"Acá hay que discutir cómo comes hoy y la semana que viene, hay que pedirle al Estado que no sea parte del problema”, dijo.
El economista Juan Carlos de Pablo destacó hoy que le “preocupa que el Presidente no tenga a nadie al costado que le diga ‘Alberto esto es una estupidez’” en referencia a las declaraciones de Alberto Fernández del pasado fin de semana y a la idea tener estrategias por regiones y sectores para la post-pandemia. También habló de los dichos de Fernández al Financial Times en los que destacó que no cree en los planes económicos.
Además, criticó: “Lo que es más importante de la frase del Presidente es que se la dijo al Financial Times, un diario que no lo lee La Cámpora, lo leen los bonistas”. “Yo no me canso decir que la palabra presidencial está muy devaluada”, señaló.
Además de la falta de un plan económico, De Pablo habló del impacto de la cuarentena en la vida de los argentinos y en las empresas locales, fue enfático cuando detalló que pandemia y cuarentena no son sinónimos, y le pidió al Estado que no sea parte del problema. Fue una entrevista en Radio Mitre, en diálogo con Jorge Lanata.
“Esto es economía. En economía, un plan económico puede ser un documento o no”, explicó sobre las declaraciones del Presidente. Y recordó los planes económicos de Arturo Frondizi en 1958; de Adalbert Krieger Vasena, en 1967; y el Plan Austral de Juan Vital Sourrouille, en el gobierno de Raúl Alfonsín en 1985. “Fueron fechas. Después hubo otras. Pero simultáneamente se deben dar dos consecuencias. La coherencia, que la medida cuatro no vaya en contra de la medida dos. Y en segundo lugar, la relevancia. Es una cuestión de aplicación”.
Lo que es más importante de la frase del Presidente es que se la dijo al Financial Times, un diario que no lo lee La Cámpora, lo leen los bonistas
En ese contexto, el economista explicó que cree que el equipo económico le hace a Fernández una “planilla de Excel con regiones y sectores y le están errando. Hay que ser poco pretenciosos, pero hacer las cosas bien. No se puede pedir autorización para todo, juntar todos los papelitos y que algún genio en la Casa Rosada decida qué se puede y qué no”, destacó en referencia a las trabas para las empresas en este contexto.
“Nos cayó un piano de cola en la cabeza y estamos viendo cómo le encontramos la vuelta, haciendo mil volteretas para ver cómo llegamos. Acá hay que discutir cómo comes hoy y la semana que viene, hay que pedirle al Estado que no sea parte del problema”, afirmó.
De Pablo aseguró que nadie está seguro cuándo terminará el pico de la pandemia, pero advirtió que la cuarentena “se viene flexibilizando por derecha y por izquierda”. “Yo estoy entre los optimistas, entre los que creen que esto se reactiva más rápido que lo que dicen los pesimistas. La gente lo que quiere es volver a su vida normal”, dijo.
Si hay alguna importancia en eso, yo no me canso decir que la palabra presidencial está muy devaluada
Sin embargo, le pidió al Gobierno coherencia en las medidas económicas. “Están aumentando los costos y si congelás los precios, generás desabastecimiento. No me quieras convencer de que tenés información”, dijo.
Esta semana, Alberto Fernández pronosticó que la recuperación de la economía llegará en 2021, de la mano del campo, la obra pública y la obra privada. “No tengo la menor idea. Y creo que el presidente no tiene la menor idea. Me mato de risa de los pronósticos, los haga quien los haga”, explicó.
Precios y el riesgo de una hiperinflación
De Pablo reiteró que pandemia y cuarentena no son sinónimos. Para quienes sufren las consecuencias de la crisis, no es lo mismo responsabilizar a la pandemia que a la cuarentena, que depende del Gobierno. “Dios sabe cuándo será la pospandemia, pero la poscuarentena es distinta. Desde el punto de vista práctico se viene flexibilizando por derecha y por izquierda. Si sos demasiado estricto por derecha, saltan el cero por izquierda”, dijo. Sobre las perspectivas económicas, aseguró que son inciertas.
De Pablo se preguntó si después del sinceramiento de los precios vendrá una hiperinflación y consideró que, como sucedió en otros momentos de la economía argentina, este fenómeno dependerá de la credibilidad del Gobierno. Así fue en 1985 durante el gobierno de Raúl Alfonsín y en 1991 durante el Gobierno de Carlos Menem, donde la corrección de precios no llevó a la hiper. Pero sí en el Rodrigazo en 1975.
El economista destacó que la realidad de la economía argentina es muy heterogénea, con sectores que están mejor que otros —como por ejemplo quienes venden alcohol en gel o barbijos—, otros que no tuvieron grandes problemas y otros que sí. Pero también advirtió que la pandemia trajo cambios transitorios y otros cambios que llegaron para quedarse, como la forma en que se compran y se venden los productos.
“Hoy una fábrica funciona con una forma de producción similar a la de marzo, pero ahora en cada empresa las reuniones, la facturación y otros temas se hacen de manera remota. Les pido por favor a los legisladores que antes de empezar a poner restricciones, entiendan que se trata entiende que se trata de una emergencia. Que no marchiten una serie de cosas que le permiten a un conjunto de compatriotas ver cómo le encuentran la vuelta”, cerró.
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