28 MAY | 18:51

Organizó una rifa para llevar a su hijo a un torneo internacional

Es múltiple campeón de patín artístico Emir Herrera tiene apenas 13 años y ya cosecha numerosos títulos. Su familia, de origen muy humilde, no posee los medios como para pagar sus viajes a competencias internacionales... Por Joaquín Cavanna
...ni para comprar los repuestos de los patines. En esta nota, la historia de un pequeño que quiere cumplir su sueño
 
 
Hace tres años, en el comedor de una humilde casa de ladrillo en el barrio Boggio, de Pilar, Emir Herrera, con sus 11 años, se sentó en la mesa y le dijo a su mamá que se quería cambiar de colegio. Quería abandonar la Escuela Nº 14 Fray Luis Beltrán porque sus compañeros no paraban de burlarse de él: "Eso que hacés es de nenas", "Eso es de puto", "Salí de acá, acá jugamos al fútbol".
 
 
Emir se encontraba en un dilema atroz para un chico de esa edad. Buscaba congeniar con sus colegas del colegio, pero al mismo tiempo se negaba a abandonar su gran pasión: el patinaje artístico.
 
 
"Con mis años de experiencia, eso es algo que ocurre generalmente entre quinto y sexto grado y después vuelve a pasarles a los varones de este deporte cuando empiezan la secundaria. Si ellos logran sobrevivir y reponerse de esa 'tortura' que sufren en el colegio, después pueden dedicarse de lleno a esto", le explicó a Infobae Alejandro Palacios, el experimentado entrenador de Emir (hace 20 años que se dedica a esto).
 
 
 
La madre de Herrera, Alicia Maldonado, le consultó a Palacios qué podía hacer ante el requerimiento de su hijo. Fue entonces que el entrenador decidió llevarlo a una clínica de patín artístico de mayores, en la que el niño pudo escuchar las experiencias y los sufrimientos de los primeros años de decenas de hombres que dedicaron su vida a la actividad. Eso fue suficiente como para que el pequeño decidiera perseguir su sueño de vivir de lo que más le gusta.
 
 
A lo largo de sus cinco años en el deporte, Emir Herrera logró ganarse un nombre en la actividad: se consagró tres veces campeón nacional en diferentes categorías y hasta obtuvo un título sudamericano. Sin embargo, la crisis económica y la delicada situación financiera en la que se encuentra su familia significó un freno para el crecimiento de su carrera.
 
 
Hoy, la madre de Emir tuvo que llegar a realizar una rifa de $200 por número para que su hijo pudiera volver a acudir a torneos internacionales. A raíz de la delicada situación económica de su familia, el niño que hoy ya tiene 13 años no pudo participar de los dos últimos campeonatos sudamericanos y, de no poder conseguir los recursos, su prometedora carrera podría esfumarse.
 
 
"El año pasado tenía que haber ido a Colombia y este año a Brasil para los torneos sudamericanos, pero no se pudo dar. No pudimos conseguir el dinero para costear su participación", se lamentó la madre, Alicia Maldonado, en una charla telefónica con Infobae.
 
 
"Para muchas familias puede no significar tanto, pero para nosotros las cifras eran imposibles. Las tasas de participación son en dólares. Y por ejemplo, para el último Sudamericano de Brasil, al cambio en pesos, nos costaba unos 15.000 pesos la inscripción y unos 9.000 pesos la salida a la pista. A eso hay que sumarle los gastos del viaje y hospedaje. Para nosotros es imposible llegar a pagar eso", describió.
 
 
Alicia es la única integrante de la familia que tiene trabajo. Cobra una modesta suma en su rol como secretaria del club de barrio Unión Social y Deportiva Villa Rosa de Pilar, mientras que su marido, Cristian, hace dos años que busca una salida luego de perder su empleo como fletero.
 
 
 
"Yo soy madre de siete hijos, por eso recibo una pensión de 10.000 pesos del Anses. Aunque en realidad, recibo siete mil por mes, ya que los tres mil restantes se utilizan para pagar un préstamo que me hizo ese mismo lugar (entidad) para que pueda pagar los materiales que necesita Emir para competir", se lamenta Maldonado.
 
 
"Unos patines con la calidad suficiente que se necesitan para poder competir en estos torneos cuestan cerca de 70.000 pesos. Y después están los gastos de los rulemanes, la indumentaria, las inscripciones. Es un esfuerzo muy grande. Cada repuesto que se rompe de un patín puede llegar a costar unos 4.500 pesos", detalló su madre.
 
 
El último problema que se le sumó a la imposibilidad de participación en torneos es el de la necesidad de unos nuevos patines. "Mi hijo ya calza 42 y todavía usa los patines que tiene desde hace tres años. Ya le quedan chicos y él se muere de dolor cada vez que tiene que entrenar. Ya le están saliendo juanetes en los pies y todo. Y lo peor es que él no me dice nada. Es un sufrimiento que nadie puede imaginar el que tengo con eso", afirmó Maldonado en el único momento de la charla donde quebró en llanto.
 
 
Fue así que desde hace una semana, la madre del joven patinador decidió realizar una rifa de 200 pesos, cuyo premio se revelará recién dentro de siete meses, con el resultado del sorteo del Gordo de Navidad de la Lotería Nacional. "El objetivo es que el año que viene, Emir pueda volver a competir en un torneo internacional. Hay siete meses para juntar la plata".
 
 
"Hemos ido a la Municipalidad de Pilar para ver si nos podían ayudar, pero después de un par de entrevistas no nos pudieron dar ninguna ayuda. Nos dijeron que no había dinero. Ya no nos quedan muchas más opciones", se quejó.
 
 
Hoy, Emir reparte sus horas entre la escuela y sus constantes entrenamientos. Todavía de la mano de Alejandro Palacios, reparte sus prácticas entre el club Defensores de Belgrano y el predio del Cenard.
 
 
"Emir no fue el típico caso de un chico que tiene el don natural para ser un buen patinador, para nada", reflexiona el entrenador. "Pero me conmovió su espíritu de sacrificio, de respeto por el otro y de insistencia en perseguir lo que ama. Él viene de una familia muy, muy humilde y sé lo que les cuesta poder inscribirlo en torneos. Y él responde con un sacrificio enorme".
 
 
"Cuando Emir empezó, en el grupo de práctica había diez varones. Hoy es el único que queda. Eso es un reflejo de lo que tuvo que luchar para conseguir lo que consiguió. Hoy, la verdad es que la gente del ambiente del patín artístico infantil ya lo conoce. Se ganó su nombre. Es 'Emir Herrera, el de Defensores de Belgrano'", agregó.
 
 
A lo largo de los últimos años, los principales galardones del pequeño patinador se reparten entre Campeón Nacional 2016 (Categoría C tercera), 2017 (Cat. B Tercera) y 2018 (Cat B Segunda en escuela y libre, dos modalidades diferentes) y Campeón del Sudamericano Mar del Plata 2017 (Categoría Básica).
 
 
Además, en el mismo 2017, Herrera participó de varios entrenamientos con la selección junior de Patín Artístico y llegó a recibir clases del italiano Massimo Giraldi, un entrenador de renombre mundial. Para formar parte del staff fijo de ese seleccionado infantil se precisa tener al menos 16 años y conseguir la llamada "categoría internacional junior", que se otorga desde esa edad.
 
 
"Nuestro principal objetivo es que a los 16 años, cuando pueda integrar la Categoría Junior, tenga la posibilidad de participar en un Mundial. Ese es el objetivo que nos trazamos a largo plazo. Ya poder participar en un Mundial para nosotros es como un título", reflexionó Palacios.
 
 
A su vez, Emir sólo desea expresarse mediante su lenguaje corporal con los patines. Apenas mantuvo un diálogo breve y escueto con Infobae, en el que confirmó su convencimiento de perseguir el sueño de su vida y en el que se atrevió a valorar el esfuerzo que hace su familia para poder pagar los costos de sus participaciones en torneos.
 
 
"En las últimas semanas, los patines me empezaron a apretar más. Por eso, ya uso menos medias de las que hay que usar para no lastimarse", reveló el niño de 13 años.
 
 
"Cuando vi que me quedé afuera de los torneos sudamericanos, no dije nada. Les dije a mis papás que 'bueno, hay que esperar'. Incluso, trato de verle el lado bueno. En algunos casos es mejor para poder prepararme correctamente. Este año me sirvió no ir a Brasil porque no tenía tan bien preparados algunos saltos", analizó.
 
 
Mientras tanto, el niño continúa repartiendo sus clases de patín artístico con las de la Escuela Secundaria Nº 14 de Villa Rosa con esos mismos compañeros que en su momento le hicieron bullying y años después lo llevaron en andas por el patio del colegio al grito de "Dale, campeón".
 
 
"Ya pasó lo de las burlas que recibí. Fue algo feo, pero ya no me importa. Yo estoy seguro de lo que soy y de lo que quiero hacer", sentenció el protagonista.
 
 
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