El presidente Alberto Fernández deslindó a su vice, Cristina Kirchner, de la decisión de intervenir y expropiar Vicentín pese a haber convocado a una senadora del riñón de la ex jefa de Estado -Anabel Fernández Sagasti- para trabajar en la medida. Según relató en una entrevista con Ernesto Tenembaum en radio Con Vos, la idea surgió en un diálogo con el gobernador de la provincia de Santa Fe, Omar Perotti, y la ex mandataria se enteró recién el jueves pasado, cuando compartieron una cena en la Quinta Presidencial de Olivos.
“Yo escuché que discutían si fue una decisión de Cristina. No fue así. Lo hablé con el gobernador de Santa Fe y Anabel se sumó porque tenía un proyecto de expropiación. Es una decisión de algo que me preocupa a mí porque no estamos hablando de cualquier empresa”, enfatizó el Presidente.
Y agregó: “Si vos le preguntabas a Kicillof o a Santiago Cafiero si Alberto tenía el plan de expropiar Vicentin, te hubieran dicho que no porque no lo hablé con ellos. No lo hablé absolutamente con nadie, salvo con Matías Kulfas, a quien le dije que esto tenía que quedar en total reserva porque entiendo la incidencia que tiene”.
¿Cómo se incluyó a la senadora Fernández Sagasti en la discusión de la medida? “Ella me vino a ver por una vieja disputa que hay entre La Pampa, Neuquén, provincia de Buenos Aires, Neuquén y Mendoza y en ese contexto salió el tema de Vicentín. Ahí se me prendieron las luces y no le dije nada; 20 días después la puse a trabajar con Matías en el tema y ella hizo un gran aporte”, relató el mandatario.
La relación con CFK
El jefe de Estado dedicó una gran parte de reportaje para hablar de cómo es la toma de decisiones en el gobierno nacional y cuál fue la influencia puntual de CFK en el avance del Estado sobre Vicentin, una jugada política que presenta similitudes con los procesos que atravesaron YPF, Ciccone y otras compañías entre 2007 y 2015.
“Yo tengo un vínculo personal de muchos años con Cristina que excede lo político. Cristina tiene una historia política que me excede políticamente a mí. Con Cristina hablo de todos los temas de gobierno, pero la verdad es que sería muy injusto con Cristina si dijera que impone posiciones. Ahora, con Cristina tenemos muchas miradas en común y tenemos algunas miradas divergentes”, introdujo.
“Cristina cenó conmigo el jueves. Le dije ‘el fin de semana voy a hacer esto’ y ahí coincidimos en la mirada, pero no es algo que yo le estuve preguntando. En ese encuentro aprovechamos también para ordenar la agenda legislativa. Cristina no ha sido una Presidenta más: ha dejado gente que la quiere y gente que no, es un personaje.... me sale la palabra polémica", ahondó.
Y continuó: “Hay sectores que son muy reactivos a ella; hay una voluntad de demonizar a Cristina y de perjudicar al gobierno mostrando a Cristina como lo que no es, ese demonio que no es”.
Fernández dijo que la recuperación de la Argentina postpandemia deberá construirse con gobernadores y dirigentes de todos los partidos políticos a través de un gran acuerdo social. Y puntualizó: “Si alguna vez me ven defeccionar en esta palabra, la culpa será mía y no de Cristina”. “Lo digo públicamente para terminar de aventar esta historia negra de que Cristina me reta y me pega dos gritos para hacer lo que no quiero hacer. Eso no existe y no permitiría que eso exista”, completó.
Una medida excepcional
El jefe de Estado retomó el tema Vicentin y rechazó los análisis de quienes advierten sobre una “chavización” del gobierno, y aseguran que esta expropiación es el primer paso de un plan mayor en el que el Estado avanzará sobre la propiedad privada.
“Nadie puede pensar que nosotros tenemos como política quedarnos con las empresas privadas, esencialmente porque no creo en eso. La medida sobre Vicentin es algo absolutamente excepcional”, aseguró Fernández. “Nosotros no estamos expropiando una empresa próspera sino una compañía en quiebra que está en concurso de acreedores. Si funcionara normalmente, no hubiera pensado en nada de eso. Esa es la diferencia en la discusión de las políticas intervencionistas”.
Además, el mandatario aclaró que no le gusta llamarla expropiación sino “rescate de Vicentin, que es un operador muy importante para el país. Hicimos un rescate para que los trabajadores sigan con sus tareas y los productores sigan produciendo con alguien que les genera confianza”.
En ese marco de discusión y alertas de la oposición por un posible intervencionismo creciente, Fernández realizó una especie de declaración de principios: “Quien me conoce sabe que soy un hombre que cree en un capitalismo más justo, pero que cree en el capitalismo. No me da vergüenza decir que soy un capitalista... sí me da vergüenza decir que el capitalismo en el que creo se convirtió en un capitalismo financiero sin contenido ético”.
“Eso me avergüenza y debemos revisarlo, pero esto no es comparable de ningún modo con las medidas que la historia repite en otros lugares del mundo, no tiene nada que ver con la vocación y la excepcionalidad que ha tenido esta medida”, remarcó en referencia a las comparaciones con Venezuela.
Deuda, dólar y default
El jefe de Estado también habló de la negociación con los acreedores externos y pidió calma, en un mensaje dirigido a los que reclaman una resolución inmediata del tema: “Cuando fue la negociación de 2005, la oferta se hizo en enero y se cerró en diciembre... estas negociaciones nunca se arreglan en un día. Nosotros llevamos unos dos meses (de tratativas) y se avanzó muchísimo”.
“Si hay alguien que no quiere ir a default es el presidente argentino, no me interesa que la gente caiga en default. Yo podría haber cerrado un acuerdo ya, pero el problema se lo hubiera dejado al que viene. Argentina debe tener una deuda sostenible en el tiempo, sustentable y que el que me siga pueda cumplirla, eso necesito. Nosotros vamos a hacer una nueva oferta (probablemente el viernes) pero cada vez más al límite de lo posible”, adelantó en la misma entrevista.
Además, Fernández apuntó que se trata de “una discusión difícil en la que se usan todas las armas"; entre ellas, señaló que “en un país con déficit de divisas, presionar sobre el dólar es un gran elemento de presión”. En ese contexto, al ser consultado sobre una futura devaluación, respondió que no descarta nada porque “la economía es dinámica”, pero aseguró: “Nuestro propósito no es devaluar nada, sino que los números se ordenen”.
Finalmente, el mandatario insistió con que “ya se explicó plenamente la voluntad de alcanzar un acuerdo” con los bonistas, y recordó que diferentes organismos y gobiernos del mundo les advirtieron a los acreedores que “están tirando de la cuerda más de lo debido”. De todos modos, concluyó con un mensaje optimista: “Confío en que finalmente podamos encontrar un acuerdo, pero no voy a cerrar algo que sea un problema futuro para el país y ponga en riesgo la vida de los argentinos”.
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