, haciéndolo por el transcurso de un poco más de tres meses”, sostiene la fiscalía.
Según la instrucción, los primeros abusos ocurrieron a mediados de diciembre de 2017 y continuaron hasta diciembre de 2018. Se trató de tres hechos de abuso sexual -dos de ellos cometidos en tentativa- y seis sucesos de violencia sexual agravada por haber sido con acceso carnal, algunos ocurridos en Tucumán, otros en Capital Federal, donde Alperovich, a partir de 2015, cumplía su tarea como senador. “En todos los casos, mediando para su comisión intimidación, abuso de una relación de dependencia, de poder y de autoridad”, se sostuvo en la acusación.
El ex gobernador esperando el inicio del juicio junto a su hija
Varios detalles de aquellos abusos denunciados ya habían trascendido en los medios de comunicación, al momento de la denuncia, que hizo pública la víctima. “No escribo para convencer a nadie de nada. Estoy aquí contra la opresión del silencio y por la necesidad de recuperar mi vida, de sanar llamando a las cosas como son, sin suavizarlas ni teñirlas, poniéndole al monstruo nombre y apellido. Cuando no le ponés nombre, no existe. El mío se llama José Jorge Alperovich, mi tío segundo y jefe, por quien fui violentada sexual, física y psicológicamente desde diciembre del 2017 hasta mayo de 2019. Durante un año y medio sufrí violaciones a mi integridad física y sexual. El avasallamiento fue demoledor. Tanto que ni siquiera pude ponerlo en palabras. Él oscilaba libre y cómodamente en los tres escenarios ante los que me posicionaba: el familiar, el laboral y el del horror de la intimidad que me forzaba a vivir con él”, decía en esa carta.
Según la causa, la joven F. L. comenzó a trabajar en la función pública de Tucumán en 2011 y seis años más tarde pasó a ser asistente y secretaria del entonces senador Alperovich. El segundo hecho ocurrió también en Puerto Madero, el 27 de diciembre de 2017, en el departamento de Alperovich. La denuncia sostiene que el 9 de febrero de 2018 Alperovich volvía con su sobrina de un acto de campaña en la localidad de San Pedro de Colalao y allí intentó abusarla. Lo mismo sucedió al día siguiente cuando volvían de Simoca y el 12 de ese mismo mes. Los hechos más graves ocurrieron durante el mes de marzo de 2018 en la casa que Alperovich tenía en la localidad de Yerba Buena, cuando cometió en cuatro días distintos hechos calificados como de abuso sexual con acceso carnal. La joven renunció el 24 de mayo de 2019.
Todos esos detalles fueron oídos en el recinto. Alperovich fue invitado a sentarse frente al banquillo ante al juez. Como en cada proceso, después de escuchar la acusación, el tribunal llama al acusado a declarar, algo que puede hacer en cualquier momento del debate, antes de que empiecen los alegatos.
“Sí, señor juez, mis abogados me piden que postergue la declaración para el final”, dijo. Tuvo que repetirlo porque estaba lejos del micrófono. Sin embargo, algo quiso decir: “Le pido autorización a usted. Sé que todos dirán lo mismo, pero yo quiero decirle, señor juez, que tengo 68 años, 11 nietos, 4 hijos... Quiero la verdad porque esto me mató. Con todo el respeto que le tengo al Poder Judicial, quiero la verdad y le pido que preste atención, señor juez, si puede, o el señor fiscal, a todas las pruebas”.
Alperovich se quedó ahí, mientras por secretaría se leía la declaración que había prestado en la causa, antes de que el caso llegara a juicio. Los detalles de aquella indagatoria nunca se habían conocido hasta ahora. Es la única versión que se conoce de Alperovich del caso: el ex gobernador afirmó que nunca la abusó, que se trató de una causa “armada” y aseguró que la víctima destruyó prueba. Detrás de ese complot, apuntó contra el ex concejal David Mizrahi y el actual diputado Carlos Cisneros. “Cisneros fue enemigo mío toda la vida”, afirmó.
“Soy un hombre de 67 años, esposo, padre y abuelo. ¿Voy a arruinar mi vida a esta edad? Yo no abusé de ella”, dijo. No solo desmintió un vínculo familiar con la víctima y describió la relación laboral, en donde la joven se encargaba de manejar agenda y dinero. “Señor juez, claramente no había sumisión. Había un empoderamiento”, afirmó. Sostuvo que nunca buscó “deliberadamente estar a solas con ella para supuestamente atacarla”, que nunca le entregó dinero (como había dicho la joven) y se preguntó por qué no volvió a trabajar al Ministerio de Gobierno de Tucumán, donde era planta permanente, “si había sido abusada y violada”. “Todos volvieron a su cargo menos FL... Si yo la sometía y humillaba ¿por qué no volvió a su trabajo?”.
“Señor juez, FL no tenía personalidad sumisa. Tenía una fuerte personalidad, Para manejar lo que manejaba, lo necesita porque si no dura nada en ese cargo. Usted le pidió que presente el teléfono y no lo entregó. FL reseteó dos veces el teléfono. Sería hermoso que usted entre a la nube y logre recuperar los mensajes. Si fue abusada, ¿por qué borró el teléfono? -lanzó-. La perito psicóloga no analizó los chats. Eso es relevante porque ahí se ve revelada su verdadera personalidad”
Y añadió: “Señor juez es una causa falsa, yo no abuse de FL. Declararon más de 30 testigos y nadie vio nada. Es falso lo que dice. Después de renunciar, ella se dedica a fabricar pruebas. Señor juez, hay una prueba que también le quiero contar. Ella había hablado con un publicista y le contó del abuso sexual”. Incluso, relató, en paralelo a su denuncia aparecieron carteles que decían Alperovich violador. “Esta causa fue armada”.
Lo que suele suceder al inicio de la declaración de cualquier imputado sucedió al final. El juez le tomó los datos personales al acusado, en donde -a preguntas de la fiscalía- confirmó que es empresario y tiene ingresos por cinco millones de pesos. Luego, volvió a su asiento.
A partir de ese momento, el juez explicó que se terminaba el momento para los periodistas de poder estar filmando el momento del debate. Empezaba el juicio en sí y el tribunal se disponía a oír a la víctima. Alperovich siguió los alternativas de la declaración vía zoom desde el despacho del juez. La declaración de F.L, a puertas cerradas, se extendió por más de dos horas. El juicio se extenderá por varios meses, con la declaración de más de 80 testigos. La próxima audiencia será el 15 de febrero.
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