21 NOV | 17:10

Las elecciones bajo la lupa: ¿hubo una caída histórica del “voto peronista”?

Un informe de la Universidad Austral concluyó que en los últimos comicios se produjo una merma del 10% en el apoyo a los candidatos vinculados a estructuras del PJ, un hecho que no se veía desde el 2007. Por Juan Piscetta
Un análisis de la Universidad Austral sobre las últimas elecciones arrojó una conclusión tajante: el peronismo parece perder votos en cada competencia presidencial, desde 1983 hasta la fecha. Este año habría sido de las peores caídas: el informe concluyó que los candidatos del PJ obtuvieron casi un 10% menos de sufragios en comparación al 2015. La idea es contraintuitiva, si se evalúa que el Partido Justicialista, a través de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner, volvió a vencer este año luego del impasse de cuatro años de gobierno de Mauricio Macri.
 
 
 
¿Cómo se llegó a esa reflexión? En primer lugar, se tomaron en consideración los votos que consiguió cada candidato vinculado a la estructura del PJ que se presentó en cada elección desde el retorno a la democracia. Luego el cálculo es simple: se suman los distintos porcentajes obtenidos entre las distintas plataformas “compañeras".
 
 
Por ejemplo, para este año, la suma se hizo con los puntos conseguidos por el Frente de Todos como por Consenso Federal, que llevaba el binomio de Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey. Esa combinación de propuestas llegó al 54,26% de los votos el pasado 27 de octubre. En contraste, para 2007, la ponderación incluyó las boletas de Cristina Kirchner-Julio Cobos; Roberto Lavagna-Gerardo Morales; y Alberto Rodríguez Saá-Héctor Maya, que en su conjunto totalizaron el 69,83% de los votos.
 
 
“Desde las elecciones generales de 2007, el peronismo viene perdiendo porcentaje de electores en cada elección a presidente”, sostiene en el reporte Federico Landera, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral. El analista afirma que, a excepción de la caída de 1999 -cuando perdió la elección en manos de la Alianza- los candidatos del justicialismo venían incrementando su caudal, hasta que se empezó a tener un “descenso sistemático”.
 
 
La evolución del voto a las fuerzas políticas peronistas desde el retorno de la democracia.
Según la Universidad Austral, el fenómeno tomó fuerza con la implementación de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO).
 
 
“En las tres elecciones generales que se realizaron con PASO previas, el peronismo perdió porcentaje de votantes entre las PASO y las elecciones generales”, resaltó Landera. “La mayor pérdida se produjo en 2011 con casi 4 puntos de diferencia”, aseguró, mientras que en los comicios de 2019, esa caída “fue de casi 3 puntos” con respecto a las primarias, siguiendo el mismo criterio de sumar todas las candidaturas del justicialismo.
 
 
En esa línea, el investigador repasó que la alianza ganadora de 2019 “redujo significativamente su caudal de votos respecto a la misma elección de cuatro años antes y que, en 2015, sumando todos los votos de las fuerzas peronistas, “había empeorado en su performance respecto a la misma del año 2011”. Por lo tanto, concluyó: "Así los votos obtenidos mantienen desde el año 2011 una línea descendente, nada indica que dicha tendencia pueda revertirse en las futuras elecciones”.
 
 
Los candidatos presidenciales y porcentajes que se utilizaron en el informe para calcular el voto peronista.
Un debate metodológico
 
 
Si bien este análisis emite una conclusión tajante, otros investigadores pusieron en tela de juicio la metodología adoptada para medir el “voto peronista”. En ese grupo está el ex jefe de Gabinete y doctor en Ciencia Política Juan Manuel Abal Medina, quien consideró que la caída de un supuesto apoyo al justicialismo se trata de una “lectura forzada” de las elecciones.
 
 
“Son un poco arbitrarios los números”, señaló el investigador del Conicet y profesor titular de la materia Sistemas Políticos Comparados (UBA). “En 2007, Roberto Lavagna fue aliado con una parte de UCR, ¿cómo se considera a ese votante? Incluso en el 2011 hubo más opciones y boletas, y es sabido que haya más opciones sube la intención de voto de cada candidato. Por otro lado, en el año 1983 hubo votantes 'peronistas’ que apoyaron a Raúl Alfonsín, pero porque Ítalo Lúder no era muy buen candidato".
 
 
Con ese registro, Abal Medina consideró que el electorado se ve influido principalmente en su decisión por la “calidad” y “cantidad” de los candidatos presidenciales. “En el año 2015 vos tenías dos candidatos peronistas fuertes, como Daniel Scioli y Sergio Massa, mientras que en 2003 tenías tres opciones fuertes y un sistema de partidos destruido”, afirmó el politólogo.
 
 
Miguel de Luca, presidente de la Sociedad Argentina de Análisis Político, consideró que el cálculo sobre los resultados de los comicios presidenciales es “discutible" y poco adecuado para medir las identidades políticas. “En general, los estudios que miden la evolución del ‘voto de pertenencia’ a un partido político se hace sobre la base de las elecciones legislativas nacionales”, afirmó el investigador del Conicet-UBA. “Los candidatos presidenciales, por formar parte de coaliciones o frentes, suman votos de distintos lados”, aclaró.
 
 
En la misma clave, las investigaciones típicas del análisis electoral tienden a observar que los comicios legislativos tienden a coincidir con las preferencias e identidades de la ciudadanía, ya que suele aparecer en menor medida el “voto estratégico” o “útil” típico de las presidenciales.
 
 
Las PASO influyeron negativamente en la caída de los votos a las fuerzas del peronismo.
 
¿Existe un “voto peronista”?
 
Detrás del estudio de la Universidad Austral hay un interrogante más amplio que refiere a la propia existencia del “voto peronista" y su evolución. La hipótesis de fondo refiere a los alcances de la “crisis de representación política”, que en Argentina hizo eclosión en 2001 y en la actualidad se observa en un creciente descontento en la ciudadanía de todo el mundo, y en la región irrumpe en países como Chile, Ecuador y Brasil.
 
 
“Últimamente algunos profesionales han puesto en tela de juicio estas afirmaciones, considerando que en nuestro país el peronismo es un partido político consolidado que representa los sentimientos de la clase media baja/baja”, sostuvo Federico Landera. “Esto podría tener alguna base si tomáramos por cierto que los ciudadanos conocen los que es un partido político, las ideas que representa y si no existieran tantos ejemplos ‘excepcionales’ de votos en sentido contrario a esta generalización”, agregó.
 
“El caudal electoral de los partidos políticos fluctúa en una gran cantidad de circuitos electorales, y aquellos que hoy deciden una opción, mañana estarán dispuestos a elegir otra diferente sin mayores miramientos. Sobre todo si esa opción, sea del partido que sea, se alejó aún más de sus sentimientos que la alternativa disponible”, concluye el analista de la Universidad Austral en clara referencia hacia el votante peronista.
 
Abal Medina, en cambio, tiende a inclinarse por la hipótesis opuesta. “Desde mi punto de vista, es una realidad que el voto culturalmente peronista está entre el 40 y 70 por ciento. Pero es cierto que si le preguntás a una persona si se define políticamente como peronista, ese porcentaje te va a dar menos. Ese valor es menor ante la identidad ‘demócrata’ o ‘republicana’. No es una novedad”, consideró.
 
 
“Los máximos históricos del peronismo fueron en el 1952 y 1973, y sus mínimos con Lúder y Eduardo Duhalde. Pero todo está vinculado con que haya más opciones y la calidad de los dirigentes”, insistió Abal Medina.
 
De Luca, cuya pertenecia política está más cercana a la UCR, compartió la visión del ex jefe de Gabinete y señaló “su impresión de que el voto peronista no decayó”. Por el contrario, suele mantenerse en el tiempo. “Salvo en la Ciudad de Buenos Aires y Córdoba, cualquier candidato peronista de cualquier provincia y lugar del país parte de una base del 30% de los votos. Prácticamente tiene, de movida, un tercio del electorado", aseguró.
 
En la misma clave, De Luca fue más allá y consideró que el peronista “es uno de los votos partidarios más consolidados” en el mundo. “Para ganarle al peronismo, los partidos adversarios que quieren ganarle necesitan aglutinar a las otras dos terceras partes del país que no votan al PJ, como lo hizo Raúl Alfonsín en 1983, o bien deben apostar a una división de los candidatos del peronismo”. “El voto por el justicialismo es un dato sólido en la Argentina”, concluyó.
 
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