...que dejar de asistir a espacios físicos. En este sentido, si bien las clases por ahora no corren riesgo, es importante adelantarnos a esta posibilidad y prepararnos sabiendo que existen herramientas digitales que están al alcance de la mano para que los docentes puedan enseñar desde sus casas mientras los niños aprenden de ellos a distancia.
Esta situación no es algo imposible. De hecho ocurrió en 2009, cuando ante el brote de Gripe A se cerraron las instituciones educativas y durante varias semanas los chicos no fueron a clases. En este contexto, el problema no se limita a las herramientas o la tecnología: el punto central es alinear a la comunidad de alumnos, docentes y padres con un objetivo en común, que es seguir aprendiendo a pesar de que circunstancialmente haya cambios importantes en la forma en la que lo hacemos.
Por eso, para superar este desafío, primero tenemos que convencernos de que la eventual situación no nos va a detener ante la meta de enseñar y aprender, y que tenemos que estar preparados para los cambios, aunque esto implique que padres, docentes y alumnos deban modificar hábitos. Para los estudiantes esto va a ser muy natural por su relación con la tecnología, en tanto que las instituciones deberán apoyar y guiar a sus docentes e impulsar la colaboración de los padres.
En definitiva, dado que en Argentina el 61% de los hogares cuentan con acceso a internet fijo, mientras que 9 de cada 10 argentinos tiene tienen por lo menos un celular activo, adoptar soluciones gratuitas o muy económicas no solo es posible de inmediato, sino que para los estudiantes de primaria, secundaria y universidad se tratará de una experiencia mucho más natural de lo que los adultos imaginan.
Para prepararnos desde ahora con el objetivo de que el proceso de aprendizaje continúe en caso de deban suspenderse las clases presenciales, es preciso tener en cuenta algunas recomendaciones, según nuestra experiencia impartiendo cursos cortos presenciales y a distancia en todo el país vinculados con distintas disciplinas:
-Contenidos: dado que lo importante es el contenido que brinda el docente, no debería preocupar la calidad de la imagen ni la escenografía del video casero que produzca para impartir la lección en esta situación. De ahí que con cualquier smartphone es posible grabar una clase, y luego distribuirla entre los alumnos. Lo mismo sucede con los recursos escritos: rápidamente pueden publicarse en un blog en espacios gratuitos y diseñado en pocos minutos, que contenga las lecturas con sus respectivas fuentes y referencias para que los estudiantes accedan a ellas desde cualquier dispositivo. En definitiva, no importa la calidad del medio sino que hay que priorizar que el contenido sea de calidad y siga llegando a los alumnos.
-Comunicación: mientras las clases continúen con normalidad, la comunidad educativa ya puede ir organizándose creando listas de correos electrónicos, números telefónicos y usuarios de las plataformas que se elijan para trabajar a distancia, y esto incluye a los docentes, los alumnos y los padres en los casos de educación inicial, primaria y secundaria. Este es el momento ideal para elegir canales de comunicación sincrónicos como la videoconferencia, y asincrónicos como un blog o foros en los cuales los alumnos comparten información y colocan sus inquietudes para que los docentes respondan. Los foros de discusión grupales entre alumnos y docentes así como entre colegas también es una manera de facilitar la comunicación y el debate sobre los temas a tratar. De la misma manera, es buena idea crear un grupo de WhatsApp o similar entre los docentes en los cuales se encuentren aquellos que tengan mayor facilidad en el uso de tecnología para que puedan dar soporte a los colegas que tengan dudas o dificultades con el uso de los recursos digitales. Esto también va a facilitar el vínculo de los docentes con una nueva forma de relacionarse tanto con las herramientas como con los alumnos y entre ellos mismos.
-Herramientas: existe un amplio abanico de opciones para que alumnos y docentes compartan contenidos a distancia. Incluso muchas ya son conocidas por la mayoría de los usuarios. Los docentes, por ejemplo, pueden subir en YouTube las clases grabadas en su casa bajo la modalidad “oculta” o “privada”, de forma tal que solo sus alumnos puedan acceder a sus videos. Luego de que los estudiantes miren esas lecciones, podrían comentar y hacer preguntas a los docentes a través de un “grupo cerrado” en Facebook o mediante una aplicación de trabajo colaborativo como Slack (un espacio de chat, en forma simplificada), que es una herramientas muy popular en el ámbito empresarial. Si la idea es generar clases más interactivas, donde la comunicación fluya de forma bidireccional en tiempo real, se puede apelar a soluciones de videoconferencia como Hangouts, de Google. Esta firma tiene varios recursos que pueden utilizarse en el proceso de enseñanza, como Drive, a través de la cual fácilmente se pueden compartir documentos, hojas de cálculo y presentaciones, y ser redactados y editados por varios usuarios remotos en simultáneo.
Frente a esta pandemia causada por el coronarivus, docentes y alumnos están no solo ante el reto de seguir enseñando y aprendiendo los mismos contenidos de siempre pero a través de otros soportes, sino que también están ante la oportunidad de probar herramientas digitales para explorar otras formas de trabajo colaborativo y coaprendizaje, ya que los docentes también pueden adquirir conocimientos de las experiencias online de sus estudiantes.
Por último, situaciones como ésta también nos enseñan que hay que hacer frente a las adversidades y contratiempos y que, para eso, hay que estar predispuestos al cambio. Incluso, esta experiencia nos puede servir para generar vínculos a través de nuevas herramientas que seguramente pasarán a ser patrimonio y costumbre en la comunidad educativa de cada institución.