...casi a la misma velocidad y precisión de un cirujano, y cierto grado de asertividad propio de aquellos hombres que han asumido desafíos en su vida y el temple y confianza en sí mismo, determina el límite justo entre responsabilidad y miedo.
Responsabilidad porque de ellos depende que la pandemia sea el acabose y termine con infinidad de vidas humanas o, que la pandemia inevitable, perturbadora, y tan invisible como eficaz, provoque el menor daño en nuestras familias.
Y el miedo, el temor a equivocarse ante la presión del no poderse equivocar. Cientos, miles de vidas dependen de una buena o mala decisión tomada y en el caso del presidente millones de vidas. Valoremos a quienes tenemos gobernando y brindemos nuestro apoyo incondicional para que se sientan acompañados en esos momentos de soledad, al tener que tomar una decisión.
A nosotros los periodistas/ comunicadores sociales nos toca la enorme responsabilidad de informar con lo justo y necesario. Hay muchos trabajadores que están corriendo riesgos inevitables a la hora de salir a grabar o poner un micrófono en el frente de batalla. Y la pregunta es…los responsables estamos actuando a la altura de las circunstancias?
Muchos sí y muchos no. En una pandemia o peste, a veces buscar la primicia es el umbral de un error que causa dolor en la población. En aquella gente que confía en nosotros casi ciegamente. La carnicería informativa y desinformativa que se desarrolló alrededor de la primera infectada de coronavirus en nuestra provincia fue escatológica. Antes de que la paciente fallezca, y cuando está aún peleando para poder superar éste virus atroz, en las redes sociales la mataron centenas de veces y la resucitaron otras tantas.
Llamo a los comunicadores, “Sabiendo perfectamente a quienes sí y a quienes no” que depongamos ésta actitud muchas veces innata de nuestra profesión de ser los primeros, y pensemos antes de dar a conocer una noticia, que cercano a ella, hay una familia que sufre, amigos que padecen, parientes que se enteran y desesperan y sobre todo, esa vida que está peleando por vivir.
A la población en general, soy consciente que nunca te pusieron límites, soy consciente como adulto ya, que no hemos sabido enseñarte que hay leyes que se deben respetar, que hay autoridades que debemos obedecer, que hay límites que no podemos cruzar, que hay una sociedad que necesita en serio que todos formemos un vínculo de hermandad y seamos unos y otros responsables de los otros.
Sé que es difícil lo que te estamos pidiendo y me incluyo en el pedido, como representante de ésta sociedad que elegí para vivir, desarrollarme, trabajar, ejercer mi profesión y criar a mi hijo riojano, te pido que ésta vez obedezcas. Se obediente. Dependemos de vos. Dependemos de cada uno de todos.
No salgas de tu casa en los próximos 15 días. Éste es el peor momento y cuando más nos tenes que cuidar. Nos tenemos que cuidar. Estamos por comenzar a subir al cerro de la pandemia. Y la subida debe ser lo menos caprichosa posible, para que nos alcancen los respiradores. Para que los hospitales de campaña sean suficientes, para que los médicos, enfermeras y demás trabajadores de la salud, no sientan que es en vano el trabajo que están realizando.
El gobierno, está haciendo un esfuerzo inimaginable al parar toda una provincia, y que todos estemos dentro del barco, que la solución en una provincia pobre nos llegue a todos los riojanos.
No salgas de tu casa, salvo que sea por una emergencia insolucionable dentro de tus cuatro paredes.
Si no es así, quedate en tu casa los próximos 15 días. Cuidémonos entre todos.