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La imbecilidad marca un destino personal y también el destino de un pueblo. En éste caso el destino no es una cabeza rota contra un poste, o una derrapada en contra mano, en éste caso específico se trata de la salud. De tu salud. 

 

 

Ya quedó perfectamente claro que no pueden ser empáticos, ni por sensibilidad que sería tener compasión, no sentir lástima, compasión: acompañar al otro en su pesar, en su camino difícil, en su padecer por los golpes de la vida misma.

 

 

Y tampoco por inteligencia, no pueden ser empáticos ni siquiera por inteligencia.  Inteligencia de reconocer que nos conviene a todos mantener y respetar las reglas del juego, porque en el futuro tendremos que convivir y reconstruir una provincia que quedará desbastada, más empobrecida, con más necesidades y si no la reconstruimos entre todos los que pisamos éste bendito suelo, estamos en la lona.

 

 

Entonces estimado y calificado lector y lectora, llegó el momento de pensar en uno. En UNO egoísta y excéntricamente UNO.   Con todas tus fuerzas, con todo tu ser.

 

 

Olvidate de todos, no importa quienes metas en la bolsa del “TODOS” olvídate. Nadie te va a cuidar, nadie te va a decir la verdad, todos te van a decir que no se sacan el barbijo ni para ir al baño, que inclusive comen y besan  con él, que tienen las axilas ardidas de tanto alcohol en gel y lavandina que se ponen. 

 

 

Te van a decir que el último beso fue hace 5 meses y que ya pasó la cuarentena, que no se chapo a la nueva amiga en esa tarde de sol que fueron al parque, que no compartió un sorbo de fernet que le convido su amiga Claudia, que ya se acostumbró y no se saca el barbijo ni siquiera para besar al nuevo compañero de trabajo, sí, sí, ese que al segundo de conocerlo te arruinó el día.  Mate? jamás que es eso? 

 

 

Te contarán que es más cómodo el barbijo al tener que cargar las cajas de mercadería, que ya ni lo sienten y contarán anécdotas al estilo; Queres creer que llegué al banco y en la fila éramos 7 pero sólo dos teníamos el barbijo puesto y “el campera roja” cómo si nada, ni se calentó me entendes? Para que lo ponen, naaaa si esto no dá para más. Y la distancia nadie respeta la distancia tenia a una mina pegada le dije…flaca distancia por favor…

 

 

Cuantas de éstas escuchaste? Infinidad, como yó. Así que estimada y calificada lectora, estimado lector llegó el momento de ser UNO, ser egoístamente UNO. No creas en nadie. 

 

 

Acordate de Rambo cuando lo dejan solo en el desierto y su vida dependía sólo de él. Únicamente de él. Ni la morocha fantástica que aparece semi desnuda entre las hojas del cocotero logra distraerlo. Recordá a la mujer maravilla, o Gatúbela que nadie logró quitarle la mascarilla. 

 

 

No importa que escuches, te digan, o veas a hijos de funcionarios en una reunión, chicas y chicos tomando unos tragos y escuchando música y riendo, como cualquier otros chicos de los cientos que se creen “Súper Chayeros Inmunizados”, revelate, seguí en la tuya. Vos no vas a caer. 

 

 

Que no te desestabilicen las peleas intestinas de quienes quieren crear caos con el fin de llevar agua a su molino. No te calentés, relájate, respirá, mira al cielo, agradecé y seguí en la tuya. Sí egoísta, muy egoísta. Extremadamente egoísta. Pensa sólo en vos. No esperes nada de nadie. No esperes que nadie te cuide, cuídate vos y que se los lleve …a los rebeldes way.

 

 

Comprate un libro o bájalo de internet de Wall Whitman HOJAS DE HIERBA, el supremo cantor del Yo y de la naturaleza, del cuerpo y del alma, de la igualdad del hombre y la mujer, de las delicias del sexo y leételo de cabo a rabo. En una de sus estrofas dice algo así; Así como soy existo…míradme es suficiente, si un mundo me ve o me importa y si nadie me ve tampoco, porque un mundo me ve, el más importante de todos los mundos yo.

 

 

Prestame atención: Sé tremendamente egoísta. Extremadamente egoísta. Sabes por qué te lo digo? Porque si llegas a necesitar una cama con respirador en unos días más…no la vas a tener. 

 

 

La imbecilidad llevó a que estos rebeldes way, lograran que las camas de los hospitales estén casi al borde del colapso. Lograron alarmar hasta al propio San Nicolás, se les pusieron los pelos de punta. 

 

 

El personal médico, viene trabajando día y noche, muchos de ellos sin retirarse a sus hogares por temor a contagiar a sus seres queridos y ya no dan más. Están física y mentalmente exhaustos. No dan más. El cuerpo aguanta y todo tiene un límite. La cabeza resiste hasta un punto tal que estalla y anda a saber para dónde dispara. 

 

 

Las mujeres y hombres que trabajan en la contención y concientización llamados “Camperas Rojas” están hartos de escuchar mentiras de todo tipo, y encima tener que soportar que uno de esos “Súper Chayeros Inmunizados” los maltraten o se los quieran llevar por delante. 

 

 

Estamos donde nos corresponde estar. Hicimos todo lo posible para estar en “Alerta Naranja”. Este lugarcito que alcanzamos nos corresponde a todos. Así que estimado  calificado lector y lectora, “ocupate de vos”.  Nadie va a cuidarte mejor que vos.