... de la economía argentina hace décadas. Cruza gobiernos y genera disputas entre economistas y referentes políticos. Incluso el FMI hace advertencias recurrentes en cada revisión del acuerdo. “La deuda pública se mantiene sustentable, pero no con una gran probabilidad”, repiten sus equipos técnicos, en los extensos informes que realiza sobre el país.
Hoy, la exvicepresidenta Cristina Kirchner retomó el asunto, en un documento titulado “Argentina ante su tercera crisis de deuda”, en el cual brinda un “cuadro de situación” sobre el escenario económico y comparte críticas al Gobierno actual. “Nunca es tarde para aprender”, le respondió el ministro de Economía, Luis Caputo, a través de las redes sociales, donde insistió en el vínculo entre la deuda y el déficit fiscal.
La evolución mensual de la deuda pública de la administración central, según la Secretaría de Finanzas del Ministerio de Economía.
Más allá de disputas discursivas y el conflicto político, los números muestran que el crecimiento de la deuda es un factor común a diferentes administraciones y partidos políticos, en un diagnóstico conflictivo que marca la historia argentina, con nueve episodios de ‘default’ en los últimos 200 años.
La “crisis de deuda” no excluye al último gobierno del Frente de Todos, con Alberto Fernández y Cristina Kirchner, como presidente y vicepresidenta, respectivamente. A fines de noviembre de 2019, días antes de su asunción, el stock de deuda pública de la administración central era de US$323.065 millones, según los datos oficiales de la Secretaría de Finanzas del Ministerio de Economía, que contempla toda clase de instrumentos (títulos públicos, préstamos externos, letras del Tesoro y otros).
A fines de noviembre de 2023, último mes completo de la anterior gestión, con Sergio Massa como ministro y candidato a presidente, ese stock había crecido a US$425.294 millones, siempre según las cifras oficiales. Esa variación implica un crecimiento del 31,6% en dólares a lo largo de cuatro años. De manera que casi un tercio de la deuda que cuestiona Cristina Kirchner se sumó en su último mandato junto a Alberto Fernández.
Tras el cambio de gobierno, el stock de deuda también cayó en términos absolutos. Fue otro de los rubros donde operó la licuación a la que recurrió el gobierno de Javier Milei para ajustar algunas variables de la economía, como los pasivos del Banco Central. Tras la devaluación del 54% dispuesta en diciembre, que llevó el tipo de cambio oficial a $800, se redujo el valor en dólares de los instrumentos de deuda en moneda local. Así, a fines de diciembre, el stock total había caído a US$370.664 millones.
De todas maneras, se trata de una caída fugaz, como consecuencia del contexto financiero y las decisiones de endeudamiento que tomó la gestión anterior. Con el acceso al mercado externo cerrado, aun después del canje de deuda de 2020, el Gobierno apostó por emisión de títulos de deuda en pesos, pero en su mayoría indexados, con ajuste por la evolución de la inflación o el tipo de cambio (o ambos, los bonos duales). Entonces, la aceleración inflacionaria posterior a la devaluación afectará al stock de deuda en los próximos meses.
Según los datos oficiales, al concluir 2023, unos US$264.471 millones corresponden a deuda en moneda extranjera, entre títulos y letras (US$183.769 millones, o 49,9% del total) y acreedores externos oficiales, como el FMI, el Banco Mundial, la CAF y otros organismos (representan US$78.883 millones, un 21,4% del total).
La deuda en moneda local suma US$103.744 millones. De ese total, los títulos y letras suman US$97.142 millones (26,4%), mientras que los adelantos transitorios (giros del BCRA al Tesoro) suman US$5060 millones (1,4%). En este segmento, un 56% de los instrumentos son no ajustables, mientras que el 44% están indexados.
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