Los detalles de cómo se gana la vida y los límites que pone a su actividad
Gioconda Lusa empezó como modelo de pies (@lusafoot)
Gioconda Lusa era una chica como muchas otras que subía foto a su cuenta de Instagram. Alguna en la playa, otra en una previa antes de salir a bailar, en una plaza haciendo malabares, durante sus viajes o con amigas en una plaza de cara al sol.
Llegó la pandemia de coronavirus y Gioconda tuvo que cumplir la cuarentena como todos los argentinos. Ahí fue cuando un desconocido una foto de sus pies. “Empezó como un juego. Algo divertido, no me pareció algo tan raro”, cuenta la chica en diálogo por videollamada con Infobae desde su casa en Neuquén capital.
Gioconda Lusa vive de lo que produce su página de OnlyFans (@lusafoot)
Los pies como fetiche
Ese admirador le dijo que había un negocio detrás de sus pies, que lo podía monetizar. Entonces, el encierro de la pandemia hizo que se volviera algo fácil. “Me dicen que mis pies son especiales para esto porque son largos, calzo 40, y con dedos finos y armónicos”, explica con una sonrisa la joven.
La adoración de pies, también conocida como podofilia o fetichismo de pies, es una atracción sexual o interés por los pies, que puede incluir la visión, el contacto físico, el olor, o incluso el pisoteo de los mismos. Para algunas personas, esta atracción es una parte importante de su excitación sexual.
Ese primer admirador trajo a otros adoradores de pies. Gioconda Lusa, ese es su nombre artístico con el que prefiere ser conocida, se abrió una página en OnlyFans para ofrecer ese servicio. “En ese momento duró poco, apenas terminó la pandemia lo dejé de lado”, recuerda la chica. En esos primeros años lo hacía apenas como un juego y cobraba muy poco por las fotos. “Dos o tres dólares por cada imagen”, recuerda.
Gioconda Lusa vende sus bombachas a través de OnlyFans (@lagioconda.lusa)
La vida cotidiana de una modelo de OnlyFans
Lusa estudió ingeniería industrial unos años, pero no terminó la carrera. Le gusta la acrobacia, los malabares y viajar. Así, en su cabeza rondó todo este tiempo la opción de su trabajo en OnlyFans. “Me ayudaron mucho mis estudios para organizarme en el trabajo autónomo para posicionarme en la página y ver qué tipo de contenidos subir”, explica la modelo de pies.
El fetichismo de pie la convirtió en una modelo que ofrece servicios de humillación. “Está muy conectado porque muchos clientes se erotizan con olores o con que los pise -sostiene Lusa sin sonrojarse-. Algunos me piden que le muestre el cajón de mi ropa interior o hasta los zapatos que uso. Pagan solamente por eso”.
Gioconda suele organizar el día en torno al trabajo. “Lo hago un par de horas por día, en general por la mañana la mayoría de las veces. Me pongo objetivos de dinero diarios y una vez que lo cumplo corto”, sostiene.
Lusa tiene dos páginas de OnlyFans: una gratuita con unos 500 seguidores y otra paga con 20 personas que la siguen. A eso los llama admiradores. “Con eso me alcanza para vivir tranquila en mi departamento de Neuquén -admite la chica-. Pago la luz, el gas y los servicios con esta actividad”.
Gioconda Lusa vive en Neuquén capital (@lagioconda.lusa)
Todos sus amigos saben de su trabajo, sus padres lo intuyen pero no preguntan demasiado. Lusa se sonríe y se pone algo incómoda cuando le toca hablar de este tema. “No tengo mucha relación con ellos. Tienen noción de que soy modelo de Internet, pero no mucho más de lo que hago. Tampoco preguntan”.
Lusa no tiene pareja desde hace un par de años. “No lo busco por el momento, pero a las otras personas le cuesta quizás acercarse por el tipo de trabajo que hago. Lo entienden si, pero toman algo de distancia”, explica.
Entre sus 20 admiradores de la página paga de OnlyFans sólo hay una mujer. “Sólo me pidió una vez una foto y un video con su nombre escrito en mis pechos con maquillaje. Lo hice, pero nunca más se volvió a conectar”, recuerda Gioconda.
Lusa recibe propuestas de sexo virtual tradicional en la que tiene que mostrar su cuerpo y generar u diálogo erótico con sus clientes. “Eso me parece muy obvio. Lo que más divierte es cuando se puede jugar con las fantasías, el fetiche de los pies o me piden cosas locas”, sostiene la joven.
Gioconda Lusa cuenta que le
Gioconda Lusa cuenta que le divierte su trabajo en OnlyFans (@lagioconda.lusa)
La modelo confiesa que tiene muy pocos límites para ese tipo de videos. “Lo único que no hago es imágenes con mis excrementos u orina, que también suelen pedirme mucho”, admite.
Gioconda no le escapa a la pregunta sobre encuentro reales con sus admiradores de OnlyFans. “No tengo problema en hacerlo. De hecho cuando viajo a Buenos Aires hay muchos que me quieren ver. Muchas veces no me da el tiempo. Por cada encuentro puedo cobrar hasta unos 150.000 pesos”, cuenta la chica.
Cada foto de pie la vende a unos 50 mil pesos en Argentina o de 40 a 60 dólares si es a extranjeros. Otro de los servicios que ofrece es la venta de sus bombachas usadas. “Esto arrancó con un cliente que me la pidió. La primera la vendí a unos 50.000 pesos también”, cuenta.
El gusto por las bombachas usadas
El fetichismo por la ropa interior usada también llamado misofilia se empezó a extender como negocio en los sitios de internet como OnlyFans. Ya era común en Japón. En el centro de Tokio existen tiendas de artículos fetichistas llamadas burusera. Son negocios legales con cartel a la calle en algún edificio. En el departamento hay estantes llenos de ropa usada de mujeres. Allí van los misófilos, personas que se excitan al tocar y oler bombachas usadas. Se suelen vender en bolsas cerradas con la imagen de la mujer que la usó. Muchas veces pueden tener, además de olor, manchas.
“Investigué y entendí que este tipo de personas buscan prendas de algodón porque el olor de la mujer en esos casos no tiene ninguna contaminación de la lycra, por ejemplo -explica Lusa- Ya vendí varias prendas y por cada una cobre unos 50.000 pesos. Esta parte del trabajo es muy simple porque usó una bombacha para ir al gimnasio y ya tengo el objeto para poder ofrecer".
Los clientes busca entablar con las modelos de OnlyFans una relación de poder. “Si puede ser que sea así -admite Gioconda- Es un poco la idea de que te pago para que vos hagas lo que yo quiera. Es importante saber poner límites para no pasarla mal”.
A mucho de sus clientes lo conoce desde hace varios años. De hecho, todavía suele hablar y ver al primero que le pidió una foto de sus pies hace cinco años. “Con algunos ya tengo una especie de relación amistosa porque hablamos todos los días y me piden cosas. Alguno de ellos hasta me llegan a gustar un poco aunque nunca lo van a saber” y se sonríe mientras lo cuenta. Gioconda Lusa se despide de Infobae. Ya comienza a pensar en su jornada laboral de los próximos días. “Divertirme y hacer volar mi mente”, sintetiza la modelo de OnlyFans.
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